«¡Te quiero mucho!»
Crónica de un Domingo de Ramos en el que el fuerte solano no pudo con la alegría y la multitud

No es todavía el día del Amor Fraterno, pero ayer se respiraba algarabía desde las procesiones de palmas que organizaron las tres parroquias de Osuna. Se aventuraba, a pesar del solano, un gran Domingo de Ramos en el año del reencuentro.
Las ansias pudieron y un cuarto de hora antes se abrieron las puertas de Santo Domingo. “¡Esperad un momento que todavía tenemos que rezar!”Los jóvenes costaleros del Dulce Nombre querían mostrar la joya más pequeña y una de las más valiosas a la multitud que se agolpaba bajo un fuerte sol y un atizador viento, al que ayer, por mucho que quiso ser protagonista, fue dado de lado.
Desde un cercano balcón, la chiquillería ansiaba ver algo que tal vez no recordaba, porque 1.000 días son una vida para ellos, y gritaban: “¡Borriquita, Borriquita!…
Los que nos han dado constantes ejemplos de cómo sobrellevar una pandemia sin perder la sonrisa y el juego vieron cómo salía de Santo Domingo un Niño garboso que fue llevado como un Rey por una cuadrilla elegante por todas las calles de su discurrir.
La Agencia Estatal de Meteorología recogió el Domingo de Ramos rachas de 66 kilómetros por hora y la palmera del paso de la Sagrada Entrada Triunfal en Jerusalén no perdía el son de un pollino que pisaba los mantos que “la multitud le echaba por el camino”.
“¡Te quiero!”, le gritó desde la Residencia Virgen de Belén uno de los usuarios que siempre notan el amparo de esta Virgen pequeña, valiosa reliquia y bálsamo de heridas externas e internas.
Antes, varias generaciones descendientes de doña Eulalia Bautista, se fotografiaban delante del palio. “Tempus fugit”, mas el amor hacia Ella permanece indeleble.
Candelería apagada en una calle San Pedro bulliciosa y ansiosa de encontrarse con Ella. Cangrejeros orgullosos de haber sido sus costaleros bajo la atenta mirada de los algunos penitentes por cuyos ojales se percibía el privilegio en forma de arrugas.
Ella no se achantó nunca y fue Luz en 2020 y 2021. Ella también fue Luz en la oscuridad que el viento del sudeste arrebató a las velas en este 2022.
Ese viento del Levante procedente de una bahía salerosa fue traducido por la Virgen de los Desamparados en sones verdes toreros de Pureza marinera.
Álvaro Reina
Fotografía principal: Antonio Morón