ENTREVISTA | Macarena Olona: “Mi feminismo no es el feminismo excluyente de Irene Montero”
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Sabía que su partido le iba a apagar la voz por ser un obstáculo. Pero, lejos de amilanarse, Macarena Olona (Alicante, 1979) lo ha contado todo.
La que fuera secretaria general de VOX ha publicado Soy Macarena. Mi vida, mis ideas, mi camino (Esfera Libros), donde se entrega por completo. En él cuenta su vida, su trayectoria personal, sus casos como abogada del Estado o su relación con Abascal y Espinosa de los Monteros, entre otros muchos.
Sabe que le temen por lo que “pueda representar”. Hoy, al igual que en su libro, se abre en canal para los lectores de El Pespunte, medio del que nos confiesa nada más saludarnos que lee frecuentemente, sobre todo su sección de opinión.
¿Cómo te marcó el criarte sin la figura paterna en casa?
En el libro no pretendo esconder mis sombras. Cuento mi historia. Somos lo que superamos. Yo, a los 13 años, tuve que afrontar una situación muy complicada cuando mi padre en un acto de extrema generosidad y amor se marchó de casa para no arrastrarnos a mi hermana pequeña, a mi madre y a mí al infierno que él vivía cada día como consecuencia de padecer una adicción. Eso me marcó. Es una ausencia de las que duelen en el alma. Pero su ejemplo de lucha diaria contra sus demonios es algo que me ha marcado mucho más que su ausencia porque ha sido un ejemplo de cómo intentar resistir. No significa que no caigas al suelo, sino que si caes que intentes levantarte y no te des por vencido. Y, además, me ha permitido tener el ejemplo de una madre que nos sacó adelante que me ha marcado muchísimo. Nos educó no para ser princesas, sino para ser guerreras. Es algo que me ha ayudado mucho en la vida.
Esta situación me motivó grandes conflictos ideológicos cuando estaba en VOX. De manera no pública, un sector del partido me negaba la condición de familia por el hecho de ser una familia monoparental.
Este libro, pudo no haber sido.
Comienzo el libro explicando cómo me engañaron Quico Méndez Monasterio y Gabriel Ariza cuando me dijeron que la editorial había perdido el interés en publicar este libro justo después de las elecciones andaluzas y lo justificaron en el descalabro electoral. Más tarde, en enero de este año me contactó directamente la editorial y descubrí el engaño y fue cuando decidí seguir adelante con este proyecto con más motivo, pues el libro que ahora publico es el libro que debía publicarse.
¿Qué te queda de la opositora a Abogacía del Estado que iba a la cárcel Modelo de Barcelona?
Afortunadamente, mucho. Es una parte muy importante del libro en la que hablo de que tanto esfuerzo ha merecido la pena porque va a servir de consuelo a muchas personas. Entre otros, a los opositores que se estén enfrentando no solo a otros opositores sino a sí mismos y de una manera contra natura, pues nos encerramos a preparar oposiciones precisamente en un momento en el que la vida nos llama para todo lo contrario: para estar en la calle, para estar divirtiéndonos y tenemos que luchar contra nosotros mismos para domarnos y encerrarnos en la habitación.
Me queda la constancia. Me queda el tesón. Por supuesto, la pasión por las leyes. Y la exhaustividad e intentar que la excelencia sea marca personal allí donde estoy, ya sea Abogada del Estado Jefe en el País Vasco, como Secretaria General de Mercasa o actualmente en la Audiencia Nacional que es donde presto servicios como Abogada del Estado en activo que es la plaza que tenía antes de entrar en la política y donde me he incorporado.
De adolescente “bacalaera” a abogada del Estado.
En mi vida el camino se me ha ido abriendo por delante a medida que he ido dando cada paso y es cuando he ido decidiendo el siguiente. No he sido de aquellas personas que ha diseñado su vida bajo una estrategia. Lo explico en el libro. Cuando una adicción entra en una casa, explota todo por dentro y, además, me pilló en una edad de adolescencia muy complicada. Época de inseguridad, difícil de gestionar… un cóctel explosivo. Eso sí, fue una época en la que yo pude cometer mis enormes errores con privacidad. No había cámaras. No había móviles. Nadie me condenó de por vida, como ocurre con la juventud actual, a que un error de juventud no me permitiera reconvertirme, como en mi caso hice, con posterioridad cuando ya alcanzas un estado de madurez o cuando ya superas los baches que en la vida vamos teniendo todas las personas.
Para mí fue importante tocar ese infierno para luego poder apreciar la necesidad de vivir en equilibrio y que hizo que esa joven que se despertaba en el parking de una discoteca fuera domándose a sí misma con el gran ejemplo de su madre. Me permitió encauzarme, conseguir las notas más altas en COU y, posteriormente, estudiar en la Universidad pública de Alicante donde obtuve el premio extraordinario de Derecho y después acceder al cuerpo de la Abogacía del Estado tras cinco años opositando.
¿Cuál es tu feminismo?
Puedo afirmar con mucho orgullo que ninguna de esas circunstancias me impidió tener una trayectoria donde todo lo que me he ganado lo tengo por derecho propio a base de mucho esfuerzo. Por eso, siendo mujer he renegado de la cuota femenina para acceder a puestos de responsabilidad porque creo que nos hace de peor condición reconociendo que objetivamente no podemos alcanzar el éxito como ocurre con un hombre y, sin embargo, eso no me ha impedido que estando yo en VOX alzara la voz para denunciar que estaba totalmente en contra que cuando hubo oportunidad de hacer nombramientos para el gobierno de Castilla y León solo se nombrasen hombres porque no me creía que no hubiese ni una sola mujer igualmente válida en toda Castilla y León. Ese es mi feminismo.
Yo soy una mujer profundamente feminista. No ahora, desde siempre. Pero es un feminismo que no se ve representado por el feminismo excluyente que practica Irene Montero. Mi feminismo se basa en reivindicar ese movimiento feminista que consiguió que en un mundo de hombres, mujeres valientes y también hombres, nos diéramos la mano y nos alzáramos en un plano de igualdad que es lo que proclama nuestra Constitución Española. No significa que no existan situaciones de discriminación. Por supuesto que existen. Pero afortunadamente y gracias a esa lucha previa nos hemos dotado de los mecanismos legales necesarios para que ante las situaciones de discriminación podamos combatirlas judicialmente que es donde hay que combatir las desigualdades.
Anguita, Rufián… Has hablado bien de ellos en público. ¿Provocación de cara a la galería?
Para mí Julio Anguita es un puñetero referente. Desde siempre. A Julio Anguita hay que escucharlo con el corazón. ¿Quién puede estar en contra de esa llamada a la igualdad, de esa lucha por los derechos sociales? Yo soy una mujer de derechas, pero con una fuerte conciencia social que por ese motivo en algún momento he votado al partido socialista y a Ciudadanos, especialmente porque soy una mujer de derechas a la que le repugna la corrupción porque no me representa la Gurtel, ni la Kitchen, ni una gestión como la que llevó a cabo el Partido Popular con la crisis financiera de 2007 donde se permitieron una media de 514 desahucios, la mayoría personas de clase media, mientras se estaban rescatando a las cajas de ahorros hoy absorbidas por los bancos. Hago míos discursos de Julio Anguita, especialmente el de 1999 del derecho a no resignarnos como pueblo. Evidentemente, no estoy de acuerdo en todo con él. No estoy de acuerdo en las soluciones que él proponía, pero en el diagnóstico totalmente.
Sobre Rufián, lo cuento en el libro. En la comisión Kitchen, en el Congreso de los Diputados, un diputado del Partido Popular se acercó a amenazarme y afortunadamente estaban sentados detrás de mí Gabriel Rufián y una compañera suya de ERC que se levantaron y pusieron el grito en el cielo. Rufián defiende sus ideas en el Congreso de los Diputados y yo soy una mujer profundamente constitucionalista y demócrata que hace suyo el pronunciamiento del Tribunal Supremo que determina que todas las ideas en democracia son libres y legítimas mientras no vayan acompañadas del discurso del odio. Por eso, yo dentro de VOX representaba una corriente que se oponía a la ilegalización de partidos políticos como ERC porque no acompaña su discurso, a fecha de hoy, con el odio o con las balas.
Te ha escupido una política. Un periodista te deseó que sufrieses lo mismo que una persona con tratamiento de cáncer. Y ahí sigues.
Mis principios y mi vocación de servicio público no han cambiado. Mi lucha contra la corrupción no ha cambiado, es seña de identidad personal. En el libro relato casos de corrupción que han afectado al PP, al PSOE y al PNV. ¿Cómo alguien se podía pensar que por estar en un partido político yo me iba a hacer cómplice de la corrupción? Ahí lo relato. Yo puse pie en pared cuando lo que se me propuso en Andalucía claramente era un delito de malversación de caudales públicos. No fui a Fiscalía porque lo aborté y asumí las consecuencias.
No ha sido sencilla la etapa en el Congreso. Ha sido muy dura. He tenido que vivir con un ángel de la guarda, mi escolta permanente, 24 horas al día por las amenazas de muerte. Pero ha sido un privilegio inmenso que repetiría sin lugar a dudas porque dar voz a los españoles y servirles desde la política es un auténtico privilegio.
Sabemos que eres una importante admiradora de la figura de Isabel la Católica, ¿quién sería la Isabel la Católica de nuestro tiempo?
Todas esas mujeres en España que con muchísimo sufrimiento y dificultades se levantan cada día para salir adelante ellas y sus familias. Son heroínas anónimas.
¿Llevas más libros vendidos qué votos lograste en las elecciones?
Sí, estoy muy contenta porque la editorial me ha trasladado que en un tiempo récord hemos agotado la primera edición. Por tanto, podemos afirmar que ya hemos superado los votos que obtuve en las últimas elecciones. Pero a pesar de todos los errores, lo volvería a repetir sin lugar a dudas porque lo que puedo hacer es mirarme al espejo con la sensación del deber cumplido para decir que hice todo lo que estuvo en mi mano para evitar la situación que actualmente vive España.
Mi propósito cuando di un paso al frente con ‘Caminando Juntos’ fue poner en la escena política un nuevo proyecto político que levantara la esperanza de esos 16 millones de españoles que unas elecciones tras otras se quedan en la abstención, con el propósito de que el próximo gobierno de España no dependiese de los extremos ni de fuerzas políticas que tienen en común el odiar a nuestra nación y quieren quebrantar la igualdad de los españoles como, por desgracia, es lo que ha ocurrido. Pero cometí un error fundamental por encima de otros muchos: pensar que con la simple ilusión tenía una oportunidad y me di de bruces con la realidad.
¿La poseedora de los planos de un edificio puede derribar la estructura al completo?
Mi propósito no es ese. No sé si se puede derrumbar por completo el edificio, lo que tengo muy claro es que voy hacia adelante caminando con la verdad. A fecha de hoy, nadie me ha puesto una querella. Tras dos semanas con el libro publicado, nadie ha salido a desmentirlo, porque no pueden, porque está todo perfectamente documentado. Y si hoy levanto la voz como ciudadana española preguntando abiertamente dónde están los 11 millones de euros desviados desde un partido político VOX hacia entidades privadas, no es con ánimo de derribar un partido, sino con el de poner el foco sobre el negocio del patriotismo del que se han beneficiado cuatro, con nombres y apellidos. Por eso, no me acerco a Irán, a Yunque, ni a Miami rodeada de tinieblas. Me acerco al clan Intereconomía que ha pasado del todo por la patria al todo por la pasta. Y a fecha de hoy seguimos sin contestación, no sabemos donde están esos 11 millones de euros de dinero público.
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