La cara más humana de la campaña de recogida de fondos de Alzheimer Arahal
- Los familiares y profesionales del centro han organizado una serie de actividades para comprar una nueva furgoneta adaptada
- Piden la colaboración de administraciones públicas, comerciantes, empresas y sociedad en general mostrando la realidad de las personas a las que atienden
La cara humana de Rosario Perdigones Montoya dice que tiene 86 años y el semblante de una mujer fuerte de carácter, mira con el ceño fruncido pero luciendo una pícara sonrisa. Ha criado a seis hijos, la mitad vinieron al mundo de una vez, fueron trillizos en unos años en los que los partos se atendían en casa. Es una de las usuarias de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Arahal. En total, atienden a 24 personas de entre 69 y 96 años afectados por alguna de estas enfermedades.
Todos tienen detrás una vida de duro trabajo porque representan a la generación que vivió la posguerra española y días de mucha escasez. Ahora, bajo la tutela de familiares, son ajenos a la falta de los recursos que necesitan para atenderlos. No saben nada de subvenciones, IRPF y falta de atención por parte de las administraciones. Por esta razón, los profesionales del centro y familiares los mantienen ajenos a una campaña de recogida de fondos que acaban de comenzar. El centro necesita con urgencia una furgoneta adaptada y han empezado pidiendo la colaboración de empresas, administración local, comercios y sociedad arahalense.
En estos días, preparan huchas para repartirlas por todos los comercios de Arahal y están vendiendo papeletas para dos sorteos de camisetas del Real Betis Balompié, FC Sevilla, firmadas por sus jugadores, y del CD Arahal. Pero saben que con estas actividades no pueden llegar a los 52.000 euros que necesitan para comprar la furgoneta adaptada (incluye plataforma, sistemas de retención, peldaño lateral y asidero).
La Asociación Alhei-Arahal se mantiene gracias a la aportación de los familiares de los usuarios y las subvenciones de las administraciones públicas. El Ayuntamiento de Arahal le concede desde hace años la misma cantidad, 9.200 euros, que se suman a los poco más de 1.200 euros recibidos de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, y a los 12.000 procedentes de la subvención con cargo al 0,7 por ciento del IRPF. Con ello mantienen los gastos del centro y a tres profesionales todo el año, dos auxiliares y una psicóloga.
Teatro, concierto y publicidad
Para la organización de la campaña intentan reunir una cantidad que les parece imposible. Al frente de la misma está Manuel Suárez, propietario del Catering Las Torres, que formó parte activa de la asociación mientras su madre fue usuaria. Junto a los familiares y profesionales del centro, intentan sacar adelante el proyecto y mostrar a la sociedad el carácter humano que hay detrás de esta petición.
Para Norma Torres, psicóloga del centro, sin ayuda es imposible reunir esta cantidad. “Sólo somos tres personas, ahora tenemos a dos auxiliares en práctica, pero no llegamos a más”. Los familiares se han movilizado y, además de los sorteos y las huchas, han organizado una serie de actividades para recaudar fondos. Los días 19 y 20 de abril desde el Centro de Participación Activa organizan una obra de teatro (Entremeses de los Hermanos Álvarez Quintero) que se interpretará en la Casa de Aire y, en octubre, quieren recuperar la marcha solidaria pero con el reparto solo de un dorsal.
Están también preparando un concierto de marchas procesionales con las bandas de Arahal y diferentes artistas locales. De momento no han gestionado quienes formarán parte del cartel. Y en su periplo de recogida de fondos, han hablado con bancos y cajas de ahorro. “La única que ha contestado ha sido La Caixa que nos cede todas las inscripciones de la carrera La Cal y el Olivo”, cuenta la psicóloga.
Para terminar, van a dividir el exterior de la furgoneta en cuadrículas y vender estos espacios a empresas de la localidad. El objetivo es ofrecer promoción a cambio de su participación económica en el proyecto. Además dejarán en todas sus publicaciones el número de una cuenta bancaria (ES70 2100 2623 1301 1030 0478), insisten en que cuenta cualquier cantidad donada.
La cara humana de los usuarios
En estas últimas semanas, Norma Torres atiende el centro por la mañana a la vez que organiza parte de esta campaña. En el salón, los usuarios, ajenos a todo el trajín que montan para poder conseguir esa furgoneta, realizan las actividades del día. Guillermo es uno de los más charlatanes, reclama la atención diciendo que ha trabajado 35 años de fontanero para el Ayuntamiento de Arahal. “Entré con Alfredo Cortés y después he conocido a muchos alcaldes. He enseñado a mucha gente a trabajar el oficio”, cuenta. Y se emociona cuando reconoce cuál es la familia de los que hoy han ido a verlo y le hacen tantas preguntas. “¿Eres la hija del Beleño? Era muy amigo mío Rafael”, dice mientras las lágrimas buscan salida a su demencia.
José Veguilla, con deterioro cognitivo, es el más joven de los usuarios. Los recuerdos lo sitúan durante los últimos años acompañando a la Agrupación Musical Santa María Magdalena, de la que fue músico incluso “antes de ser agrupación, cuando era la OJE (Organización Juvenil Española) y ensayábamos en la antigua farmacia municipal”. Ha tocado varios instrumentos, “hasta la gaita” y ha pertenecido al mítico grupo carnavalero ‘Los Cachiporritos’ y a la caseta de feria donde se puede encontrar su origen, ‘De todo un poco’.
A su lado, Antonio Ortega dibuja con el dedo la forma de un coche y con frases sueltas explica sobre las medidas de un edificio o dice frases sin conexión. Todas salen del batiburrillo en el que se ha convertido su mente afectada por el alzheimer. Es ingeniero técnico y dio clases durante muchos años en uno de los institutos de Arahal, La Campiña. Si le preguntas, las respuesta no tienen sentido, sin embargo dice del tirón los nombres de su mujer (Eulalia) y de su hija (Aurora), es el único momento en el que su semblante sonríe. “Sabe inglés y cuando venimos con una camiseta que tiene serigrafiada una frase en este idioma, rápidamente la traduce”, cuenta Norma.
Estar un rato con los usuarios de la asociación es no parar de escuchar historias sobre familias de Arahal. Como la que cuenta María que fue una de las trabajadoras de la fábrica La Palmera durante muchos años. Mientras intenta contestar a las preguntas de Norma, mira y le manda besos a Nerea, otra de las auxiliares. Es un juego entre ellas a través del que explica que su familia tuvo una vaqueriza “en la calle María Beltrán” que llevaba entre la madre y dos hermanas más (Paca y Manuela) porque su padre falleció pronto y su madre planchaba en distinta casa. “Hacíamos quesos”, dice de pronto.
Y muy cerca de María, está Rosario Perdigones. Gesticulando con brazos y manos para explicar “todo lo que he trabajado para sacar adelante a mi familia”. También estuvo en la fábrica La Palmera y “sin ayuda” sacó adelante a seis hijos, tres de ellos nacieron el mismo día. “Solo tres meses dejó mi marido de trabajar”, apunta.
Frente se oye a una mujer canturrear sin parar. Es Rafaela del Río y ha cosido toda su vida. “Aprendí con las costureras de la calle y mi hija aprendió de mí. Mi madre me compró una máquina”. Cuándo le preguntas a Rafaela si quiere volver a coser, pone el gesto en modo negativo y afirma rotunda “que me dejen tranquila, bastante he cosido ya”.
Cada usuaria o usuario, a la par que monta el puzle del día, escribe o dibuja, cuenta su propia historia, a veces de forma inconexa, otras con un sentido que sólo saben quienes los conocen. Pero mientras están en el centro, sus cuidadoras los miman y entienden un desapego con la realidad que crece día a día. Ellas, junto con sus familiares, recogen restos de su memoria para unir historias de una generación de personas que ha tenido que luchar mucho en la vida para salir adelante y que merecen más atención de las administraciones públicas y de la sociedad. Sobre todo porque ya han tenido que hacer frente a muchas necesidades.
Este es el objetivo de la campaña que acaban de poner en marcha en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Arahal. Con identidad propia y rostros lleno de humanidad.
Redactora de El Pespunte.
Periodista sevillana con más de 30 años de experiencia. Fundadora y CEO de AionSur durante 10 años. Especializada en reportajes agrícolas y sociales en la provincia de Sevilla.