Volver
Volver da sensación de seguridad. Y de pertenencia. Yo vuelvo a Ti cada diciembre, sin que nunca me haya marchado. Los hijos de la Esperanza tenemos esa suerte, saber que la puerta está siempre abierta y no hace falta llamar.
Diciembre tiene el sabor de la rutina. Todos saben cuándo y dónde. Como la parábola del hijo pródigo, no importa lo que hicimos, siempre estás pendiente de nuestro regreso, con las manos abiertas para acogernos y abrazarnos.
Es como si las calles imantaran y nos llevaran irremediablemente a Ti. Llegar y sentarse, mirarte y ver a todos los que, como nosotros, arriban a tu Puerto. Tus ojos son el confesionario en el que sobran las palabras, tus manos la absolución que buscamos en este valle de lágrimas.
Abuelas que se despidieron el año pasado y te encuentran con la emoción de la nueva oportunidad. Niños que dejan sus aulas por un rato para aprender la asignatura de tus manos, o aquellos cuyas voces, con sones de marisma, te cantan emocionados. Familias que vuelven al rito del beso y la oración, enseñándole a sus hijos la tradición de sus mayores, o las que llegan, medalla en mano, cordón de plata, por la última partida. Días de reencuentro y de acción de gracias.
Vuelve la esperanza tras el miedo. Llegan hasta Ti los pendientes que llenaste de vida en aquella noche en la que parecía que la vida se marchaba y vuelven con la sonrisa de una niña que nunca la perdió y fue el mejor salvavidas para su familia.
Esperar a la Esperanza. Es nuestra misión todo el año. El sueño que se hace realidad esta mañana cuando te encontramos a la altura de nuestros ojos. La oración de Triana en esta amanecida que tanto hemos anhelado.
Esperar a la Esperanza es el grito que proclamamos sin complejos, la palabra que compartimos con quien, en algún momento, no entiende las curvas de la vida, la oración que aprendimos en los brazos de nuestros padres.
Esperar a la Esperanza es nuestra forma de hacer apostolado. Volver a Ella, nuestro gozo. Compartirla con todos, nuestra obligación. El mundo necesita de esperanza y Triana la ofrece a manos llenas.
POR DERECHO
Abogado, socio-director Bufete Rodríguez Díaz. Profesor en la Universidad de Sevilla (US), Universidad Pablo de Olavide (UPO) y Loyola Andalucía.