Lustrosa tarde-noche de Viernes Santo en Osuna que vio por primera vez en la calle a María Magdalena

-Me encendieron el cirio en la puerta de la iglesia y no se me apagó en todo el recorrido.
La tarde del Viernes Santo aparcó al habitual cansancio de la jornada y los ursaonenses se echaron a la calle para acompañar a dos cortejos que destacaron por su orden y seriedad.
A las cinco de la tarde, en los Oficios, el hermano mayor de la Quinta Angustia proclamaba la Pasión revestido con su túnica.
El paso del canon de la perfección presidió el segundo día del Triduo Pascual, así como la entrada de las hermandades de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores.
A las ocho en punto, desde Consolación, ponía la cruz de guía en la calle la Hermandad de la Pax, tras el recuerdo y la invitación a elevar las oraciones al Santo Cristo a favor del cese de la cruenta violencia, principalmente en Ucrania.
María Magdalena procesionaba con gran acierto por primera vez, aportándole una gran vistosidad al primer paso.
La Hermandad de la Quinta Angustia en la calle ejerce un poderoso imán a quien la disfruta desde la acera. Se ve y rápidamente quieres volver a disfrutarla desde el muñidor al preste. Y así sucesivamente en bucle.
La Pax aúna el orden de su cuerpo de nazarenos con la complicidad expresiva de sus capataces con los costaleros que transmite a los de abajo y a todos los de fuera.
“Sin variar”, ordena el capataz de esa Virgen que ha sido palpada con el corazón.
Ave María, de Caccini, para los dos pasos en una abarrotada plaza y sentida entrada en Consolación.
Conmovedor Stabat Mater en el interior de la Victoria, cerradas las puertas, para seguir conmemorando la muerte de Jesús y adorando la cruz gloriosa.
Álvaro Reina
Fotografías: Francisco Segovia