La plaza Mayor de Osuna (I)
El presente artículo inicia una serie sobre la historia de este espacio público comprendida entre finales del siglo XIX y los años setenta del siglo XX. Espero del lector benevolencia: solo intento recopilar fotografías y datos que nos aproximen a la sociedad y la forma de vivir de nuestros antepasados. A ellos va dedicada.
Vamos a detenernos un momento en la posible autoría de las fotos más antiguas reunidas en la Fototeca Municipal de Osuna. Por ahora, y a falta de investigaciones más profundas, se cree que uno de los primeros fotógrafos de la localidad fue Antonio Rodríguez, pintor y fotógrafo, del cual se sabe que sobre 1896 tenía montado un estudio en algún lugar de Osuna y fue colaborador gráfico de Paris y Engels, los arqueólogos franceses. También podemos nombrar a José Rojas, quizá más conocido como pintor, y, sobre todo, a José Ruiz Romero (Cabra, 1874), afincado en Osuna, primero de una dinastía de fotógrafos ursaonenses que llega hasta la actualidad. José Ruiz Romero, profesional concienzudo, elegido por los jueces de instrucción para documentar hechos delictivos aun en época republicana, fue el padre de José Ruiz Vázquez, el fotógrafo que conocí en mi infancia —él ya era bastante mayor— en su estudio de la calle Hornillos. Miguel Ángel Yáñez Polo, en su Historia General de la Fotografía en Sevilla, dice de José Ruiz Romero que supo captar muy bien el «ambientillo» de la feria sevillana de 1899 detallando los puestos de agua, baratijas, buñuelos y similares.
Esta foto, de temática parecida, bien pudo ser obra suya. Tuvo que ser tomada con anterioridad a 1906, cuando se derrumba la espadaña mayor de San Francisco. Además de la belleza de su encuadre, y del lamento por la pérdida casi total del conjunto de San Francisco — sólo han quedado los claustros, usados como Plaza de Abastos desde 1869—, llama la atención el conjunto de personas situadas en primer término, personas humildes, anónimas, que no habitaban, precisamente, en casas palacio.
Según los periódicos locales de finales del siglo XIX, el establecimiento de la Plaza de Abastos en San Francisco tuvo tanta aceptación entre vendedores y clientes que no había sitio material para la colocación de los puestos y algunos tenían que instalarse fuera. A principios del siglo XX Osuna contaba con un número de habitantes similar al actual, una extensión mucho menor y un comercio mucho más concentrado en esta zona. Sobre los vendedores de la imagen podemos aventurar alguna hipótesis. Según vemos por las sombras de los árboles, la foto está tomada a media mañana. Si unimos a éste otros datos, como el lugar de colocación del puesto, el abrigo de las personas —mediano— y la aparente naturaleza de los artículos, frutos que se dan en otoño en Las Viñas —madroños, almendras, nueces o acerolas—, podemos pensar que la foto fue tomada un día soleado de otoño, avanzada la mañana, a unas personas que no habían conseguido sitio en la plaza por venir de lejos, por ejemplo de Las Viñas, pues eran muchas las que vivían allí y bajaban a Osuna a ganar algo con lo que vivir.
Disponemos de fotografías en las que puede verse cómo eran algunos de los accesos de San Francisco. Esta es una de ellas, muy reproducida desde hace años. La puerta de la izquierda según vemos la foto, una entrada sencilla, sin adorno alguno, es la única que se ha conservado, aunque debió ser abierta en el XIX para acceder directamente a los antiguos claustros; las otras dos, bellas portadas, fueron destruidas en 1906 por la caída sobre ellas de la espadaña mayor. De estas, la situada a la izquierda era de estilo renacentista, y la situada a la derecha, justo detrás del niño, seguramente posterior, de estilo barroco. Fue una pena que se perdieran las dos, pero sobre todo la de la derecha, la que tiene encima una hornacina con una imagen que debía ser de San Francisco. Según Pedro Jaime Moreno de Soto, historiador del arte, los conventos franciscanos tenían dos puertas principales, una de las cuales, en este caso la que está detrás del muchacho, sólo se abría con motivo de celebraciones importantes.
Aquí tenemos una fotografía que bien pudo ser tomada el mismo día de la primera. Aparte de la Concepción, bien visible al frente, y de las portadas de San Francisco, que se adivinan a la derecha, llama la atención el kiosco de la izquierda, en el que, seguramente, se despachaba agua y alguna bebida alcohólica, sobre todo aguardiente. Si se fijan, se ven dos recipientes que parecen botijos colocados sobre el mostrador. También en esta imagen se distinguen personas vendiendo y comprando algunas cosas en la acera de la plaza pero no se ve bien qué artículos puedan ser. Hay un objeto muy curioso pegado a la pared de San Francisco. Está puesto bajo lo que parece un sombrajo y tiene aspecto de rueda de afilador, algo que no debe extrañar si recordamos que en este lado de la plaza ha habido afiladores de navajas, calabozos y cuchillos de cocina durante varias generaciones. Parece lógico si tenemos en cuanta la cercanía de la Plaza de Abastos y de las antiguas carnicerías.
(Continuará).
Imágenes provenientes de la Fototeca Municipal de Osuna.
Víctor Espuny
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CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.