El Cine Alameda de Sevilla: Del éxito al cierre. Historia de un cine que marcó a una ciudad
¿Conoces la historia del cine que fue una auténtica revelación en Sevilla a partir de los años setenta? Se trataba del Cine Alameda, que, tal y como fue anunciado en diciembre de 1976, supuso el último grito en el séptimo arte. Contaba con cuatro salas y se llegó a promocionar como el más moderno y perfecto complejo cinematográfico de Europa.
Con proyecciones desde las once de la mañana, ofrecía catorce horas ininterrumpidas de programación. Marcó un antes y un después en la Sevilla de la época, liderada por los cines de verano Ideal, Santa Catalina y Alfarería, y otros míticos como el Rialto, Emperador e Imperial.
A ellos había que sumarles las grandes pantallas de arte y ensayo Alkázar, Azul, Bécquer y Trajano; las de estreno como el Florida, Los Remedios y Lloréns, y otras más alejadas del centro: Rochelambert y Maite, en Los Pajaritos. Pero el cine Alameda suponía algo más que eso.
Inaugurado el 1 de marzo de 1977 con la aclamada Barry Lyndon de Stanley Kubrick, el Alameda fue el pionero en ofrecer el día del espectador, la jornada de las parejas y la sesión golfa. Ese día también se proyectaron El viaje de los malditos y La última locura.
En 1978, se abrió a su lado el Multicentro Alameda, un pasaje que albergaba el Burger Alameda, los zumos Tropicalia, la peluquería Victorio, la confitería La Española, puestos de prensa, tiendas y bares. Había también una marisquería y un lugar donde ponían tablas de quesos. En la salida que daba a la calle Jesús del Gran Poder, se encontraba el quiosco El Patio, muy cerca de la popular discoteca Holiday, que aún permanece abierta. Este complejo ofrecía un complemento sin igual para que amigos, parejas y familias, disfrutaran de una experiencia sin parangón.
El recinto contaba con cinco mil metros cuadrados y una oferta gastronómica muy interesante para los estándares de la época. Eran los años previos a la proliferación de los centros comerciales que ya comenzarían a surgir en los noventa.
Aunque fue abierto meses antes que el Alphaville de Madrid, el Cine Alameda no fue el primer multicine, pues el Chaplin, con dos salas en Santa Cecilia, abrió antes sus puertas, en una corta y humilde aventura que duró hasta 1982.
La Sevilla de 1977 estuvo marcada por los profundos cambios políticos que atravesó todo el país, la Copa del Betis y la legalización del juego. Por ello, fue también llamativa la apertura de un bingo que estuvo operativo muchos años. Era una época en la que ir al cine era una liturgia tal que hasta se podían ver las películas anunciadas en cartelerías móviles por toda la ciudad.
¿Y dónde se encontraba?
Como su nombre indica, se podía acceder a él tanto por la Alameda de Hércules como por la calle Potro, ahora renombrada Ana Orantes y donde vivió Gustavo Adolfo Bécquer entre 1850 y 1852.
La ubicación de estas salas se situaba junto a una Alameda de Hércules muy diferente de la zona cosmopolita y gentrificada que podemos disfrutar en la actualidad. Los burdeles, la marginalidad y edificios en estado de abandono eran la tónica general del lugar en aquellos años.
La configuración del bulevar contaba con parterres, rejas y elementos costumbristas que fueron abandonándose con las consecutivas reformas de los años 2000. Un aire de decadencia que también distaba mucho de aquella floreciente y señorial Alameda de comienzos del siglo XX.
Pero no fue este el primer cine que existió cerca de las columnas de Hércules. Y es que en 1919 eran bastante habituales «los cuadros», es decir, cines de verano con grandes pantallas a lo largo de toda la Alameda. Eso sí, nada que molestase el descanso de los vecinos, pues eran películas mudas.
El Cine Alameda también acogió el Festival de Cine Internacional de Sevilla en octubre de 1980, que contó con invitados de renombre como Sylvia Kristel y Otto Preminger. La visita de la actriz holandesa creó una expectación tal como la elegancia que desplegó por la ciudad.
Los cambios en el formato cinematográfico, del celuloide al digital, también hicieron mella en la continuidad del Cine Alameda, que se resistía a abandonar esos equipos analógicos, que ya en pleno siglo XXI resultaban caros y obsoletos.
Con el Cine Avenida ya readaptado en la sala de películas en versión original más importante de Sevilla, el Alameda, por su parte, sólo digitalizó una de ellas. Esa en concreto era una de las más grandes, cómodas y bien sonorizadas de la ciudad.
Pero la calidad de esta sala empeoró progresivamente, hasta el punto de que al final ni siquiera funcionaban los aires acondicionados en dos de ellas. Aferrado al pasado y sin subirse al tren de los nuevos tiempos, el declive del Cine Alameda era ya una realidad.
La implantación del vídeo doméstico y los videoclubs supusieron un golpe de efecto, no sólo para el Cine Alameda, sino para la mayoría de salas. A ello hubo también que añadirle, años después, el cambio en las formas de consumo con la llegada de las plataformas de streaming.
Otros factores exógenos, como la subida del precio de las entradas y las palomitas, aceleraron el cierre de estos establecimientos míticos, de los que sólo han sobrevivido los cines Avenida y Cervantes. Aun así, el Cine Alameda continuó en funcionamiento hasta 2019.
Según la página Prospectos de cine, ese año la empresa gestora, Unión Cine Ciudad, anunció la venta del recinto a una compañía hotelera, dado el auge del turismo en la capital hispalense. Tras cuarenta y dos años de servicio, la última película que proyectó fue La trinchera infinita. Un triste final para un trocito de la historia de Sevilla.
SEVILLA A TRAVÉS DEL TIEMPO
(Sevilla, 1992). Graduado en Sociología, escribe desde que tiene uso de razón, o incluso antes. Ha ejercido el periodismo en diversos medios de comunicación, como Sevilla Actualidad y Canal Sur Radio. Autor de la novela El Pez Globo, compagina la literatura con los hilos sobre Sevilla que realiza en Twitter/X, y que gozan de gran popularidad.