Un torero con quilates en las muñecas

Ignacio Muruve

Crítico taurino de El Pespunte

Los parroquianos maestrantes que se aglutinaban en el Bar Taquilla llegaban a la puerta del local buscando el aire acondicionado mientras suspiraban. Nos habíamos librado por un día de la ola de calor que venía a azotar a la península. ¿Cómo será eso de posarse en la piedra a cuarenta grados siendo las nueve de la noche? Mejor no saberlo. El run-run de la noche lo traía bajo el brazo un torero de La Rioja de aires clásicos. Fabio Jiménez, alabado por el aficionado en consecuencia de su toreo, comparecía en la Maestranza. Plaza que, por cierto, le viene como anillo al dedo.

Salió un jabonero en segundo lugar con menos cuerpo que el primero pero más fino, más armónico en una línea hacia abajo que invitaba a creer que iba a ser. Fabio Jiménez lo esperó al abrigo de la puerta del desolladero para echarle los vuelos con una delicadeza bárbara. Todo tan limpio, tan sutil. Verónicas de un calado sublime que repitió en una respuesta al quite de Cristian González. Aún mejores. Antes del recital de Fabio, a la salida de un par fue prendido «El Topas», que marchó a la enfermería en volandas de sus compañeros. Se presentía una cornada que se confirmó a los minutos. Pasado el susto y todo en torero, el novillero cogió la muleta para sacarlo a segunda raya y ahí comenzar un hacer que recordaremos cuando doble el último el próximo doce de octubre. La paciencia es la madre de las ciencias, que pensaría Fabio. Lo hizo embestir a base de echarle los vuelos de forma exquisita, en el hocico. A partir de ahí, todo fue toreo en esa diferencial -así como diferente- forma de correr la mano que asienta el toreo en una naturalidad pasmosa. Patrimonio urdialista aunque goce Fabio de personalidad propia. Un concepto de conexión directa con el corazón de quien lo contempla. Sevilla se entregó en un puñado de doce naturales de hondura extrema, de calidad suprema. Doce naturales que vinieron sin necesidad de ligar. Tejera no se enteró de nada y atacó «Suspiros de España» cuando el joven marchó hacia tablas a coger la tizona. La espada voló hacia buen sitio y el riojano cortó la oreja de más peso de las cinco novilladas picadas del ciclo. La seriedad protagonizó lo realizado en el quinto, el segundo becerrón que se lidiaba en la noche. Bien colocado siempre, era complicado que el novillo no entregara lo poquito que tenía. Pese a que no mató bien al quinto, dejó una tarde de torero importante, importantísimo.

Valentín Hoyos no dudó cuando todo el mundo se tapó tras las tablas tras el paseíllo. Emprendió parsimonioso el camino hacia la boca de toriles para después esbozar verónicas sin eco mientras el de los rizos comenzaba a dar claros síntomas de mansedumbre. Sin dar mucho ruido se apoderó de una lidia que viajó de los bajos del siete hasta los bajos del diez. De una punta a otra de la plaza. Alto y muy recortadito, con la cara lavada, nos dio ciertas esperanzas cuando Valentín se dobló en el tercio del tres. Ese aire duró un suspiro. Se fue de najas a la salida del primer derechazo y por mucho que insistiera el salmantino en esos terrenos, hasta que no transcurrió más de la mitad de la faena no pudo encontrar respuesta del público. Fue en chiqueros donde dejó dos tandas potables antes de saludar una ovación. Faena discreta, de bajo tono y sin aparente eco la ejecutada al impresentable quinto. Lo que le otorgó el trofeo fue el apabullante espadazo en toda la cruz ejecutado sobre la bocina. ¡Así se matan los toros!

El tercero, que presentaba una cornamenta propia del pueblo más perdido de la mano de Dios tuvo fondo de clase más que aprovechable. Con él estuvo dispuesto Cristian González. Afanoso, con dos tandas de calado, no redondeó ni terminó de cuajar su labor. Idéntico fue el planteamiento y el resultado con el sexto. Debió apretar más.

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla

21ª de abono. 1/2 plaza.

Novillos de Julio de la Puerta: De buen juego en líneas generales pero de variadas hechuras. Manso con opciones el 1º, enclasado el 2º y bueno el 3º. Muy mal presentados 4º, que tuvo movilidad, y 5º, complicado y deslucido. El 6º, con clase y opciones.

Valentín Hoyos: Ovación tras leve petición y oreja.

Fabio Jiménez: Oreja y silencio tras aviso.

Cristian González: Silencio y

Parte médico de «El Topas»:

Herida por asta de toro, cara interna tercio superior muslo derecho, parte medial del triángulo de scarpa de 10 cm, afectando recto anterior y abductor largo, contundiendo paquete vascular sin lesionarlo. Lavado de herida, revisión de hemostasia, drenaje y cierre por planos. Se traslada a Hospital Viamed Santa Angela de la Cruz

Pronostico: Grave. Le impide continuar la lidia.