Abuelos
A través del tiempo vamos realizando acciones cuyos efectos tienen vigencia durante el periodo del uso demandado. Terminado dicho periodo, y perdida la utilidad de los hechos, éstos son registrados y, con el transcurrir de los días, quedan relegados al olvido o convertidos en recuerdos solapados.
Cuando enciendo el ordenador es para ejecutar alguna tarea nueva o para editar sobre documentos ya existentes contenidos en carpetas o archivos. Al margen quedan aquellos documentos antiguos sin utilidad actual y fuera ya de mi interés. Pero las cosas suceden cuando tienen que suceder y, recientemente, mi mirada cayó de forma fortuita sobre uno de esos documentos, lo abrí y mi sorpresa fue encontrar un audio de diálogos y voces de niños que inmediatamente identifiqué como pertenecientes a dos diablillos que conozco bien. Curioso, pensé que quizás existiesen otros, busqué y encontré varios archivos más, tanto de audio como de imágenes. Los recopilé y los introduje en una carpeta con el fin de tenerlos más a mano.
En el curso de la existencia se produce el hecho de que cada vez que nace un niño, nacen con él cuatro abuelos. Cuando el acontecimiento es conocido llegan para éstos abundantes felicitaciones y parabienes de familiares y amigos. Se siente el júbilo en casa, Pero este estado de alborozo no se detiene en ese momento. Andando el tiempo, al poco y para siempre, cuando los nietos cruzan el umbral de la casa, llenan de gozo y alegría el corazón de los abuelos.
Los nietos son para los abuelos como duendecillos buenos que se introducen entre ellos colmando de dulzor y regocijo ese periodo de la vida que llamamos vejez.
Los abuelos son para los nietos sinónimo de libertad, de recibir atenciones, de ausencia de regañinas así como de deberes, que es tarea a cargo de sus padres.
El contento es, pues, mutuo. El abuelo se presta con gusto a las exigencia lúdicas de los nietos, compartiendo con ellos travesuras y pillerías, como tirar de los pelillos o quitarle los zapatos al abuelo cuando inocentemente creen cogerlo descuidado. Con la abuela es otra cosa. Se acercan a ella buscando cariño y ternura. Les cuenta divertidas historias y, rascando con dulzura sus barriguillas, los tranquiliza y duerme.
La vida se escurre a través del tiempo que, huidizo e inasible, va dejando atrás los días cambiándolo todo. Aquellas vocecillas delgadas como hilos, pero intensas en su sonoridad, salidas de las diminutas gargantas de los nietos, engrosan hasta convertirse en potentes vozarrones. Atrás quedan los paseos de la mano de los abuelos, los juegos y los juguetes, las chuches…, pero quedan las tartas y regalos de cumples, conversaciones sobre sus estudios y sus proyectos e incluyendo cualquier tema. Y, sobre todo, queda el amor de los abuelos hacia sus nietos para todas las generaciones.
Con el material encontrado he confeccionado un pequeño vídeo por la necesidad de expresar mi alegría al recordar los tiempos de infancia de aquellos diablillos que, aunque lejanos ya, siguen llenándonos de gozo.
Antonio Palop Serrano
Amante de las letras, la enseñanza, la tecnología y, sobre todo, de Osuna.
Nacido en 1929 en El Saucejo (Sevilla) es el columnista con más experiencia vital que posee El Pespunte. Ha dedicado su vida a la enseñanza de EGB en distintas localidades andaluzas y su pasión por la informática le llevó a aprender a editar vídeo y audio y, por devoción, a no alejarse de Osuna.