El culo perfecto

Perdonen el titular un pelín ordinario en vísperas de Navidad. Así es, de culos trata el artículo, y no son bíblicos. Culpo de ello a mi bar de cabecera por no tener el periódico como de costumbre. En el revistero encuentro un ejemplar atrasado de Interviú con un amplio contenido de posados de culos femeninos en su interior.
En la portada el más sugerente: el despampanante pan dulce (que dicen los italianos) de Susy Gala. “¡Qué culo!” Pensé al ver el bello trasero de la bailarina premiada por tener el mejor “culo de España”. Nada que objetar al veredicto del jurado afortunado, solo pedir que pasen rápido a trámite mi currículum, puedo aportar interpretaciones enfocadas en el tamaño: “No es lo mismo un culo grande que un culazo”. 
De un tiempo a esta parte la perfección de cuartos traseros viene tomando la delantera a los pechos como objeto del deseo. El culo de la cordobesa lidera el repertorio de “culazos” raciales que dilatan las pupilas en la revista semanal. Un culo perfecto y exitoso capaz de bailar el reguetón, la danza del vientre, la samba…. y el vito vito si quiere.  
Ocurre que el éxito de un culo no necesariamente es sinónimo de perfección. La historia se nutre de episodios de culos que, lejos del modelo perfecto de Interviú, han enriquecido la vida sexual en pareja y artística de fotógrafos y pintores. Véase el culo de Gala mirando al mar, no el de la Susy, el de la musa de Dalí, sin ser un culo perfecto contribuyó al amor mágico y apasionado. El artísta lo llevaba en su cartera antes de plasmarlo como un culo de éxito.
No confundír otras versiones de culos imperfectos, es el caso del “culón verbenero”. Es otra historia. Éste se contonea por el escaparate callejero empinado como el de una gata en celo, cuyo éxito consiste en dislocar a una presa débil para atrapar, sin rubor, al “culo de mal asiento” de turno que se desubica del lado correcto de otra mujer. ¡Ay, culos, culos! 
Recuerdo el origen de mis gustos adquiridos, de cuando mis deseos tempraneros acudían a la picaresca para avistar culos recatados con refajos… Culos mutados debajo de un vagón de tren o insinuados aljofifando el sardinel. El culo era el secreto mejor guardado. No era fácil  acariciarlo, basta recordar la mano deslizándose y el tortazo que recibía al llegar donde la espalda termina. Y más naturales, los culos eran más naturales. La bailarina advierte que sus nalgas no son 100% pata negra del Valle de los Pedroches, deja caer que el triunfo de su culo se debe, en parte, al sometimiento quirúrgico… ¡Ah! “mano de santo”, sostener ese encanto de retaguardia es milagroso.
El culo es el atributo con más seudónimos y el principal destinatario de piropos que conozco. Leo que a Susy le hace reír uno: “tienes el culo más apretado que los tornillos de un submarino”…. Aún es del agrado de alguna mujer que se dirijan a ella con palabras hilvanadas para la adulación sexual antes que por su belleza interior. Observando tales excelencias corpóreas de la chica no me imagino a nadie  diciéndole: “te comería tu corazón solidario”. 
Dios me libre de piropear con mal gusto, o manifestar un estilo grotesco sin el consentimiento; no es de caballero, ni femenino tampoco, y como mínimo merece la patada en el culo. Con sinceridad pienso que Susy Gala tiene en su culo la región más perseguida y deseada de su anatomía. Y no tengo duda de que, al igual que Ronaldo tiene sus piernas aseguradas, ella tendrá las dimensiones armoniosas de su culo a buen recaudo en alguna aseguradora, a salvo del acoso de un “viejo verde” de poca monta o aficionaillos del “culo veo, culo quiero”.
Claro que en los centros cerebrales no manda nadie y todos los culos caben, incluido el “culón miserable” la imaginación y el gusto es propiedad de cada uno. Pero ¡ojo con el escaneo mental de enclenques tangas que se pierden en los perfectos culos de Interviú! La obsesión en dosis incontroladas tiene efectos secundarios que alertan las sospechas: puedes pasarte el día llamando “circulo” a la peña de amigos, “vehículo” a tu coche o “espectáculo” a una obra de teatro ¡Es que…!
Vuelvo al comienzo: No es lo mismo un culo grande que un culazo, a mí me lo parece. Pero ¿Cómo se evalúa un culo? ¿Se mide para puntuar? ¿se toca? ¿Cómo se logra la perfección…?  Ansío conocer las bases y participar en un concurso de culos.
Y como en este País todo va de culo, siempre habrá alguien que no comparta la exposición y me llame “caraculo” ¡Ah! ¿como cuál?. Quizás no me lo tome como una ofensa.
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