Se jubila Diego de ‘Cervecería La Era’ en Tomares dejando un legado de superación y compromiso


A modo de homenaje, y con profunda emoción, damos testimonio del legado de Diego Vela César, propietario, camarero y un pilar fundamental en la Cervecería La Era, que ha decidido retirarse “con gran emoción y un nudo en la garganta” tras dos décadas de dedicación incansable.
“Cuando empecé con mi tío a trabajar con 14 años en Sevilla, al principio, la hostelería no me gustaba”, confesó Diego para El Pespunte. Ahora se jubila, pero esta partida no marca el final de una era, sino el comienzo de un nuevo capítulo, donde su legado perdurará a través de las manos de su hija, Alicia, y su nieto Samuel.

Después de 20 años de servicio, Diego ha decidido dar un paso atrás y confiar en la próxima generación para llevar adelante el negocio por el que tanto ha luchado. Es un momento agridulce, lleno de nostalgia por los recuerdos compartidos con clientes que se convirtieron en familia, pero también de orgullo por todo lo que ha logrado.
Alicia, con su pasión por la hostelería y la sabiduría transmitida por su padre, está lista para asumir el timón de la Cervecería La Era. Junto a su sobrino, el nieto de Diego, trabajarán para honrar el legado familiar y llevar el negocio a nuevas alturas.
Cuando llegó en 2004 y abrió las puertas de la cervecería, Diego recuerda con determinación: “Me dijeron que no abriera el negocio porque hubo anteriormente 8 distintos propietarios y habían fracasado“. Sin embargo, Diego decidió desafiar las probabilidades y puso todo su corazón en sacar adelante el bar. Con el tiempo, su dedicación y su trato amable ganaron el aprecio de los clientes, creando un lazo especial entre ellos y La Era. Aunque afrontó la competencia de otros negocios de los alrededores, su constancia y fidelidad a su negocio y clientes, convertidos en amigos, lo ayudaron a superar todas las dificultades que se presentaron en el camino.
La historia de Diego en la Cervecería La Era no termina aquí, sino que continúa en cada plato servido, en cada conversación compartida y en cada sonrisa que ilumina el lugar. Es un legado de superación y compromiso, que seguirá siendo recordado y celebrado por generaciones venideras.