Antonio G. Ojeda: “Perdurar en tus obras es una esperanza de vencer al olvido y a la desaparición total tras la muerte”
Antonio G. Ojeda (Osuna, 1958) enriquece la producción literaria con un nuevo título. Se denomina Fatigas y trabajos y se suma a la rica bibliografía de este maestro especialista en Lengua y Literatura y en Educación Infantil del CEIP Rodríguez Marín.
Por las páginas de esta nueva publicación se entremezclan los anhelos y desvelos del ser humano junto a las ilusiones y los sinsabores.
El autor, antes de finalizar sus estudios de Magisterio, trabajó como empleado de supermercado, analista de laboratorio, vendimiador en Francia… y siempre ha tenido en las letras su verdadera pasión.
Formó parte del Teatro Estudio de Sevilla que dirigió el gran Carlos Álvarez Novoa en el montaje “Pajaritos, 27”.
Toda la comunidad andaluza ha podido leer artículos de opinión en diarios y revistas como Sur, Jaén, Andalucía Libre, Grupo Pulicaciones del Sur… y ha presentado espectáculos flamencos debido a su gran afición.
Hoy en El Pespunte hablamos con el autor de Parle Diem, diccionario de humor, El árbol del chocolate, Cuentos de la escuela, La mariposa en el pluviómetro y otros relatos de amor y otros textos más tanto publicados como inéditos.
- ¿Cuál fue el motivo por el que te acercaste a la escritura?
La afición –aunque sería más adecuado decir “vocación”- a leer y a escribir surgió o estaba en mí de forma natural. En mi casa no había costumbre o tradición de leer, pero a mí me gustaron ambas actividades desde adolescente. Tengo cosas escritas desde los 14 y 15 años.
- ¿Qué te lleva a seguir escribiendo?
Es una “adicción” como otro cualquiera –bueno, las hay peores-, como el que pinta, esculpe… Me hace gozar y sufrir. Me gusta, no puedo ni quiero evitarlo. Y siempre está ahí el deseo de hacerse un huequecito en el mundo literario, de que la gente te lea. Además, para los que no creemos en más vida que esta, el perdurar en tus obras es una esperanza de vencer al olvido y a la desaparición total tras la muerte.
- ¿Piensas en tus lectores cuando las musas llaman a tu puerta?
Creo que no. Escribo lo que quiero o lo que “las musas” me dictan –por cierto, no sé si los escritores modestos o no escritores como yo tenemos de eso, musas-. Puede que, en ocasiones, piense en el efecto que lo escrito va a causar en el lector –una frase, un verso,…-, pero, en general, nunca he escrito para enseñar o demostrar algo al lector.
- ¿Serán vencidos los libros por la tecnología?
Es como preguntarse si la ciencia vencerá a la muerte. No, pero sí. Desde el momento en que va aumentando poco a poco la esperanza de vida por los avances en Medicina, la ciencia le va ganando batallas a la muerte, es decir, la va venciendo aunque no la haya podido evitar.
Con los libros pasa igual: aunque no me gusta hacer de adivino o vidente, creo que la tecnología acabará a largo plazo con los libros en papel puesto que ya le va ganando batallas, es decir, como en las guerras, está acabando con ellos poco a poco. Yo, de momento, me resisto con uñas y dientes al libro en pantalla y me quedo con el rito y la ceremonia de comprar un libro impreso, toquetearlo, abrirlo, olerlo y “degustarlo”.
Sobre Fatigas y trabajos
- Tu libro es un conjunto de relatos heterodoxos, ¿cómo se te ocurrió hacerlo de esta manera?
No se me ocurrió hacerlo de esta manera. Yo voy escribiendo lo que se me ocurre o, más exactamente, voy escribiendo los relatos que eligen ser escritos. La propia idea nace ya con el estilo elegido, la extensión, el tema,… Y, una vez, escrito, voy guardando. Hasta que, en un momento dado, te das cuenta de que hay una serie de relatos que pueden ser reunidos y publicados.
- Los relatos de tu libro, ¿siguen algún tipo de relación entre sí?
En la forma y el estilo, no. (Hay relato largo, microrrelato, crónica periodística, sueño, versión de otro cuento, reflexión tipo artículo periodístico,…). De ahí lo de “relatos heterodoxos”. Pero, en el fondo, sí hay relación entre todos –la relación que explico un par de preguntas más adelante-.
- ¿Qué o quién ha influido en ti para llegar a crear Fatigas y trabajos?
Todo alfarero necesita barro de algún lado o de algún tipo para hacer sus piezas de cerámica. Yo, en este libro, no encuentro influencia ninguna concreta, pero en el conjunto de mi obra están presentes influencias varias: todas mis lecturas, mis vivencias y experiencias, los cuentos tradicionales, mi visión crítica del mundo y la época que me ha tocado vivir, mi afición y tendencia al humor,…
- ¿Por qué elegiste Fatigas y trabajos como título del libro?
Porque los relatos tienen en común los anhelos y los desvelos, las ilusiones y los sinsabores del ser humano, el devenir cotidiano de los personajes que lo pueblan que, como hormiguitas, se afanan –nos afanamos- en vivir y, en muchos casos, en sobrevivir, meramente en sobrevivir.
- Si tuvieras que elegir una parte de tu libro, ¿cuál sería?
Creo que los tres pilares o relatos fundamentales que sostienen el libro son Los buenos negocios, Edipo el Simple y el rey Nicolaso y La piel del lobo –en el que Caperucita Roja ya es adulta y tiene una tienda de prendas de pieles de animales.
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