Hoy no me puedo levantar
Hoy no me he levantado con resaca y a nadie le ha importado. Siempre está la coña de decir que cuando te levantas fresco un día que no pega es porque “vas a levantar España”. España no creo que sea algo que se pueda levantar, y mucho menos a pulso. España, en todo caso, levita bajo un conjuro de inercia. Y no es porque España pese, la patria vive siempre con lo puesto. Lleva unas bermudas pirata estilo joven Parera, una camiseta del Mundial del 2010 con el 7 de Villa despegado a la espalda y la estrellita sin punta, y una gorra de Renault año 2005. A España no hay que levantarla, ni representarla más de la cuenta. A España le gustaría ser la chavala guapa que va mesa por mesa saludando y tomando, y la realidad es que es el yonko desaliñado al que todo el mundo le dice que no tiene nada. Y de eso tenemos la culpa nosotros, tanto los tontos que dicen levantarla, como los cretinos que se cabrean cuando la acusan de quedarse sentada.
Sobre el tema de levantarse, yo siempre he tenido mis preguntas. Supongo que como a todos cuando nos estaban educando, me jodía mucho que me obligaran a levantarme cuando alguien llegaba a saludar y estábamos comiendo o cenando. Con el tiempo solo hacía falta una mirada o un gesto para que me levantara como un resorte, aunque no supiera quien era la persona. No hay momento más incómodo que un “tú no te acordarás de mí, pero…”. Hacedme caso, decid que sí os acordáis. Luego en el colegio, nos hacían ponernos de pie cada vez que entraba el profesor en el aula, símbolo de respeto al superior. Sin embargo, con el tiempo te das cuenta de que los superiores siempre existen, pero que el respeto no es un puesto o una posición, el respeto es una victoria diaria. La vida es eso, que te obliguen a levantarte, levantarte por gusto y no poder levantarte.
Me acuerdo de que me pareció lo más rebelde del mundo cuando escuché aquello de Los Yesterday de: “Como dijo Blas Infante; Andaluces levantaos. Perdón que no me levante, pero estoy mejor sentao.” Ea, ya está. No hay que darle más vueltas. La mayoría de las veces se está más a gusto sentado. Fíjate si son raras las cosas que la educación y la rebeldía son las dos principales cosas que nos hacen levantarnos. Porque hay veces que te levantas sentándote, al igual que hay veces que atacas y fortaleces a tu oponente y otras que defiendes y en realidad estás atacando. Sinceramente lo digo, me la trae al pairo si Felipe decide quedarse sentado cuando pasa la espada de Bolívar. Lo podría entender. De la misma manera que me da igual si ha decidido levantarse. Me preocupa bastante más que unos hayan edificado un bulo interesado y que otros se lo hayan tragado, que unos hayan salido a atacar y otros a defender y aplaudir solo porque los otros estaban atacando. Que se haya levantado una polémica absurda a raíz de una mentira que deja retratado a unos y a otros. Ojalá Mecano y los Hombres G lo unificaran todo con sus himnos, ojalá, España, no sea más ese pedigüeño de la terraza al que algunos dicen que quieren mucho pero no son capaces de invitarle y al que los otros ni siquiera escuchan. Ojalá mañana no nos levantemos dando otro salto mortal.
EL POYETE
Sevilla, 2001. Caballo de carreras de fondo, escritor de distancias cortas. Periodista, bético, sevillano.