Doctor Fernando Cuenca: “Al accidente de Pedrera se sumaron los problemas de la barrera idiomática y la documentación”

El jefe del servicio de Urgencias del Hospital de la Merced, de Osuna, certifica que la catástrofe es una situación que engloba a la mayor parte de los servicios del centro

Fue el miércoles 18 de mayo cuando un accidente de autobús en la carretera que une Pedrera y La Roda de Andalucía hizo activar el protocolo de “catástrofe” en el Hospital de la Merced, perteneciente al Área Sanitaria de Osuna.

El servicio de Emergencias 112 a primera hora de la mañana informó de que se habían producido dos víctimas mortales y otros habían sido trasladados a diferentes hospitales.

Hoy, medio mes después, conversamos con Fernando Cuenca Caballero, jefe del servicio de Urgencias del Hospital de la Merced, de Osuna, para ver cómo se gestiona desde dentro la atención a un accidente de este tipo.

Fernando Cuenca lleva ejerciendo en Osuna quince años y es el primer jefe de este servicio tras la desmembración del mismo de la UCI en septiembre de 2020.

 

¿Cómo se define una “catástrofe” dentro del protocolo hospitalario?

Se trata de un hecho inusual que ocurre en un determinado tiempo, en un determinado momento, y que va a provocar un aumento no esperado de demanda asistencial. Y muchas de esas demandas son de patologías poco frecuentes. Por ejemplo, el día del accidente de Pedrera hubo dos amputaciones. Para que en nuestro centro entre una amputación, fuera del contexto de una catástrofe, ocurre de forma muy ocasional: un accidente de trabajo o de tráfico… Pero en esta ocasión fue como si todos esos casos vinieran el mismo día a Urgencias.

 

¿Entonces cómo os organizáis?

Tenemos una dinámica de trabajo en la que clasificamos las enfermedades por prioridades y asignamos tiempos de espera según la patología. Las más graves se atienden en primer lugar, las patologías más leves con posterioridad, mientras que las patologías de origen se dejan y se atienden al final. Pero cuando ocurre un accidente, lo más importante es cambiar la dinámica y el pensamiento de la Urgencia y entrar en modo “catástrofe”. Entonces se cambia la forma de clasificar a los pacientes y la forma de atención a los mismos. Se establecen una dinámica y una sistemática. Normalmente en la catástrofe, cuando ocurre, se suele activar al equipo de extra hospitalaria. En este caso se activó al equipo de Estepa, que era el que por la zona era el que le tocaba. Cuando el equipo de DCCU (Dispositivo de Cuidados Críticos y de Urgencias) de guardia de Estepa llegó a la zona del accidente, viendo la magnitud, llamó al Centro Coordinador y este habilitó los recursos. El Centro Coordinador es el que va dictando y marcando el ritmo de lo que debe ocurrir. Pero dentro de la zona de la catástrofe es el mismo médico de la atención extra hospitalaria el que tiene que establecer un sistema de triaje muy parecido al que tiene el ejército. Se denomina STAR y va por colores. La etiqueta negra se coloca a los fallecidos y agónicos con bajo nivel de conciencia; el rojo, para atención inmediata; el amarillo, preferente y que necesite derivación hospitalaria y el verde es demorable, por lo que puede ser atendido en centros de salud.

 

Entonces es cuando el Hospital entra en juego.

Una vez que se genera la bolsa de de personas que van a ser atendidas en el hospital, se activa el plan de “catástrofe” en el mismo. Los que llegan con código rojo se atienden de forma inmediata, que fue el caso de los amputados. En este caso hay un director de Operaciones, que toma el mando médico. En nuestro caso, fueron los médicos que estaban aquí en el servicio de Observación. La catástrofe es una situación que engloba a la mayor parte de los servicios del hospital, no solamente urgencias. Tiene que estar activado el traumatólogo por si necesita operar; tiene que estar activo el cirujano por si necesita operar; el anestesista por si tiene que anestesiar a los pacientes que van a ir al quirófano; el servicio de laboratorio y banco de sangre para tener las pruebas rápido y tener disponibilidad de sangre; el servicio de radiología para poder hacer los TAC y las radiografías que se demandan; la UCI para hacerse cargo de los pacientes más críticos, porque haya que intubarlos …

Aun así, es el director de Operaciones el que lleva el mando de la catástrofe.

 

Imagino que los horarios de los trabajadores implicados se ve alterado.

Así es. En este caso, el equipo saliente de guardia se tuvo que quedar. Aquí da igual que haya acabado la guardia. Se queda y el equipo entrante se hace cargo de la situación. En el momento en que haya posibilidad, el equipo saliente ya cesa su actividad y se queda el equipo entrante.

 

No todos los pacientes se quedaron en el Hospital de la Merced.

El accidente fue un miércoles y hasta el viernes tuvimos pacientes aquí del accidente que se consiguió dar de alta al último paciente. Una vez que entran aquí, los pacientes que son de derivación a un hospital útil, se derivan. En este caso, las amputaciones se derivaron una de ellas en helicóptero al Virgen del Rocío y otra directamente desde la zona de la catástrofe al Hospital de Antequera, que fue un trauma torácico. De los pacientes que entraron en Osuna, uno se quedó Traumatología, que fue una amputación de tobillo, y otro subió a la UCI.

 

Ese accidente se suma a los usuarios que en ese momento requerían los servicios “habituales” de una urgencia.

Sí, pero el manejo de esos pacientes accidentados es lo prioritario. A los pacientes con prioridad amarilla, que son de atención no inmediata, en menos de 30 minutos fueron atendidos correctamente y a los de patología con etiqueta verde se les hizo atención médica, se les pidieron radiografías a emergencias, se les dieron su informe de alta y fueron identificados mediante una tarjeta o un informe de alta en nuestro caso, en el que pone el nombre, la patología que tiene y lo que se le ha prescrito.

En este caso también tuvimos un problema que fue la barrera idiomática y la documentación. Si tú vienes a Urgencias, tú traes tu documentación a mano. En este caso no había en muchos casos forma de identificar a los pacientes. Y tampoco sabíamos nada de su historial médico porque no teníamos acceso. En esos casos se hace una hoja de informe. Pero lo más importante, aunque tú les asignes un código, le tienes asimismo que asignar un número de identificación donde pongas la patología que tiene y el tratamiento que se le ha puesto. Y cuando se pueda, se hace el informe de alta si conseguimos volcar la documentación en el ordenador y obtener los datos de su historial. Es una situación que es parecida a una guerra. En una guerra, lo más importante es ir salvando los obstáculos y curando a las personas en la medida que lo necesiten.

Pero también tenemos otro problema añadido. Al no tener un sitio fuera de la urgencia para atender a estos pacientes, tenemos a los pacientes de la catástrofe y además los pacientes habituales que tenemos en Urgencias. La población también ayudó ese día. El doctor Ramírez salió a la sala de espera e informó de la situación que teníamos y que iba a haber una demora. La gente lo entendió y no hubo ningún tipo de problema. Dentro de todo esto, creo que hay que felicitar a todas las personas que participaron en este evento.

 

¿A quién destacarías del personal que tuvo que hacer frente ese día a la difícil situación?

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Yo destacaría a los dos directores de la catástrofe: el doctor Quero y el doctor Ramírez. Son médicos con mucha experiencia. El doctor Quero lleva en Osuna desde 2007 como adjunto y desde 2004 como residente y el doctor Ramírez de forma ininterrumpida desde 2007 aunque con anterioridad también estuvo trabajando aquí. Fueron ellos los que llevaron el mando de las operaciones, los que decidieron sobre la asignación de pacientes y luego activaron los recursos dentro del hospital y consiguieron que una situación que llegó a tener un pico de incidencia aquí en urgencia de casi 90 pacientes a las 11:00 de la mañana se solventara de forma correcta y sin grandes incidencias, salvo el aumento no esperado de pacientes que tuvimos.

 

¿Se palpa en esos días el carácter vocacional de este trabajo?

Evidentemente. Si fuéramos funcionarios nada más, a las 08:00 de la mañana se habrían ido los que terminaban su turno y podrían decir que el que venga se haga cargo de la situación. Y en ese caso, aquí no hubo hora, ni fecha, ni descanso, ni nada. De hecho esa misma noche hubo un accidente de tráfico y hubo una víctima del accidente en estado crítico que hubo que atenderla, hubo que intubarla, ingresó en la UCI.

Somos personas, pero también estamos acostumbrados a este tipo de dinámica. Y entonces, después de un accidente múltiple de 30 personas, en un accidente en el que hubo víctimas, que hubo patologías, que hubo que trasladar, por la noche tienes la misma situación y tienes que estar igual de preparado para atenderla. Esto no significa que después de esto la adrenalina baje y te relajes, sino que además de atender otras posibles víctimas, también tienes que atender todo lo que has dejado sin atender, que eran los pacientes que venían a Urgencias, que no habían sido atendidos, porque en ese momento se da prioridad a la catástrofe.

 

¿Y cuando se recibe una carta como la del Consulado rumano, cómo se cómo se acoge en el seno del personal del Hospital?

Para nosotros ha sido un gesto que nos ha alegrado bastante, porque en el trabajo muchas veces el reconocimiento no es necesario diariamente que reconozcan tu trabajo, porque para ser médico de Urgencia hay que tener una fuerte vocación y a esto se dedica gente que está preparada para la Urgencia y  que tiene vocación. Pero si en situaciones extremas te viene un reconocimiento del consulado agradeciendo la ayuda, pues nosotros también le agradecemos a ellos esa carta, porque eso siempre te motiva y te hace pensar que las cosas se han hecho bien y que la próxima vez la haremos igual de bien o mejor si podemos. No buscando el reconocimiento social ni el reconocimiento general, sino también el reconocimiento tuyo personal. Muchas veces este tipo de situaciones te ayudan a seguir ya que un consulado, que es la representación de un país en una región, te haga llegar una carta de agradecimiento. Siempre que llega una carta de agradecimiento se hace extensiva al servicio e, igualmente, se agradece siempre.

 

En este tipo de casos, hay muchos extras que se ponen también en funcionamiento y la ciudadanía tal vez no ve.

Aquí entran otros factores que ya nosotros los manejamos de forma secundaria, por ejemplo un servicio de traductor, un servicio de psicología, un servicio de atención a las familias… Por ejemplo, de una cosa tan sencilla como que a lo mejor es un accidente de tráfico de un autobús, que ocurre aquí en mitad de la carretera, nos coge a nosotros en medio y hay que disponer de un hotel para que, para que descansen, Ese tipo de asistencia también entra dentro de la asistencia catástrofe. Pero a nosotros como médicos, eso ya se nos escapa un poco en el término del manejo.

Se ponen a disposición de la catástrofe otra serie de recursos que llevan otro sistema de organización dentro de la catástrofe. Pero lo que sería dentro de la atención médica, se nos escapa un poco a nuestra competencia.

Álvaro Reina

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