El tren de las 6:30
Nacía en Osuna o en la Roda, no lo sé, y a tan intempestiva hora nos trasladaba a Sevilla después de cinco horas de viaje. Al principio fue un tren de escasos viajeros, excepto cuando se trataba de ir a tallarse a Utrera cuando se cierra la zona de Osuna, que albergaba un batallón de reserva y la caja de reclutas. Por lo demás, hombres de negocios, visitas al médico y gestiones en la Administración que por entonces estaba totalmente centralizada en Sevilla.
El tiempo avanza y la tecnología agraria también produciendo una expulsión continúa de mano de obra, sin tener Andalucía, ni por supuesto Osuna, capacidad para reconvertirla y absorberla en otro tejido productivo. Más o menos lo que ocurre en estos momentos con el ladrillo, pero sin cobertura social de ninguna clase. Así es que nuestro tren empezó a ganar clientela camino de un mundo nuevo cuyos destinos mas repetidos fueron Cataluña, País Vasco y Centro Europa.
El viajero tenía básicamente dos perfiles distintos. Uno con lo puesto, quizás con algún pequeño recurso y una tortilla de papa para el camino. Este viajaba solo, en avanzadilla y en general, tiraba pronto de la familia, pues había trabajo para todos. El otro había realizado algún pequeño patrimonio (tierra, casa, etc.) e incluso levaban dinero para acometer la compra de una vivienda. En ambos casos la llegada no era fácil, pues al llegar a la estación de Francia o residentes allí se hacían cargo de los que llegaban o directo a la plaza de toros de donde se salía para buscar trabajo, pudiéndose abandonar definitivamnete con contrato en mano.
En cuanto al destino, Cataluña y País Vasco tenían algo en común y es que el General Franco había ganado la batalla militar pero no la victoria social, por ello para afianzar el Régimen se dedican todos los esfuerzos inversores al pleno desarrollo de estas Comunidades, mientras que en Andalucía no pasamos de los pueblos de colonización con la parcelita, la vaquita y algún apero de labranza.
A pesar que los primeros sufrieron el estigma de ser charnegos y maquetos, en Alemania eran Gast arbeiter, trabajador invitado, (nótese la diferencia), la afluencia de emigrantes fue de tal magnitud, un millón de andaluces, extremeños, murcianos, gallegos, que hemos llegado a la actualidad con la realidad de que en tercera generación nadie es catalán. Sin embargo el Catalanismo si que forma parte de su ser. La razón es sencilla, el sentimiento de pertenencia se desarrolla en el entorno que te da escuela, sanidad, trabajo, estudios y ese largo etc. que conforma el estado de bienestar. Ellos están vinculado a esa tierra por ese intercambio reciproco que no tuvieron con la tierra de origen y por tanto es lógico que defiendan en ese conflicto de intereses que se establece con el Gobierno Central a la hora de la redistribución, que me parece que no puede tacharse de insolidaridad, el conseguir todo lo que se pueda y más. Es el Estado el garante de que no se produzcan los desequilibrios territoriales.
Y en este marco es donde yo veo a las comunidades, como en la empresas en donde los diferentes departamentos pugnan por llevarse el mayor presupuesto, pero siempre con el aval de los resultados. Espero que nadie vea el más mínimo asomo de separatismo o soberanismo, solo he querido resaltar el derecho legitimo de aspirar a ser el más prospero de esa gran familia que se llama España.
Saludos a todos los ursaonenses/as y en especial a los seguidores/as de “EL PESPUNTE”