Dicen que está vivo
Los discípulos de Emaús le espetaron estas palabras en su cara a Cristo Resucitado: “dicen que está vivo” (Lc 24, 23). Eso nos cuenta san Lucas en su Evangelio cuando narra el encuentro entre dos discípulos abatidos tras ver morir a Jesús y el mismísimo Viviente. Ellos valoraban su vida como profeta y hombre bueno, pero no tenían fe en que Jesús fuese Dios.
Hoy ocurre lo mismo. Hemos pasado del “Cristo sí, Iglesia no” al “Jesús sí, Cristo no”. De forma extendida, se reconoce su existencia histórica acreditada por la historiografía civil –desde Flavio Josefo y Tácito a Serapión o Suetonio–, pero eso de que es Dios, ya es harina de otro costal.
Sin embargo, toda la vida de Jesús desemboca en esta pregunta sobre su verdadera identidad: ¿Es Dios para ti, sí o no? Si dices no, Jesús es un fraude, porque más allá de las sospechas sobre la transmisión de sus palabras, se considera acreditado que se presentó a sí mismo como el Hijo de Dios, como Dios y Señor. Es legítimo, oiga. Eche usted al carrito lo que le guste y deje lo demás en la línea de compra.
Pero aquí no está el problema. El verdadero problema es si dices “sí” porque, aunque muchos ateos envidian el consuelo, la fe y las promesas en las que nos apoyamos los creyentes, la verdad verdadera es que creer, o es una complicación que pone en solfa toda tu existencia, o es otro carrito de la compra donde cada uno echa lo que le gusta y deja lo que no.
En el cristianismo, los verdaderos creyentes no solo profesan que Jesús de Nazaret fue un hombre bueno y una inspiración en sus vidas. Creen que Jesús es Dios. Entonces su enseñanza no es una propuesta más de sentido, entre otras formas de vida significativas y plenas… su enseñanza y Él mismo son la Verdad; su camino no es una de las muchas formas hermosas de entender el devenir de nuestros días… es el Camino; su vida no es cualquier vida… es la Vida con mayúsculas. Y ante esto, no caben interpretaciones ni medias tintas. O lo tomas, o lo dejas.
¿Que lo tomas? Disfrutarás del cielo en esta vida, con persecuciones. ¿Que lo dejas? Amado de Dios serás siempre con los mismos problemas que el más santo. Pero amigo, ya que celebramos en estos días lo que celebramos, creo que merece la pena darnos con entera libertad la oportunidad de preguntarnos si merece la pena creer en la bondad, la belleza y la verdad de su vida, en su forma de entender su identidad; es decir, si creo que no me mintió y que resucitó; si creo en sus palabras y en la enseñanza de quienes dieron la vida sosteniendo que sí, que al tercer día lo vieron vivo y comieron con Él.
La fe es un acto personal de adhesión a una verdad revelada. Yo, éste que escribe, creo en Cristo Resucitado, fuente de vida y amor. Te deseo que la fuerza de su resurrección llegue a ti, creas o no, porque es el deseo más hermoso que puedo hacerte llegar. Si eres creyente, feliz Pascua. Si no lo eres, nos vemos mañana en el espejo porque, mientras yo me lavo la cara y me miro pensando “¿y si Dios no existe?”, tú, querido hermano del camino de la vida, levantas tu cara del lavabo y te preguntas “¿y si Dios existe?”. Bendita duda, que nos hace tan humildes y nos abre tantas puertas.
A DIOS ROGANDO
Teólogo, terapeuta y Director General de Grupo Guadalsalus, Medical Saniger y Life Ayuda y Formación.