Pinceladas del suspiro final

No pudieron agradecer los adoquines las lágrimas negras de los cirios del Sábado Santo en Osuna.
La serpiente multicolor se fue diluyendo en silencio.
La Semana Santa acabóse con besos salados de lágrimas o con besos dulces de la lluvia que dio paso a la Vigilia.
Aun así, apostado junto a la puerta, sigue ese seminarista alegre al ver que la Muerte no es tabú en Osuna para los jóvenes. La Muerte está viva y desprende una Luz inerte mientras que la música intenta poner oscuridad en la tarde.
Ella te invita a pasar, porque “está la puerta abierta, / la vida está esperando / con su eterno presente, / con lluvia bajo el sol”… “juntemos nuestros sueños / para vencer al miedo / que nos empobreció”. Siempre así, siempre es así.
Los suspiros del ´no podrá ser´ se guardan un as en la manga porque la Aurora baja del palio y nos “ayudará a vencer” como pone en su candelería.
No sonó en la calle Esperanza de vida, la marcha de los donantes de órganos, porque Antonio Cuevas pregonó que el que va recostado “es el mayor donante”.
Amarguras, la centenaria, se transformó en una rosa blanca en cada paso porque, al momento, las campanas de la Concepción repicaban en el Gloria más alegre del año.
Fotografías: Antonio Caballo.