
Ha muerto Pepe Luis Vázquez Silva, una de esas personas a las que todo el mundo quería y al que ahora le harán muchos homenajes, que para eso sembró toda su vida de bonhomía. Pero hay uno, quizá desconocido porque surgió en la intimidad del campo, que comenzó hace cuatro décadas y que hoy en día todavía pervive en una reata de toros bravos.
Corría el año 1983 cuando en casa de Julio de la Puerta se tentaba a una jabonera, procedente de la línea antigua de la casa que venía de Curro Chica, marcada a fuego con el número 267 y del guarismo 81. El encargado de tentarla, Pepe Luis Vázquez, quien anduvo tan sublime con ella que los ganaderos decidieron cambiarle a la erala su nombre original por el curioso de “Pepe Luisa”.
Y es ahora cuando el destino empieza a entrelazar casualidades de las suyas. Porque la divisa de Julio de la Puerta, radicada en Osuna desde hacía muchísimos años, no lidió una corrida de toros en esa plaza hasta el 14 de mayo de 2016. Y para ella se embarcó a un “Pepe Luis”, hijo de una nieta de aquella 267 que había toreado Pepe Luis Vázquez Silva 35 años atrás.
Este de Osuna, marcado con el nº 42, de pelo negro y lidiado por Juan José Padilla, fue indultado, y hoy cumple funciones de semental en “La Valdivia”, a escasos kilómetros de la plaza donde ganó su vida en el ruedo. Cosas de la vida, fue en Osuna donde está documentada la última tarde donde Pepe Luis vistió el traje de luces, el sábado 6 de octubre de 2018.
Ahora ya su carrera se ha convertido en historia, historia del toreo. Pero no me parecía justo que esta otra historia, de campo y de homenaje perenne a un torero, quedase perdida en el olvido.
