Triunfo de la terna al completo en una buena corrida de Victorino
Segundo año consecutivo de apuesta torista para la feria taurina de Osuna. Se volvió a rozar el lleno, aunque sin llegar a consumarse, y eso que habría que buscar en muchos kilómetros a la redonda un festejo con la calidad del organizado y, quizás más importante, con la presentación de los astados de Victorino de la que pudieron disfrutar los aficionados que se dieron cita en una tarde bastante interesante en el coso de San Arcadio. La terna, compuesta por los tres últimos matadores que han indultado a un toro de Victorino, salió a hombros y dos toros fueron ovacionados en el arrastre.
Curro Díaz se estiró a la verónica en su primero tras recibirlo en los terrenos del tendido 2. Un toro alto de cruz y ofensivo de cara que no dejó demasiada oportunidad para el lucimiento al de Linares. Brusco en el comienzo de la faena, Curro trató de bajarle la mano para evitar los tornillazos con los que acababa al final del embroque en la muleta. Se puso gazapón y no humilló hasta que acabó parándose entre las rayas de picar. Tras estocada baja, el diestro recogió una cariñosa ovación. En su segundo, mejor toro de la corrida, Curro Díaz bordó el toreo; clasicismo y naturalidad a raudales en una labor que encendió los tendidos. El recibo capotero a la verónica fue con esa despaciosidad y buen gusto que solo está al alcance de los elegidos. Erguido y abandonándose, domeñó la embestida del animal que soltó la cara arriba en algunos pasajes de la faena. El inició de faena al natural, fue el anuncio más inequívoco de lo que nos esperaba. La tercera tanda en redondo por la derecha dejando la muleta en la cara del número 53 de Victorino, fue larga, lenta y digna del más exquisito paladar. Supo entender a la perfección lo que el astado requirió en cada momento y lo pasaportó con una estocada fulminante. Dos orejas a una labor de toreo caro y emocionante de las que, sin la más mínima duda, quedarán en la retina de los aficionados ursaonenses.
Manuel Escribano tiró de su repertorio habitual en capote y banderillas. Recibimiento de rodillas con largas cambiadas y brillantes tercios con los rehiletes, más en el de su segundo adversario que incluso lo puso en apuros en la colocación del primer par. En el segundo de la tarde se impuso en una labor firme por la mano derecha aunque la poca repetición del astado hizo que tuviera que acabar dándole los muletazos de uno en uno con la consiguiente falta de ligazón. Oreja. Inició la faena al quinto cambiándoselo por la espalda en los medios. Respondió el toro cuando Escribano le bajó la mano y obtuvo pasajes de mayor interés. Con no poca dificultad, consiguió ligarlo por la izquierda en una tanda que debió suponer el final de la faena. Tras un aviso logró una estocada casi entera. Oreja.
Pepe Moral quiso lucir al tercero de la tarde en varas como ya hiciera en Sevilla durante la corrida de Miura. Pocas son las ocasiones en las que podemos ver en Osuna a un lidiador colocar al toro largo para acudir a tomar varas. Hay que cuidar este tercio y el de Los Palacios parece dispuesto a ello. Faena firme y seria a un toro bravo y repetidor. Moral estuvo poderoso con la muleta y consiguió exprimir cada embestida del animal, llevándolo largo en varias tandas, sobre todo por la derecha. El natural eterno también hizo gala de su sobrenombre en distintos pasajes de enorme categoría. “Estupendo”, ofensivo y corniabierto, fue aplaudido en el arrastre. El que cerraba tarde fue un toro con pocas posibilidades y, quizás, el de menos cara. Disposición de Moral que de haber acertado con los aceros podría haber refrendado un triunfo aún mayor.
Histórica tarde e histórica corrida a la que le faltó un histórico lleno. Los tres cuartos de plaza no fueron, a mi parecer, recompensa suficiente para el esfuerzo que Antonio Osuna está haciendo al frente de la gerencia de nuestra plaza de toros. Quizás consolidar la apuesta torista sea el camino, solo el tiempo lo dirá.
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