Juan Marino, el joven que con pasión y esperanza, sueña con volver a ver bien al Betis
Una historia de amor inquebrantable por el Real Betis Balompié y de valentía frente a la adversidad, es la lección de vida de Juan Marino. A sus 22 años, la neuropatía óptica hereditaria de Leber, una enfermedad genética mitocondrial, lo ha dejado con apenas un 5% de visión. Juan no ha permitido que esto apague su pasión por el Betis, una pasión que continúa siendo una fuente de inspiración y fortaleza para él.
Recuerda cómo comenzaron los síntomas de su enfermedad: «Un día normal trabajando, me di cuenta que estaba viendo más borroso, pero pensé que era algo pasajero». Lo que siguió fue una disminución progresiva de su visión en ambos ojos hasta llegar a la situación actual, comenta Juan.
Sin embargo, el amor que este joven siente por el Betis es inquebrantable. «Real Betis Balompié, tres palabras que me hieren, me sanan y me alumbran», escribe Juan en X, (antes Twitter). Aunque su visión sea limitada, Juan sigue asistiendo a los partidos del Betis gracias a la ayuda de su amigo, quien actúa como su guía en el estadio: «Mi amigo me acompaña a todos lados y me cuenta todo lo que pasa en el campo; para mí es lo más grande».
El vínculo de Juan con el Betis va más allá de ser un simple aficionado. Él mantiene un contacto cercano con miembros del club, quienes lo cuidan y apoyan. Ha sido invitado a participar en las transmisiones de los partidos desde la cabina, algo que ha hecho que su amor por el club se mantenga vivo.
«El Betis es que pese a tener miedo a ir al estadio por una enfermedad, aprietes los dientes, le eches valor y vayas a ese lugar donde el mal desaparece», así es como desde su historia de vida, él define al club por el que siente pasión.
A través de su experiencia, Juan ha aprendido a valorar el día a día y el cariño de quienes lo rodean. «He aprendido a vivir día a día y a apreciar el cariño de la gente», dice Juan. Su participación en Asanol, la Asociación de Atrofia del Nervio Óptico de Leber en Sevilla, le brinda apoyo adicional y la oportunidad de compartir sus experiencias con otros que enfrentan la misma enfermedad.
A pesar de los desafíos, Juan Marino sigue siendo un ejemplo de fortaleza, esperanza y amor por el Betis. Su historia muestra que, a pesar de las dificultades, la pasión por algo tan especial como el Real Betis Balompié puede mantener el espíritu en alto y el corazón lleno de sueños. «Sigo con la ESPERANZA de algún día volver a ver a mi equipo, pero, mientras tanto, nada me quitará el amor por mi escudo», afirma Juan con convicción.
Redacción de El Pespunte.