Una doctora que representó a la mujer en el dolor de la peor pérdida que se puede afrontar

- Rosario Jiménez Cabrera escribió un libro sobre la muerte de su hijo representando a todas las mujeres que a lo largo de la historia habían pasado por lo mismo

El 8 de marzo es una fecha simbólica. No significa nada y mucho a la vez. El director de El Pespunte, Manuel Fernández, ha pedido a los periodistas de la redacción que escribamos sobre alguna mujer especial de la que hayamos entrevistado este año. No he necesitado pensar mucho para elegir a la mujer que más me ha impresionado por su renuncia a dejar de sentir el dolor más tremendo que te puede sobrevenir, por entender que, muy a su pesar, hay que seguir viviendo un día detrás de otro.
La historia llegó a través de un amigo. Me dijo: “Rosario, la doctora Cabrera ha escrito un libro. Quiere que le haga la foto. Creo que debes entrevistarla”. Confiar en la intuición de Claudio Ramírez, mi amigo, es fácil porque me conoce y sabe que hay temas que llegan para pasar directamente por el alma, no se entienden de otra manera. Humanidad antes que objetividad, siempre.
Contar desde el respeto
Rosario Jiménez Cabrera es doctora y vecina de Arahal. Perdió a su hijo Abel a la edad de 26 años hace poco más de 5 años, o como ella misma diría 61 meses. Ha sido siempre una mujer especial, con una capacidad de empatizar fuera de lo común. Es una persona querida por su tremenda humanidad, aún más después de que la vida la pusiera en el más amargo de los tragos: la pérdida de un hijo a causa de un accidente de tráfico.
Esta situación es tan tremenda que lo primero que pensé es cómo afrontar la necesidad de contar, con la sensibilidad que requería la situación y el más profundo de los respetos. Tengo que confesar que ha sido la entrevista más difícil de mi carrera profesional porque, el dolor que Rosario fue capaz de expresar, me traspasó.
Ella escribió un libro precisamente sobre este tremendo dolor, no para dejar de sentirlo, ni mucho menos, lo que intentaba era simplemente volcarlo en esos días en los que la oscuridad lo cubrió todo. Escribir fue parte de la terapia por la que se agarró a la vida, le ayudó a respirar sin entender, a conseguir que una hora siguiera a la otra, que los días se dividieran en ratos malos o peores pero aceptando lo que le había tocado vivir. Lo presentó en mayo en el Teatro Municipal y, no sólo se llenó, sino que hubo muchas personas llegadas desde distintos puntos de Andalucía que se quedaron fuera.
Todas las mujeres
Abel está en su corazón y en su mente, en un lugar mágico que sólo habitan los dos. Y lo oye decirle: ¡Vamos, titi!, así lo expresó en la entrevista. Ella también se preguntaba una y otra vez por qué tendría que dejar de sentir este dolor. Rosario representaba en esos momentos a todas las mujeres que a lo largo de la historia habían pasado por lo mismo. Me emocioné viendo su entereza y sus lágrimas, no puedo decir que me puse en su lugar, eso es imposible. Nadie que no haya pasado por esas tremendas circunstancias es capaz de hacerlo.
Por eso esta historia que tuvo como protagonista a una mujer, ha sido la que más me ha transmitido en el último año, incluso estoy segura de que formará siempre parte de lo más sentido y difícil de mi vida profesional. Porque la doctora Cabrera supo separar su condición de madre en el momento en el que su hijo la necesitaba como profesional y, después, volvió a ser madre en su infinito dolor. Y ha seguido siéndolo cuando, desde entonces, acude a consolar a cada madre que pasa por el mismo trauma.
Ella ha representado con la publicación de su libro a muchas otras madres de Arahal (y del resto del mundo) que frecuentemente o, incluso cada día, se encuentran en el cementerio de San Gabriel para hablar un rato con sus seres queridos. Sólo ellas saben que, en ese momento, se sienten más cerca porque el consuelo tiene siempre sentido común, sea cuál sea el camino escogido para conseguirlo. Allí están Antonia Mari, Lourdes, Pepa y un buen número de madres y mujeres con mayúsculas que representan lo mejor de este género porque han conseguido salir adelante mutiladas pero aún vivas y siguen dando lo mejor de ellas.
Redactora de El Pespunte.
Periodista sevillana con más de 30 años de experiencia. Fundadora y CEO de AionSur durante 10 años. Especializada en reportajes agrícolas y sociales en la provincia de Sevilla.