Desde mi calle – Mascotas
Hace unos días estuve con Gaelia. Tomábamos café y hablábamos de las dificultades de la vida en pareja y de cómo el tiempo va cambiando la percepción sobre la otra persona. Lo que en un principio nos puede parecer hermoso, a la larga acabamos viéndolo como un defecto. Ella no puede soportar que su compañero dedique la tarde de los sábados a dormir una siesta de la que se llaman de “gorro y orinal” y Uds. me perdonarán. Sea como fuere hace todo lo que esté en su mano para que el sueño de su Paco sea liviano y no tiene otra forma que hacerlo de esta manera que me contó. Algo tan sofisticado como una mascota de bolsillo le ayuda a ello.
Mascotas
Ordenó sin pestañear que lo atiborraran a hemicraneal a deshoras, que le dieran manzanas llenas de gusanos o que lo sumergieran en un cubo de agua cuando su zumbido inundara la salita y le despertara.
Cuidaba de su tamagotchi con fascinación para tenerlo listo el sábado por la mañana; sano y sin mácula hasta la hora de la siesta, hasta que su padre se retiraba a la salita, encendía el televisor y se ponía a dormir. Era entonces cuando dejaba el animalito sobre una mesita y cerraba la puerta, tal como quería su madre.
© Gaelia 2018
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