El salto de la pulga

Hay términos que me dan especialmente “coraje”. Sobre todo, porque su uso excesivo publicitado hasta la saciedad en las tazas de Mr. Wonderful nos hace caer en un optimismo tóxico. Ese positivismo naif y caprichoso donde el pensamiento sin acción es una esclavitud paralizante. No solo hay que pensar, y sentir, hay que actuar. Uno de esos términos es la “resiliencia”.
Según la Real Academia Española (RAE), la resiliencia es un sustantivo femenino, uno, definido como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” y, dos, “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”.
Por otro lado, resiliencia recuerda a “resilina”, que es una proteína elástica parecida al caucho que se encuentra en numerosos insectos y está presente donde ocurren movimientos repetitivos, como en la articulación de las alas, el movimiento y la producción de llamadas. Mmm… resiliencia e insectos. Ahora el término, empieza a gustarme un poco más.
No sería la primera vez que utilizamos a insectos para construir una metáfora vital. Así de oruga muchas veces nos hemos elevado a mariposa. O de hormigas nos hemos excedido en trabajadoras. Sin embargo, querida lectora, querido lector, permítanme que en esta ocasión utilicemos la potencia de nuestra mal afamada pulga para invitarles a impulsarnos en esta habitación propia tan alto como nuestras camas elásticas permitan. Ahí va…
La pulga salta una distancia de hasta 200 veces el tamaño de su cuerpo. En 1967 Henry Bennet Clarck descubrió que las pulgas almacenan la energía necesaria para sus espectaculares saltos en el aire en un doblez elástico en el tórax hecho de la proteína que anteriormente describimos como resilina. Es decir, su capacidad de salto está contenida en un resorte interno, y no en sus diminutos músculos. Guau…
Además, si las colocas en un tarro, no tardarán en saltar al exterior. Sin embargo, si tapas el tarro comprenderán, tras intentarlo repetidas veces, cuál es el límite y comenzarán a saltar justo hasta por debajo de la tapa. Podemos pensar que gran capacidad de adaptación tienen las astutas pulgas porque si no pueden hacer mucho más, mejor adaptar el salto y economizar energía. El problema es que, si retiramos la tapa, siguen saltando por debajo del nuevo límite sin que nada les impida saltar al exterior…Y es que, a veces es más difícil darse cuenta de que podemos saltar, que saltar.
Querido lector, querida lectora, ¿cuál es su resorte interno? ¿qué proteína o, don único, le produce la capacidad de saltar 200 veces su tamaño con independencia de su origen de nacimiento, sexo, religión, apellido o cuenta bancaria? Su cultura heredada decenas de siglos antes de que viera la luz con seguridad le ha encerrado, nos ha encerrado, en un bote con una tapa que le enseñó que solo puede saltar hasta 20, 30, 70 o con suerte, 150 veces su tamaño, y no 200. Apuesto a que está cansado, cansada, de intentar saltar topándose siempre con esa barrera y, se ha acostumbrado, todos lo hacemos, a saltar justo por debajo del límite impuesto.
Sin embargo, querido lector, querida lectora, en algún momento la tapa va a abrirse. Siga saltando, permítase descansar si lo necesita, pero no deje de mirar hacia arriba, de observar la tapa para cuando se abra desatar toda su energía interna que le capacita para salir del bote y poner en libertad su don. No solo se merece experimentar su gracia o virtud intransferible, si no, además, ponerlo al servicio del mundo. En la medida que usted salte, permitirá que por mímesis el resto también lo haga. Y poco a poco, uno a uno, empezaremos a colocarnos donde deseamos y no donde el otro espera que estemos colocados.
La próxima vez que nuestras mal afamadas amigas las pulgas hagan que se arrasque su perro, recuerde estar atento, atenta, a cuando su tapa se abra y salte con todas sus fuerzas internas. Usted va a conseguir salir. Confío en que lo consigue. Piense, sienta, y actúe. Como afirmó Víctor Hugo, “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”… Actúe porque llegan nuevos tiempos.
