Viernes Santo de Vía-Crucis

viernes-santo-2-copia“El día más importante, ¡agua!”. Es lo que oí sentenciar a una señora en la Plaza Mayor a las nueve de la noche del Viernes Santo. Resumía perfectamente lo que había sucedido ese día.

Histórico Viernes Santo el de 2011 en el que ninguna cofradía pudo realizar su estación de penitencia. Más aún cuando no se recuerda, se decía la fecha de 1929, la última vez en que las hermandades de Nuestro Padre Jesús y la Virgen de los Dolores no salieron al alba del viernes-santo-3-copiaViernes Santo por la lluvia. “La Madrugá” que se oyó no fueron los acordes de Abel Moreno sino la de los intensos chaparrones que caían desde que se encerraron los pasos de las hermandades de Jesús Caído y de la Humildad. El propósito de las juntas de gobierno de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores era la de realizar la estación de penitencia, por lo que se anunció a los nazarenos en el interior de la Parroquia de la Victoria que se retrasaría hasta las 7 la decisión que se tomaría. Entre ilusiones y esperanzas se comentaba que no llovería, que se podría acortar el recorrido pero la realidad era que se sucedían fuertes lluvias. Ante esa situación, a las 7:30 de la mañana los hermanos mayores Manuel Caraballo y Francisco Martín de la Hinojosa, con rostros serios, anunciaron que se suspendía la estación de pviernes-santo-tarde-copiaenitencia, ante lo cual todos los presentes respondieron con dos fuertes aplausos. El que no realizaran estación de penitencia fue una decisión valiente, necesaria y responsable. Si el pasado año se vivía un hecho único al alargar el recorrido hasta llegar al convento de las Hermanas de la Cruz, en 2011 esta decisión también marca sus historias, Manuel Caraballo sin duda no la olvidará pues ésta era su última estación de penitencia como hermano mayor.viernes-santo-tarde-1-copia

Tras comunicar la difícil decisión a los nazarenos y devotos que esperaban en la calle, comenzó el rezo del Vía Crucis a puertas cerradas, tras lo cual la parroquia permaneció abierta hasta pasado el mediodía. Entonces se cantaron saetas a ambas imágenes, que en ningún momento fueron levantadas por sus costaleros, destacando la de Manuel Cuevas que improvisó una letra dirigida a los costaleros de Nuestro Padre Jesús. Por tanto la imagen de Jesús Nazareno no pudo estrenar unas potencias de plata dorada que habían sido donadas, ni Nuestra Madre y Señora de los Dolores lucir su exuberante exorno floral de liliums, frecsias y anturium blancos.

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La lluvia continuó a intervalos durante todo el día hasta que el reloj marcó las 20:15 horas, para la salida de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Paz. Demoró la decisión hasta las 21 horas, la hora de la salida del paso de la Hermandad de la Quinta Angustia, que optó por suspender su estación de penitencia. Su paso, que recuperaba la forma de colocar los claveles del monte dejando ver las hojas de hiedra, regresó a su capilla y comenzó el rezo del Vía Crucis. Por su parte la Hermandad de la Paz procedió de la misma manera, al término del Vía Crucis los pasos (el del Crucificado lucía un monte combinado de claveles rojos y lirios morados) regresaron a sus capillas entre el canto de saetas, una de ella del capataz Eduardo Rodríguez a María Santísima del Mayor Dolor.

Fotos: José Manuel Fernández Herrera

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