Antonio Cattoni: “La gente ha reinterpretado su Semana Santa conforme al relato que ‘El Llamador’ ha elaborado”
Licenciado en Ciencias de la Información, recientemente, el periodista Antonio Cattoni (La Carolina, Jaén) ha presentado su trabajo fin de máster bajo el título ‘A golpe de El Llamador: Las transmisiones de Canal Sur Radio sobre la Semana Santa de Sevilla como bien patrimonial’, obteniendo la calificación de sobresaliente.
Ha realizado el Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico por la Escuela de Patrimonio y Arquitectura de la Universidad de Sevilla con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).
Esta conversación con Antonio discurre de la misma forma en la que estamos acostumbrados a escucharle en Semana Santa, a pie de calle. Mientras hacía unas compras y paseaba a Roma, su perra, Antonio nos cuenta más detalles de este TFM y nos acercamos a sus pensamientos y convicciones para conocerle con más detenimiento. Esta vez, el protagonista es él.
Que un miembro de El Llamador haga un estudio sobre el mismo denota que sois conscientes de que formaréis parte de la historia de Sevilla.
Porque la gente intenta hacérnoslo saber. La gente nos expresa muchísimo cariño, nos cuentan que tienen grabadas retransmisiones nuestras, nos muestran ese cariño en la calle… Todo esto hace pensar que hay algo importante. Para este trabajo he recurrido a autoridades en cada materia: antropología, historia, en el ámbito de la comunicación, de la historiografía, del arte, de la interpretación. Me he apoyado en esos puntales que me han servido para argumentar que El Llamador forma parte de la vida de la gente porque lo dicen Carlos Herrera, Isidoro Moreno, Antonio Zoido, etc.
No se entiende la Semana Santa de Sevilla sin El Llamador.
Es lo que creo que muchos de los oyentes piensan. El Llamador no es solo un testigo de la Semana Santa, sino que se ha convertido en un actor y que ha cambiado en cierta medida la Semana Santa. Ha abierto debates que antes eran inexistentes. La radio ha convertido la Semana Santa en un espectáculo de masas. Se ha generado un debate en torno a un determinado canon estético de las cofradías en apartados como la música, el exorno floral, el patrimonio, los bordados… No digo que lo que haya hecho El Llamador esté bien, sino que ha sido un testigo que ha contado esta Semana Santa y además la ha hecho cambiar y le ha añadido una serie de valores, por ejemplo la ha convertido en un espectáculo. El Llamador ha tomado en parte un estilo muy ágil de contar las cosas que nace con el carrusel deportivo. Eso está en el origen de contar una nueva forma de contar las cofradías. Al principio eran locutores que procedían de los cuadros de actores, las transmisiones eran guionizadas, era como un teatro. No había espacio para la improvisación porque antes también pasaba por la censura. Y se dan una serie de cambios que llegan al nacimiento de Canal Sur y esos cambios se asientan y hacen que esa semana santa cambie y que se exporte esta semana santa. Que haya gente de Osuna, de Murcia… que escuchan El Llamador… Es más, que quieren incluso que su Semana Santa se parezca a la que cuenta El Llamador.
En la defensa del TFM, hablabas de las dimensiones patrimoniales de El Llamador: identitaria, social, cultural, económica y la efectiva… A pesar de ser un programa de una temática muy específica, en términos profesionales y sociales es muy completo.
Creo en parte el secreto de su éxito es su carácter patrimonial. El colectivo se identifica. El Llamador es parte de nuestra Semana Santa y la Semana Santa es parte de nuestro pueblo.
Hay dos conceptos clave: El Llamador ha hecho información de la Semana Santa cogiendo el testigo de Radio Sevilla que comenzó a hacerlo a finales de los años 80. Y el otro es que lo ha contado desde la emoción. Información y emoción.
Imaginamos que sabes que hay gente en toda Andalucía, por acotar un poco, que está viendo la Semana Santa de su ciudad o su pueblo y, a la vez, está escuchando El Llamador.
El peso específico que alcanzó la Semana Santa de Sevilla evidentemente era anterior a El Llamador, pero de la forma en la que se han afianzado los modos sevillanos en otras latitudes, si no hubiera sido por El Llamador se habría producido a otro ritmo.
Antes de que existiera internet la gente grababa El Llamador en una cinta y la repartía y se escuchaba en otro sitio. Conozco a gente de Alcalá del Valle que se subían a una montaña para escuchar El Llamador porque era el punto del pueblo donde mejor llegaba la señal de Sevilla.
La gente ha reinterpretado su Semana Santa conforme al relato que El Llamador ha elaborado de la Semana Santa, que no es un relato completo, sino parcial. Nosotros contamos un relato de la Semana Santa que nos toca lo que vemos. No puede responder a la totalidad de la Semana Santa, pero sí influye
Hay otro gráfico en el trabajo que se llama el sistema de llamador que influye en la propia ciudad de Sevilla, en la Sevilla cofradiera, en la propia Semana Santa de Sevilla, pero también influye en otros relatos radiofónicos y también en otras Semana Santas.
Se ha generado una Semana Santa normalizada, estándar, donde el peso específico de los sevillanos es muy importante y creo que ahí tiene mucha responsabilidad El Llamador.
Es extraño el éxito de El Llamador en papel, con las grandes colas que se forman para recogerlo, en la época de lo digital.
Y también hay otro fenómeno patrimonial que es el que “yo lo colecciono, lo quiero tener, lo quiero legar a mis hijos”, eso es patrimonio también. Es muy curioso que pase eso en la era digital, pero es una tradición. Hay mucha gente que los tiene todos y te dicen que venía aquí con su abuelo, con sus padres y ahora con sus hijos.
Hay gente que afirma “Mi Cuaresma comienza cuando se entrega El Llamador en el Lope de Vega”.
¿Cuánto y cuándo descansáis en Semana Santa?
La Semana Santa es un palizón, pero luego podemos descansar bien con posterioridad. Esto es una vez al año, es un trabajo muy cansado, pero lo disfrutamos mucho y creo que eso se nota en las retransmisiones.
Tu voz baja y la sensibilidad que transmites por el micrófono también son un bien patrimonial de muchos oyentes.
No sería yo quién para decirlo. Cada uno tiene su estilo. Es probable que haya gente que lo piense. Si es así, me hace feliz. Uno hace las cosas como cree que debe hacerlas, pero a veces también se equivoca.
¿Concebirías ahora una Semana Santa sin un micrófono de por medio?
Me costaría mucho. Es cierto que llega un momento en el que me cansa. Todavía tengo fuerzas. Pero me sería muy difícil.
Por cierto, Antonio, ¿pagaste la multa por la “Ley mordaza” que te pusieron sin ni siquiera estar cubriendo una procesión?
Lo que pasó fue que yo estaba allí presente como suelo estar en casi todos los actos de este tipo, pero fue la primera vez que se aplicaba esta ley y además nosotros nos enteramos de que habíamos sido multados cuando se nos cargó en la cuenta una cantidad por la multa, pero nadie nos la notificó.
Pero hubo un defecto de forma en esa multa. Todo el mundo se llevó las manos a la cabeza. Nos defendieron muchas personas e instituciones, entre ellas, la Asociación de la Prensa de Sevilla y el subdelegado del gobierno aprovechó ese defecto de forma para dejar en vacío esta historia y esa cantidad se devolvió.
Fuiste pregonero de la “Croqueta de Casa Ricardo”. ¿Qué falta por pregonar en Sevilla?
Lo del pregón imposible es una cuestión casi paródica de este mundo de pregones que para mí es un poco excesivo. Ahora que hay tantas procesiones extraordinarias, pregones ya hay de todo tipo de asociaciones… Ese era un poco el objeto del pregón imposible: que sea algo paródico, divertido, intentando que sea respetuoso. Hay demasiados pregones, demasiadas procesiones extraordinarias, demasiadas coronaciones, demasiados aniversarios… todo esto me cansa ya un poco. Me parece que es un exceso que a mí en cierta medida me aleja del mundo de la Semana Santa. Sé que hay mucha gente que está de acuerdo conmigo.
Pese a tu ortodoxia, incluiste un ‘rap trianero’ en un pregón de la juventud. ¿Falta originalidad en el mundillo cofradiero?
Ese fue un pecado de juventud, tendría yo treinta y pico años y se me ocurrió hacer eso. Es posible que falte originalidad. Pero en el ámbito de los pregones, es un acto de comunicación y el comunicador debe buscar las herramientas que le hagan posible conectar con el público y para ello hay ocasiones que deben tirar de originalidad. Algunos tiran de elementos un poco manidos como es ponerle música a un pregón algo de lo que soy contrario porque sería como hacer radio.
Un pregón debe ser una persona que se enfrenta a un atril en solitario y sin más aditamentos, además con una estructura que ya está hecha que Rodríguez Buzón cerró ese canon. Con ese estilo y estructura lo que habría que conseguir es llegar a la gente con autenticidad. Probablemente, lo que falta en muchas ocasiones es honestidad. Hay veces que escuchas algo y dices “no suena de verdad”.
Este año el pregonero de la Semana Santa de Sevilla es un periodista de Canal Sur. ¿Primero de muchos?
No, la primera pregonera de Canal Sur, fue Charo Padilla que además fue la primera mujer pregonera. Hay otros pregones de Canal Sur en otros lugares de Andalucía. Creo que gente de Canal Sur lo ha dado prácticamente a lo largo de toda Andalucía.
Y pienso que debería haber muchos más. Por ejemplo, creo que Luis Baras, tendría que dar un pregón con su estilo. Él marcó su época. Es una voz… Me encantaría verlo contar su Semana Santa.
Si lo dices por mí. A mí ni me ilusiona ni me va en ello la vida. Si me llaman sería algo precioso. Sería fantástico. No creo que mi estilo esté en sintonía con lo que habitualmente se elige. Pero si me llaman será porque quieren que lo haga como yo soy.
¿A quién le harías un pespunte?
Yo le daba un pespunte, cariñoso, pero creo que merecido, a la autoridad eclesiástica por promover tantas salidas extraordinarias, acontecimientos extraordinarios, conmemoraciones, coronaciones canónicas… creo que hay que ser un poco más cuidadosos con eso y no se puede utilizar estas cosas para premiar determinados aspectos o la eclesialidad de algunas hermandades. Creo que con esto hay que ser más cuidadosos.
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