La Semana Santa: El oasis

He tenido la oportunidad de constatar que la Semana Santa es,una vez más,un oasis en la dinámica de nuestra Sociedad actual y en la que estamos inmersos durante todo el año con polémicas que,en muchos casos,son de distracción,tales como el aborto, el matrimonio, el cambio en el concepto de padre y madre, la laicidad, la religión, la eutanasia, el idioma, la educación, memoria histórica, etc.

A mí, particularmente, independientemente del grado de religiosidad que uno tenga, me ha gustado desde siempre la Semana Santa y la recuerdo como una semana vivida con festividad y religiosidad.

Hoy, con el paso del tiempo, sigo acudiendo a mi cita anual con las Procesiones de mi pueblo, si bien mi visión es bastante diferente a la de entonces, por cuanto mi evolución ha ido desde el júbilo hasta la emoción, más allá de las creencias, arraigadas o no, que todas las personas poseemos.
La Semana Santa se vive de manera diferente en las distintas regiones de España. En Andalucía, en general y en Osuna en particular, se vive con intensidad, con recogimiento y, en algunos casos, con penitencia.

Sin duda,es en esta época cuando se muestra la realidad del pueblo llano y, se quiera o no, la Religión que marca nuestra cultura, nuestras creencias y nuestras tradiciones. Es, por tanto, un oasis, un vergel dentro del desierto que supone la problemática diaria a la que nos someten, principalmente, nuestros políticos con debates estériles en la mayoría de veces y que obvian la realidad pura y dura del pueblo.
Desierto que significa la pérdida de nuestros valores tradicionales, del esfuerzo, del sacrificio, de la solidaridad, de la humildad, de la igualdad, de las creencias y de los principios.

Las Procesiones simbolizan y recogen las creencias mayoritarias de nuestra Sociedad. La Hermandad representa el trabajo en común, con un único objetivo que desemboca y culmina cuando sale el paso desde la Iglesia hacia su recorrido, y regresa después de unas horas de caminar sus penitentes a lo largo y ancho de las calles de nuestros pueblos. Es, en ese momento, cuando la Hermandad siente la satisfacción del deber cumplido y el comienzo, planificación y trabajo para el próximo año.
Los costaleros son el claro ejemplo del trabajo en equipo, liderados por el capataz. Se reparten la carga y el esfuerzo, caminan a un solo paso y al unísono con ritmo acompasado, mostrando la majestuosidad, elegancia y belleza del paso. Todos ellos, dirigidos magistralmente por el capataz, que es, a la vez, sus ojos y su guía, siguiendo sin vacilar todas sus indicaciones.

Supongo que, a vosotros, como a mí, cuando veis desfilar los pasos por las calles de Osuna os emocionáis y, en algunos momentos, incluso, os recorre un cosquilleo.
Aparte de todos estos sentimientos, al paso de procesiones y pasos, me surgen también otras preguntas, tales como:

-¿Cuántos de los penitentes y costaleros,hombres y/o mujeres estarán de acuerdo o no con la nueva Ley del Aborto que se está debatiendo en estos momentos?
-¿Cuántos estarán a favor de la eutanasia?
-¿Cuántos fomentarán y practicarán la insolidaridad entre las diferentes CCAA?
-¿Cuántos la corrupción?
-¿Cuántos estarán de acuerdo en llamar matrimonio a la unión de parejas del mismo sexo?
-¿Cuántos apoyarán que los crucifijos salgan de nuestras escuelas y centros oficiales?
-¿Cuántos estarán a favor de la guerra como medio para solucionar un conflicto?

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Evidentemente se pueden añadir multitud de preguntas relativas a los temas de actualidad en los que nos tienen inmersos y “distraídos” nuestros políticos y algunos sectores de nuestra Sociedad.

Igualmente, las Procesiones suelen estar presididas por nuestras primeras Autoridades, sean del signo que sean. De aquí la deducción de que si durante el año nos tienen entretenidos con cuestiones que no surgen del pueblo, en la Semana Santa se olvidan todas estas cuestiones y, probablemente, un penitente o costalero que, además, camina descalzo para mayor penitencia, se dedique el resto del año a calentarnos la cabeza, entre otros, defendiendo el derecho de la mujer a decidir y no el del feto, o poner fin a nuestros días para evitarnos el sufrimiento que ellos dicen que tenemos.
¿Qué esconden o qué redimen cuando caminan como penitentes, como costaleros o cuando presiden la Procesión? Definitivamente, son unos fariseos y no son consecuentes. Sin duda, los comportamientos durante la Semana Santa son muy distintos a los del resto del año y la conclusión es que la Semana Santa es un oasis.

José López Guerrero

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