El morrocotudo silencio de Cerro Muriano
La sociedad actual vive marcada por hechos aparentemente aislados y puntuales que se convierten en causas de interés general. Casos como el de Daniel Sancho están ocupando las páginas de actualidad.
Sin embargo, hay circunstancias de suma importancia que pasan desapercibidas. En el mes de diciembre del pasado año, se produjo el fallecimiento de un soldado y un cabo en la base militar de Cerro Muriano (Córdoba). En la actualidad, mi compañero Luis Romero Santos está ejerciendo la acusación particular representada por la familia del soldado Carlos León, no sin dificultades.
De hecho, el Juzgado Togado Militar nº 21 de Sevilla le ha impuesto una sanción de apercibimiento por haber desvelado actuaciones a los medios de comunicación, sin que se proporcione más justificación de dicha decisión. A este respecto, podría decirse que la justicia militar está promoviendo un silencio morrocotudo, ese que cabrea a todos los profesionales que pretenden ejercer el derecho de defensa con las máximas garantías posibles.
A diferencia de otros órdenes judiciales, la justicia militar parece estar anclada a las fotos en blanco y negro. ¿Dónde está la libertad de expresión? ¿Cómo puede ejercerse el derecho de defensa bajo estas condiciones?
La libertad de expresión y opinión es un derecho fundamental que merece el máximo esfuerzo posible en su protección. Incluso, el Estado de Derecho no debería contemplar estas mordazas…
En definitiva, mi compañero Luis merece todo mi apoyo, así como el de la totalidad de los colectivos que integran la abogacía institucional. Ojalá sea el último caso en el que se produzcan estas amenazas, aunque me temo que en un futuro otro compañero podrá estar afectado por la misma situación. Ya lo contempla el dicho: “quien calla, otorga”.
EL ZAGUÁN
Algeciras, 1996. Corredor de fondo, escritor en mis ratos libres. Abogado en ejercicio, Doctorando en Derecho y Profesor universitario.