Diego Ventura salva una tarde aciaga en el apartado ganadero
La tarde hacía presagiar algo grande. El ambiente en las taquillas era espectacular minutos antes de comenzar el festejo. Volvía, una vez más, Diego Ventura a Osuna y lo hacía compartiendo cartel con el portugués Rui Fernandes y con la que tal vez fue la revelación de la pasada temporada en el arte de Marialba, Juan Manuel Munera. Por si todo esto fuera poco, el ganado de Luis Terrón repetía tras el éxito cosechado en la pasada edición de nuestra feria. Y aquí llegó lo infausto; El escaso juego de los astados no propició un mayor triunfo de la terna que, a la postre, fueron ayudados para conseguir el mismo por un palco excesivamente benévolo.
Rui Fernandes no tuvo la más mínima opción con el primero de su lote, toro de mejores hechuras de la corrida pero de nula bravura. El Luso optó por la vía rápida tras intentarlo todo con el manso y tras mostrar el presidente el pañuelo rojo lo pasaportó con un rejonazo certero. En el que hizo cuarto puso todo de su parte para obtener mayor lucimiento pero también el toro acabó la faena rajado y aculado en tablas rehuyendo la pelea. Dos orejas a la voluntad, que no al mérito.
Munera dejó claro su estilo clásico de doma en dos faenas en las que se dejó llegar mucho a sus adversarios, lo que se tradujo en grandes dosis de emoción. Destacaron en banderillas en el primero Dámaso y Arrebato con un toreo a dos pistas acortando distancias y con piruetas en la misma cara del toro. Tras rejón de muerte bajo obtuvo una oreja. En el segundo de su lote realizó lo más destacado a lomos de Quitasueños y Escándalo con quienes parece tener una perfecta simbiosis el joven caballero. Una oreja.
Diego Ventura mantiene su particular idilio con Osuna y volvió a poner la plaza a sus pies; a pesar de no tener una gran colaboración por parte de los morlacos de Terrón, el de la Puebla del Río anduvo fiel a su estilo y contrarrestó las carencias que pudieran existir. Con Fino enceló a su primero en banderillas y con Remate colocó tres cortas antes del rejón de muerte. Intentó aguantar la colocación del mismo y sufrió apuros al apretarle el toro hacia los adentros. Una oreja. En el quinto de la tarde el público alcanzó el clímax con dos pares de banderillas a lomos de Dólar ,con el que volvió a prescindir de la cabezada. Tras dos pinchazos logró clavar el rejón de muerte. Dos orejas.
Esta vez si que el público prácticamente llenó el coso de San Arcadio, lo que, sin lugar a dudas, empujará a que Osuna siga siendo un referente taurino a nivel nacional y se consoliden los esfuerzos que se están realizando para que así sea. Las partes implicadas deben estar orgullosas del trabajo realizado y del fruto obtenido en esta feria taurina que pasará a la historia de nuestro centenaria plaza de toros.
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