Entrevista a Manuel Cuevas

Tras el revuelo levantado en Sevilla y alrededores por haber podido presenciar en el siglo XXI la mayor ovación que se recuerda a un saetero en la Campana, El Pespunte, ha querido entrevistar a Manuel Cuevas, el artífice de que hoy Sevilla entera y media Andalucía esté hablando de su enorme saeta a la Macarena en la Madrugá sevillana.
Nos pusimos mano a la obra una vez pasado todo y quedamos con Manuel que tuvo a bien recibirnos en su casa. Al llegar cogimos sitio en su sofá principal y conversamos tranquilamente, entre ursaonenses.
¿Cómo definirías muy brevemente tu Semana Santa vivida este año?
La más especial de todas cuantas he vivido.
Pero… Manuel, este año parece que la suerte también te ha pillado trabajando y eso que estamos en el año trece. ¿Eres supersticioso?
Sí, soy un poco supersticioso, pero como ha empezado el año… me lo estoy replanteando, pues no es sólo con las saetas sino que ahora no paro también en temas de flamenco.
¿Qué te parece la repercusión que ha tenido esta saeta cantada en la Campana de Sevilla a la Macarena?
En la vida me lo esperaba. Yo cuando terminé de cantar la saeta estaba deseando meterme para dentro, y ya dentro me dijo un hombre “Manuel, ¿tú has visto lo que has liado aquí?”. En aquellos días no te das cuenta de mucho porque estás concentrado en el trabajo pero cuando ya terminó la Semana Santa, y ya en Osuna he podido comprobar que ha sido todo espectacular. Me daba hasta vergüenza de la cantidad de gente que me paraban por la calle.
Igual en Lepe, Olvera y más pueblos en los que he estado que me han comentado esto de la saeta.
En Sevilla cuando he estado dando una vuelta o en algún restaurante la gente se ha parado conmigo, se han hecho fotos… He quedado sorprendidísimo de la repercusión que ha tenido esta saeta.
Fíjate Manuel si ha sido importante y estabas haciendo historia en Sevilla que hasta el paso de la Macarena estuvo arriado todo el tiempo que duró la saeta, algo que no es demasiado habitual…
Yo estuve pendiente, porque en un principio iba a hacer solamente la saeta por Seguiriya sin meterle el cambio por martinete, pero como estaba tan agusto y vi que el capataz estaba tan pendiente… y cuando estaba terminando la saeta por seguiriya vi que Antonio Santiago se arrimó para llamar y entonces pensé que mientras levantaba el paso y se iba llevando la Virgen poco a poco me daría lugar de meterle el cambio porque la letra esa era muy bonita y me decidí a hacerla. Cual fue mi sorpresa que cuando Antonio vio que le metí el cambio por martinete suelta el martillo y se gira mirando hacia mí.
¿Y todo esto mientras cantabas?
Sí claro (risas).
A una de las personas a las que le debo haber hecho esa saeta es a Antonio Santiago pues me consta que se la jugó pero me confesó que le “era imposible levantar el paso ante lo que se estaba viviendo y «de la forma en la que tú estabas cantando, no se te podía levantar el paso”, me dijo. Se lo agradezco infinitamente.
¿Ha sido la Campana la plaza más difícil donde has toreado?
De cantar saetas sí. Lo que he sentido yo ahí no lo he sentido en ningún otro lado.
La saeta de la Macarena llevaba algo diferente. Mucho sentimiento. Era algo complicado al llevar tanto sentimiento pues muchas veces es mejor tener más cabeza que corazón porque si pones más corazón que cabeza te la juegas a que se te pueda ir un tercio y es muy arriesgado pero yo lo di todo.
¿Por qué le llegaste a cantar a la Macarena?
La primera vez fue al Cristo de Burgos, porque hubo un hombre que me escuchó en la Catedral y le gustó muchísimo y otro año fue a la Hermandad de la Paz gracias a Carlos de la Puerta Lomelino que tenía muchas ganas que fuera a su hermandad y a quien tengo que dar las gracias por su implicación para que yo estuviera ahí en Sevilla y me dieran esa oportunidad de cantarle a la Macarena y, evidentemente, también y a raíz de una reunión en la que estábamos tomando una copa estaba el capataz de la Macarena, Antonio Santiago, quien ya me había escuchado que le canté a la Virgen de la Palma y me dijo que yo tenía que cantarle a la Macarena y entre varios han luchado por que yo estuviera ahí.
Los presentadores y corresponsales de El Llamador de Canal Sur Radio cuando se despedían de sus retransmisiones de esta Semana Santa comentaron cada uno con qué momento o imagen se quedaban de toda la Semana Santa y muchos de ellos coincidieron en tu saeta. ¿Y Manuel Cuevas con qué momento se queda?
Yo me quedo, sin lugar a dudas, con el instante de verle la cara a la Macarena. En el momento en el que salgo al balcón… y la veo allí… Fue algo impresionante.
De todas las felicitaciones que te han dado, ¿cuál puedes recordarnos por ser más especial o emotiva?
La del hijo de un amigo mío que está regular en Sevilla, que le han detectado una cosilla y el chaval dice que chillaba loco de contento. Me lo contaron y fue algo muy emocionante.
También no puedo olvidar el mensaje que me enviaron por Facebook donde me dijeron que había hecho muy feliz a un amigo suyo que “está acabando”. Y esas son las cosas que dices: “Madre mía, eso no está pagado con nada”.
Echando la vista hacia atrás, ¿cómo empezaste cantando saetas y por qué?
Pues yo tenía 8 años cuando le canté la primera saeta a la Virgen del Mayor Dolor de la Hermandad de la Paz de Osuna.
Cuando era chico le pedía a mi padre que me llevara a ver a los saeteros el Viernes Santo en la Plaza España de nuestro pueblo. Escuchaba a Manolo Ballesteros que me gustaba mucho. Mi padre me tenía que coger a hombros para que yo pudiera ver algo y le decía a mi padre que quería cantar en ese balcón, siempre tuve ese gusanillo y ese sueño de poder cantar desde allí.
¡Y vaya si has cumplido tu sueño!
¿Qué proyecto futuros tienes? Sabemos que tienes cinco discos en la calle, ¿tienes pensado sacar algún disco ahora?
Ahora mismo no tengo presente sacar un disco. Tengo muchas actuaciones cerradas. Estamos montando un espectáculo con Rocío Márquez. Tengo trabajos pendientes… Pero tal y como está la cosa es difícil poner en la calle un disco.
Estamos seguros que sería una gran ilusión para ti poder tener una oportunidad de cantar en alguno de los teatros de Sevilla. ¿Dónde te gustaría cantar?
En el Maestranza.
Aunque en realidad el sitio no es lo importante, lo mejor de todo son las personas, el público, es el cariño que te da la gente. Aunque está claro que cantar en un gran teatro sería algo muy grande.
¿Cuál es tu referencia en el flamenco?
Quien más me ha gustado siempre es la Niña de los Peines. Ha sido de quien más he aprendido. También me gusta mucho Vallejo, Chacón, Carbonero, Escacena, Camarón…
Jesús Sánchez, nos dejaba un mensaje en la noticia sobre tu saeta en El Pespunte y nos decía que “Ahora que los sevillanos te harán de ellos, no nos defraudes”… ¿Qué le dirías tú a los ursaonenses?
Yo llevo siempre a Osuna en el corazón y siempre la llevaré, bien lo saben todos los que me conocen y nunca me olvido ni me olvidaré de mi pueblo. Pero también tengo que estar en otros pueblos o ciudades pues hay que comer (risas).
¿Tienes vértigo?
En una de las saetas que hice en La Roda de Andalucía me tuve que meter para dentro mareado… pero era de no haber comido (risas).
Hablando de comida, su hijo Manuel, nos cortaba un plato de jamón y le preguntamos a su padre por la savia nueva de los “Cuevas” y sobre lo que nos respondió dejando a un lado el sentimiento paternal y hablando de profesional a profesional.
Ya está haciendo sus pinitos. Es tremendamente aficionado a las saetas, está todo el año…
Si sigue como va, creo que va a ser un gran saetero. Le han contratado en Lucena un par de días, también ha estado en la Jara… Tiene muy buena voz y es muy flamenco. Este año también le ha cantado al Cristo de la Pax en Osuna.
Y entre tapas de jamón y cerveza concluimos esta entrevista que pudimos disfrutar en la propia casa del mismísimo Manuel Cuevas, aquel ursaonés que pasará a la historia por hacer vibrar a los ursanenses en la Madrugá sevillana frente a la Virgen de la Macarena con unos versos del también mítico en Sevilla y ursaonés, Antonio P. Rodríguez Buzón.
Sin lugar a dudas todo un placer para el equipo de El Pespunte haber podido compartir con Manuel las más de tres horas que nos acogió como su familia en su casa. Gracias Manuel pues en la profesionalidad que llevas en tu trabajo va también impresa tu gran humildad con la que sigues viviendo y tratando a cada uno de tus vecinos y amigos. Enhorabuena Manuel.