CONSOLACIÓN (Virgen de). Entre realidad y fantasía.

Buenas días, Consolación (Virgen de). Me he levantado muy temprano, somnoliento y perezoso, pero contento, alegre, porque acudieron a mi mente íntimos recuerdos del pasado, de nuestro pasado, transcurrido ahí, en la plaza donde se sitúa tu casa y donde jugábamos los chiquillos a la pelota (de trapo).También jugaban las niñas en la parte de arriba,
¿Recuerdas los tiempos en los que yo era niño? Vivíamos cerca una de otro, tú en tu iglesia de siempre y yo en las proximidades a la plaza. En mi deambular por el medio atiné a entrar en tu casa, te vi y confieso que me caíste bien. Nos miramos, nos sonreímos y se estableció entre nosotros un diálogo, que, aunque mudo, fue muy elocuente y conmovedor. Desde entonces te convertiste en razón permanente de estima y afecto para mí.
Desde que nos conocimos me atrapaste la mente y el corazón y te he llevado conmigo para nunca olvidarte. Había otras vírgenes, pero tú fuiste mi amiga preferida, por lo que iba a visitarte con frecuencia. Incluso te acompañaba cuando salías a pasear por las calles del pueblo. Te esperaba a la salida de la iglesia y te seguía por aquí y por allí hasta que te recogías.
El destino quiso que nos separásemos hace muchos años. Tú permaneciste en tu casa, pero yo hube de ausentarme. Al principio intermitentemente, después de forma permanente. No obstante, hago visitas frecuentes a mi origen y suelo pasar por la plaza siempre que me es posible y contemplar tu casa, tan familiar para mí. Siempre la encuentro cerrada, pero yo miro la puerta y, entonces, como en una sesión de ilusionismo, salta el prodigio: la puerta se torna transparente y nos miramos, yo te veo y tú me ves, nos hablamos en silencio, permaneciendo así unos instantes hasta que cesa el hechizo. La puerta vuelve a su opacidad natural y una densa melancolía invade la plaza. Algo mustio, pero con la satisfacción de haber propiciado tu proximidad y sentido su encanto, me retiro a otros encuentros.
Tú sabes bien que me falta el primer eslabón de la cadena que une a los creyentes con la espiritualidad trascendente, pero también que no permanecí pasivo ni indiferente y que, cual argonauta en busca del Vellocino, me lancé al proceloso mar de la inquietud y la ansiedad en pos de la pista que me condujera al encuentro de ese eslabón. Fueron dos, tres años de implacable y angustiosa búsqueda. Utilicé todos los medios que en ese momento encontré a mi alcance: asistencia asidua a los oficios, oración, lecturas bíblica y evangélica, Y la biblia tenía razón, Kempis…, consultas a expertos hombres de hábito y sotana. Pero la luz que yo esperaba encontrar se escurría entre rendijas oscuras con cada intento, y en mi desesperada tentativa topé con El drama del humanismo ateo. La luz se hizo, pero contra el propósito de su autor, pues no iluminó el campo al que yo miraba sino justo al opuesto. Me invitó a seguirla y, apaciblemente, me condujo al agnosticismo y, puesto que el designio no me puso en la senda de la primera de las teologales, en el agnosticismo me quedé, donde encontré ponderación, sosiego y paz.
Pese a mi impotencia para adentrarme en la esfera de la religiosidad, nunca me ha abandonado mi afecto hacia ti ni el cariño que me inspiró tu identidad. Siempre respeté tu santimonia, y aún sigo y seguiré haciéndolo, porque eres motivación de fe y objeto de adoración de la grey católica. Sin embargo, tú conoces de siempre mi personalidad y sabes que mi relación contigo se fundamenta en unas vivencias del niño adolescente que yo era y su posterior evocación idealizada; y sabes también que la dicha relación no trasciende la naturaleza humana , si bien en esa evocación siento proximidad, estima y empatía hacia tu entidad, cualquiera que sea su naturaleza. Por tanto, tú quedas fuera de toda controversia y disquisición y, acatando tu estado, bien sea sobrenatural o secular, seré siempre tu fiel e incondicional amigo.
Antonio Palop Serrano
Marzo 2023
P.D. Te mentí. Primero te dije que no te escribiría y después ha sido que sí. Perdóname este desliz con el octavo.
Adicional.
Consolación (Virgen de), tú lo conoces todo y sabes, por tanto, que en estos últimos tiempos ha caído sobre mí una lluvia de chuzos que han herido, no solamente mi estado físico, también mis potencias.
No te extrañe, pues, que este sea, casi con toda probabilidad, MI ÚTIMO TRABAJO en este sitio.
Agradecido quedo a las personas que han leído mis líneas y visto mis vídeos, sin olvidar al conjunto de mis paisanos de Osuna, a quienes deseo, sin excepciones, que la vida les conceda días de gozo, felicidad y paz.
