¡Viva México! ¡Viva la tauromaquia!
¡Viva la tauromaquia! ¡Viva la libertad!
Estas fueron las palabras que a viva voz desde el centro del ruedo de la Plaza Monumental de México pronunció el diestro Isaac Fonseca en el brindis del toro con el que confirmaba su alternativa en la Monumental de México el pasado domingo.
Palabras que primero silenciaron el gran coso y después enardecieron al público que terminó coreando ¡Libertad, libertad! antes de que comenzará la faena.
Previamente el valiente torero mexicano se había ido a portagayola para recibir ese toro de su confirmación, llamado por paradojas del destino y del sorteo “Bendita Libertad”.
Recibiendo a portagayola a “Bendita Libertad” comenzaron los festejos de la conmemoración del 78 aniversario de la Monumental de México, inaugurada el 5 de febrero de 1946.
El domingo anterior, 28 de enero de 2024, se volvían a celebrar festejos después de que una sentencia de la Corte Federal prohibiera en 2022 la celebración de corridas de toros en la Monumental de México. Tras 18 meses de clausura el pasado 6 de diciembre de 2023 la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló el regreso de las corridas a la capital.
¿Pero por qué México tiene tanta tradición taurina y por qué es tan importante en el mundo taurino la Plaza Monumental de México?
En el año 1957 el geógrafo francés Pierre Deffontaines publica un interesante artículo titulado “La introducción del ganado en América Latina”.
En dicho artículo afirma que en las estrategias de ocupación del Nuevo Mundo de españoles y portugueses era obligatorio, y así figuraba en sus códigos de navegación, la suelta de reses, ya que ese acto constituía una forma de ocupación territorial por animales o de posesión del terreno, incluso antes del asentamiento humano.
Ganado viene de ganar. Se consideraba terreno ganado y de ahí incluso proviene la denominación.
La suelta de bóvidos en América fue una constante desde 1509.
En la Quinta Carta de Relación que envió Hernán Cortes al Rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Germánico, menciona que en su regreso de las Hibueras (hoy Honduras) el día de San Juan “se estaban corriendo ciertos toros”.
Por tanto, puede considerarse el 24 de junio de 1526 como el día de la primera corrida de toros en México.
El 13 de agosto de 1529, día de San Hipólito, es cuando realmente se instituyen de manera oficial las corridas en México para conmemorar el aniversario de la Toma de la Gran Technochtitlan, la capital azteca. Tuvo lugar en la llamada plazuela Del Marqués, que era parte del terreno que hoy ocupa la Catedral de México.
Entre ambos eventos, en 1527, Juan Gutiérrez de Altamirano, primo de Hernán Cortes, importa doce pares de toros y vacas de lidia de la casta Navarra para la Hacienda de Atenco, en el Valle de Toluca, que hoy día se considera la ganadería más antigua del mundo. Atenco en lenguaje nauthal significa “junto al rio”.
El introductor del toreo moderno en México puede decirse que fue Bernardo Gaviño, un torero de Puerto Real nacido el 20 de agosto de 1813.
Huérfano de padre fue educado por el obispo Francisco Javier Cienfuegos, que luego fue arzobispo de Sevilla.
Gaviño, antes de cumplir los diez años, ingresa en el seminario, pero se aburría y se escapaba para torear.
El arzobispo lo castiga con pena de prisión, pero cuando sale sigue toreando y es perseguido y amenazado por el arzobispo.
Ante eso huye a América donde comienza a desarrollar el toreo que ya se hacía en España.
Triunfa en México y muere en 1887 en Texcoco a consecuencia de una cornada. Pero ya le había dado tiempo de transmitir su tauromaquia, herencia de la de Pepe Hillo y la de Paquiro. Uno de sus banderilleros, Ponciano Díaz, puede considerarse el primer torero mexicano de la era moderna.
Es Gaviño quien le da la alternativa en Puebla en 1879.
En 1889, Ponciano Díaz debuta en Madrid donde causa gran impresión.
El toreo comienza a tomar gran auge en México. En 1907 se inaugura en la capital la Plaza de El Toreo de la Condesa, donde rivalizaron toreros mexicanos y españoles y donde tantos éxitos cosecharon Gaona, Armillita, Juan Silvetti, Juan Belmonte, Luis Freg, Silverio Pérez y donde, en una expectación nunca vista, debutó en México Manolete.
Mención aparte merecen las faenas que Chicuelo hace en México a los toros “Dentista” y “Lapicero”, precursoras de la que le hace a “Corchaito” en Madrid en 1928 y que cambia la historia del toreo, pues introduce en las tres el concepto de ligazón hasta entonces desconocido.
Antes de ese debut de Manolete, en el año 1936 se produjo el llamado “Boicot del miedo” que impidió a los toreros mexicanos torear en España. Los éxitos de Armillita y el empuje de los toreros mexicanos en España, asustaron a Marcial Lalanda que consideraba que los éxitos de los aztecas impedían poner a los toreros españoles en ellos carteles y no cejó hasta conseguir que se prohibiera torear en España a los mexicanos.
Fue el empresario de la Plaza de El Toreo de la Condesa, D. Antonio Algara, el que en julio de 1944 consigue que Lalanda ceda y se desbloquee el boicot.
El 9 de diciembre de 1945 Manolete confirma la alternativa en la Plaza de El Toreo de La Condesa con una actuación inolvidable en la que el entusiasmo del público llegó a veces al paroxismo.
Cortó las dos orejas y el rabo con el ruedo inundado de sombreros. Dio la vuelta al ruedo al estilo mexicano es decir en sentido inverso a las agujas del reloj. Proviene esa costumbre precisamente del boicot del miedo, ya que, cuando esto sucedió, Armillita Chico y otros diestros mexicanos decidieron imponer sus condiciones a los toreros españoles que fuesen a torear a México. Se les impuso la obligación de confirmar la alternativa en la primera plaza del país, así como acatar sus normas dentro de los ruedos tales como la forma de cambiar los tercios y quitarse la montera en determinadas ocasiones. También decidieron que la vuelta al ruedo se daría en sentido contrario al que se hacía en España.
Manolete se convirtió en el gran “consentido”, que es como allí se denomina a los toreros queridos por la afición mexicana. Muchas fueron los que dejaron faenas inolvidables en el coso mexicano y fueron grandes “consentidos” por méritos propios. Paco Camino, El Niño de la Capea que fue el primer torero español que indultó un toro en “La México” o “El Juli” que con solo 15 años indultó un excelente novillo tras una gran faena.
Viendo los grandes éxitos de la tauromaquia en el Toreo de la Condesa un empresario de Yucatán de origen libanés llamado Neguib Simon decide construir una enorme plaza de toros. El proyecto inicial era construir una Ciudad de los Deportes con plaza de toros, estadio de fútbol, canchas de tenis y frontón, cines, restaurantes, boleras, piscinas, playas artificiales con olas y parque de atracciones, pero solo se construye el estadio de fútbol y la plaza de toros.
La construcción se hace en el tiempo récord de 180 días y se inaugura el 5 de febrero de 1946. El 5 de febrero es el Día de la Constitución en México.
El 3 de febrero se realizan en el mismo ruedo los oficios para bendecir la nueva plaza siendo el Arzobispo de México, D. Luis María Martínez, quien da la primera vuelta al ruedo en esa plaza mientras con su hisopo la rociaba de agua bendita.
El cartel de la inauguración estaba formado por Luis Castro “El Soldado”, Manolete y Luis Procuna que actuaron ante más de 50.000 espectadores en un ambiente de gala.
En las imágenes que se pueden ver de aquella corrida se aprecia como en el despeje de plaza (partir plaza en México) y en el paseíllo se oyen los sones del pasodoble “Cielo Andaluz”, compuesto en 1912 por Rafael Gascón Aquilue, español que emigró a México en 1895. Es un clásico en la Monumental por su belleza y porque tras los primeros compases el público al unísono entona un sentido “Ole” que estremece el alma.
No hay que confundirlo con el pasodoble del mismo nombre compuesto por Pascual Marquina, muy habitual en la Maestranza. Les invito a escuchar ambos al finalizar el artículo.
Los toros del día de la inauguración eran de la histórica ganadería de San Mateo.
Esta ganadería fue fundada por D. Antonio y D. Julián Llaguno en 1899 en la Hacienda San Mateo en Zacatecas.
Lidia por primera vez en Aguscalientes en 1906 siendo Ricardo Torres “Bombita” uno de los diestros. Bombita establece gran amistad con el ganadero y lo convence para que en 1908 importen 6 vacas y 2 sementales del Marqués de Saltillo, cambiando el signo ganadero mexicano siendo hoy día uno de los pilares de las ganaderías mexicanas.
El cartel que anuncia la Feria de Sevilla este año ha sido realizado por el artista mexicano Abraham Cruzvillegas. Ha pintado un traje de luces que perteneció al torero mexicano Juan Pablo Llaguno, descendiente de los ganaderos de San Mateo. Gran cartel desde nuestro punto de vista.
Fue Manolete quien, a pesar de actuar en segundo lugar, cortó la primera oreja en esta plaza, aunque cuentan que el Arzobispo siempre presumió hasta el día de su muerte de haber dado una vuelta al ruedo en la misma antes que Manolete.
Al día siguiente de la inauguración hubo un apasionante mano a mano entre Silverio Pérez llamado “ El Faraón de Texcoco” y Manolete. El mexicano cortó ese día el primer rabo que se concedía en “La México”.
Desde entonces se han escrito páginas de gloria en el Coso de Insurgentes, así llamado por estar situado en la Avenida de ese nombre, la más larga del mundo con más de 30 kilómetros de extensión.
Insurgentes fue el nombre de todos aquellos que lucharon por la independencia del país, constituyéndose en la resistencia más subversiva contra la Corona Española y que una vez organizados fueron conocidos como el Ejército de los Insurgentes.
Mas de 50.000 insurgentes abarrotaron “La México” en su reapertura hace unos días. Ese día en los alrededores se colocaron carteles con citas de ilustres escritores.
Nos quedamos con una de Gabriel García Marquez en la que se leía:
“Si la tauromaquia está destinada a morir, quisiera verla morir con honor y como se merece, cuando los taurófilos dejemos de ir a las plazas, y no cuando alguien ajeno me lo quiera imponer.”
Alcemos la voz con nuestros hermanos mexicanos.
¡Viva México! ¡Viva la Tauromaquia! ¡Viva la libertad!
MANOLETINAS
Manuel Fernández Leal es licenciado en Derecho, máster en asesoría jurídica de empresa, docente en diversos cursos de postgrado. Aficionado práctico taurino. Conferenciante en temas de la historia de la tauromaquia. Autor del blog “Leales del toreo”. Coordinador del Aula Taurina de Antiguos Alumnos del Colegio Tabladilla. Colaborador en tertulias taurinas en Radio Ya, Radio Decisión y Onda Capital y en la revista francesa “Toros”, decana de la prensa taurina en Europa.
manolofdezleal@gmail.com