Un bético asturiano vive su pasión a 800 kilómetros del Villamarín
En el corazón de Luarca, un pintoresco pueblo costero de Asturias, vive Francisco, un bético de pura cepa cuya pasión por el Real Betis Balompié ha trascendido desde su infancia hasta sus 49 años de edad. Aunque Luarca está a más de 800 kilómetros del Benito Villamarín, el amor por los colores verdiblancos ha encontrado en Francisco a un ferviente embajador.
“Soy del Betis desde pequeño. Desde que tengo conciencia, creo que soy del Betis”, cuenta Francisco, recordando cómo su afición comenzó gracias a la figura de un histórico del Real Betis Balompié. “Me gustaba mucho Calderón y empecé a ser del Betis por eso”, explica, refiriéndose al mítico exjugador bético que dejó una marca indeleble en su niñez.
La devoción de Francisco por el Betis no solo se queda en lo sentimental. Lleva tatuado en su piel un recuerdo imborrable de uno de sus ídolos. La imagen de Calderón celebrando un gol, con el escudo del Betis adornando la escena. Este tatuaje, realizado por un tatuador local de Luarca, es un símbolo permanente de su amor por el club.
A lo largo de los años, Francisco ha tenido la oportunidad de visitar el Estadio Benito Villamarín en dos ocasiones. “Hace dos años viendo el Betis-Valencia”, rememora con entusiasmo, nombrando el gol de Sergio Canales en el último minuto que le dio la victoria al Betis. Además, también ha tenido la oportunidad de presenciar un partido del Betis Deportivo, sumando así experiencias inolvidables en la casa de su equipo.
Aunque en Asturias predominan otras aficiones, Francisco se mantiene fiel al Betis. “Yo soy de aquí, no tiro por ninguno de los dos equipos asturianos”, comenta, haciendo referencia al Sporting de Gijón y al Real Oviedo. A pesar de los lazos que unen a los seguidores del Sporting y del Betis, Francisco no olvida las burlas que recibió de pequeño por ser bético en un entorno donde predominaban los equipos asturianos. “Tanto los del Oviedo como los del Sporting… me dieron mucha caña”, recuerda, lo que quizás explique su distancia emocional con sus dos equipos locales.
El bético luarqués sigue a su equipo desde la distancia, adaptándose a las circunstancias. “Normalmente lo sigo por el móvil o por la tele cuando se puede ver en abierto”, explica. Para mantenerse informado, Francisco utiliza diversas plataformas, desde grupos de Facebook hasta aplicaciones. Además, recurre a la web del Betis y a medios especializados para no perderse ninguna noticia.
En Luarca, Francisco no está solo en su afición. Otro seguidor del Betis, llamado Cándido, comparte con él esta pasión en un territorio donde el verdiblanco no es el color predominante. Pero para Francisco, ser del Betis es una cuestión de identidad, una pasión que lo conecta con su infancia y que lleva con orgullo, incluso en la otra punta de la península ibérica.
Redactor de El Pespunte