Testigo silencioso y olvidado

Aún recuerdo esas tardes al salir del colegio, cuando todos nos dirigíamos, como si de un ritual se tratara a la Plaza Rodríguez Marín, o como se le ha llamado siempre a la”Placita del Bacalao”; Marcial con sus chucherías y sus bromas nos servía como terapia tras una dura jornada escolar. ¿Quién no ha jugado nunca en este céntrico lugar?, ¿quién no ha visto pasar las horas muertas charlando en sus bancos?, en difinitiva ¿hay alguien que no guarde algún recuerdo de ella?
Y Rodríguez Marín, ahí, como testigo silencioso de nuestras andadas, nos ha visto crecer y convertirnos en ursaonenses adultos, lo cual también te hace ver, que el paso del tiempo y por qué no decirlo, de unos cuantos desalmados han deteriorado el monumento que tan merecidamente se levanta en su honor. Del verde seto que adornaba su periferia antaño, hoy día no queda ni el más leve vestigio de él, por no hablar de la placa con su nombre que nos recuerda: “Osuna a su hijo predilecto Francisco Rodríguez Marín” seguido de la fecha de su muerte actualmente imposible de leer dado que sólo quedan algunas letras que se resisten a abandonar la piedra.
Precisamente hace pocas semanas me vi en la situación, cuando paseaba por el lugar, de explicar a una simpática familia de Madrid quién era el señor que sostenía un libro y que se alzaba serio en el monumento, ya que tras varios intentos por leer lo que ponía fueron incapaces de saber la identidad de esa persona. Cuando les dije de quien se trataba y que era hijo predilecto de Osuna, su reacción no fue otra que decir: “¡Pues vaya cómo tenéis al hijo predilecto!”, lo cual me hizo pensar y que me pusiera manos a la obra para denunciar el estado de conservación del monolito y escribir este articulo.
Creo que este insigne ursaonés universal se merece un trato mejor, y desde aquí llamo la atención a las autoridades competentes para que se hagan cargo de esta situación de dejadez y restauren de una vez por todas el sitio preferente que tan debidamente se ganó en nuestra “Plaza del Bacalao”; también aprovecho la ocasión para proponer la realización de una serie de actos que honren la memoria de su nombre y su obra para que de esta forma no caiga en el olvido y hacernos sentir orgullosos de que Francisco Rodríguez Marín sea de Osuna.
Manuel Jesús Jiménez Perona
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