¿Maniqueísmo o realidad?
Leyendo las reflexiones de “mi admirado animal de la azotea” acerca de la juventud de nuestro tiempo, observo que pese a la gloriosa madurez de los veinticinco años de otras épocas, que le alumbran, (pienso en el 27), siente una especie de vergüenza por tener una visión maniquea de la película.
Pero creo que su visión es acertada y su vergüenza infundada, porque apenas si existe término medio.
Lo que hay es eso.
Si miramos un tablero de ajedrez, sólo veremos piezas negras o blancas.
Y es que sólo hay piezas negras y blancas. No es mejor ni peor, es lo que hay.
Otra cosa, pienso yo, es preguntarse cómo hemos llegado a esta situación.
Está claro que nosotros, los padres y a veces casi abuelos de esos niños, no lo hemos hecho bien, porque el resultado salta a la vista.
Por cada chaval que se cuestiona las cosas, que tiene dudas y que busca respuestas en todo sin encontrarlas en casi nada, repito, por cada chaval de esos, hay diez “Epsilon-menos” (*) que toman su ración diaria de “Soma”, (**) mientras vagan de pub en discoteca, a veces de camareros, otras de clientes, en un aprendizaje práctico del Consumismo que los esclaviza, pero que ellos no ven.
Nuestra generación, la que hoy día tiene entre 50 y 65 años, creció en una dictadura que nos obligó a leer y estudiar entre líneas, a realizar unos esfuerzos titánicos, pero también eran titánicas las fuerzas y las ilusiones que nos movían.
Había que hacer un país nuevo, y lo hicimos, pero… por lo visto, no lo hicimos tan bien como debíamos.
De aquellas gentes, parte bajamos la guardia, y parte (mercaderes tunantes disfrazados de hombres de izquierdas), con la excusa de la modernización, vendió el país a las multinacionales y se subió al carro del poder.
De ahí a la corrupción había tan poca distancia, que en muchos casos ya estaba recorrida.
Y de aquellos polvos, vinieron estos lodos.
Sería muy maniqueo y además falso por mi parte, si redujera la ecuación a estas dos tipologías.
Por supuesto que en Sodoma había hombres justos. Pues claro que los había.
Afortunadamente.
De cualquier forma, los culpables somos nosotros, unos por acción y otros por omisión.
Nos trajeron la tele basura multicanal y full-time; vinieron los planes de estudio perversos (milimétricamente estudiados en los institutos de sociología dependientes del Sr. Kissinger), que hicieron de nuestros jóvenes y adolescentes unos perfectos ignorantes, que no distinguen parásito de supositorio; vinieron leyes que finalmente provocaron desestructuración en la familia, porque de ese modo se consume mucho más, etc. etc.
Nada de esto ha ocurrido en tres días.
Ha sido algo que ha pasado en más de 30 años y en nuestras propias narices:
Primero se “acondiciona” la población, después se fabrica la crisis y luego se le echa la culpa a la misma población que la sufre, que para eso sirve la estupidización y la desinformación.
Hacer esos encajes de bolillos sociales, políticos y económicos en el seno de una sociedad culta, informada y con capacidad crítica, es mucho más difícil.
Manipular una sociedad de tontos, “está chupao”:
Noam Chomsky dixit.
Y ante estos jóvenes, que no tienen razones aparentes, ni capacidad para revelarse (¿por qué y para qué?), deberíamos ser nosotros quienes nos tirásemos a la calle, y de camino, darles una clase práctica de Ética Política, que buena falta les hace.
A ellos y a nuestros gobernantes.
Y razones nos sobran.
¡Vaya si nos sobran!
* En la novela de Aldous Huxley “Un Mundo Feliz”, los “Epsilon-menos” eran los individuos biológica y socialmente más bajos de la escala. Eran androides.
** El “Soma” en esa misma novela, era la droga que el Estado daba a los miembros de las clases inferiores, para asegurarse su esclavitud.
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