Ezequiel Pradas, guarda rural de Aguadulce: “Me dieron el aviso de que se le había metido en su casa un pajarraco con los ojos muy grandes”
“Fue un servicio diferente”. Quien esto comenta a El Pespunte es Ezequiel Pradas Gragea, guarda rural del Ayuntamiento de Aguadulce, que acudió hace unos días a la calle San Bartolomé a las 00:15 horas tras recibir la llamada de una vecina asustada.
El motivo fue que se le había metido en su patio “un pajarraco con los ojos muy grandes”. Al llegar Ezequiel se encontró con un búho real, una especie protegida. “Lo más seguro es que se colase en el patio de esta mujer buscando alguna paloma y, a la hora de arrancar a volar, necesita espacio”.
Con 27 años y 9 de experiencia, este guarda rural, guarnecido con unos guantes anticorte para las garras de esta especie, consiguió hacerse con el ave y se cercioró de que se encontraba en perfecto estado de salud antes de ponerlo en libertad.
Ezequiel, que lleva en su pueblo trabajando desde junio, se deshace en elogios ante esta especie, ya que, “aparte de cazar y controlar las plagas de palomas, las ahuyenta” y aconseja “que no se les moleste nunca”.
Directivo de la Asociación Nacional de Guardas Rurales (ANAGUAR), Ezequiel Pradas se esfuerza en dar a conocer esta figura y hace un llamamiento para que los ayuntamientos contraten a esta figura que ejerce funciones de vigilancia y protección de la propiedad en las fincas rústicas en España, tanto en las fincas privadas como personal de seguridad privada, como también en fincas y zonas rurales públicas.
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