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Tarde del Viernes Santo deslucida por el frío y la lluvia

Tarde del Viernes Santo deslucida por el frío y la lluvia

La tarde del Viernes Santo tuvo un prólogo hasta ahora inusitado, como fue la vuelta en un sobrio y solemne Vía-Crucis de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora y Madre de los Dolores desde la Colegiata hasta la iglesia de San Agustín, el cual fue una gran oportunidad para acercarse a la más pura esencia de ambas Imágenes, resultando conmovedor para el respetuoso público que se dio cita durante su discurrir.

Si bien el Vía-Crucis de la Hermandad de Jesús Caído no tuvo mayores complicaciones, a medida que avanzaba la tarde, ésta venía acompañada por la incertidumbre, ante lo cual, tanto la Hermandad de la Paz como la de la Quinta Angustia pospusieron en aproximadamente media hora sus respectivas salidas, a causa de la inestabilidad atmosférica reinante ayer.

Pasaba media hora desde las 9 de la noche cuando la Hermandad de las Angustias ponía su cofradía en la calle. Anteriormente a todo ello, la Junta de Gobierno de la Hermandad de Jesús Caído hacía una ofrenda floral a la Señora, en agradecimiento a la colaboración brindada desde la Hermandad de la Victoria en los últimos días para con la hermandad mercedaria.

Tras una salida complicada, mandada con pasmosa serenidad por su capataz y una de las voces clásicas de nuestra Semana Santa, Javier Mata, la Hermandad de la Quinta Angustia salía para que Osuna fuese partícipe de la idiosincrasia de esta cofradía, la cual es un deleite tanto para los sentidos como para el espíritu. La Virgen estaba ataviada con saya oscura con bordados dorados, al igual que el manto de salida. El paso quedaba exornado con calas y claveles blancos, y como viene siendo habitual, se contaba con el acompañamiento de una coral polifónica y música de capilla. Todo ello, junto con el abundante incienso, alcanzaba a crear una atmósfera sobrecogedora en la que la Virgen con su hijo en el regazo parecía venir bajada de entre las nubes para hacerse presente en Osuna en la gélida noche de ayer, solo al alcance del poco, pero selecto público, que desafió la desapacible temperatura.

La estampa decimonónica que cada año nos brinda la cofradía de la Quinta Angustia en la calle, alcanzó su más excelsa cota de belleza en el marco de la calle Hornillos, emplazamiento, como siempre, sobrecogedor al paso de esta cofradía. Tras ello, el paso por la carrera oficial, y casi sin percatarnos, las Angustias alcanzó el final de su desfile procesional poco antes de que fuese ya Sábado de Gloria, dejándonos ese inigualable regusto a cofradía auténticamente rancia –en el mejor de los sentidos-, despedida en sus últimos metros por unas, en ese momento, tímidas gotas de agua, las cuales se tornaron momentos posteriores en aguacero para la otra hermandad del vespertino Viernes Santo ursaonense, la Hermandad de la Paz.

En torno a las 21:00 horas se iniciaba la estación de penitencia de la Hermandad de la Paz desde la angosta puerta de la Parroquia de Consolación, en una salida ésta que conlleva una enorme complejidad para la salida de ambos pasos. Sin embargo, lo que año tras año parece imposible, volvió a hacerse realidad y tanto el Santísimo Cristo de la Pax, como María Santísima del Mayor Dolor alcanzaron su plaza, tras este complicado trance para los costaleros y capataces de ambas cuadrillas. Era el pistoletazo de salida para una estación de penitencia que, a priori, no parecía, según las predicciones que manejaban en la hermandad, fuese a tener mayores complicaciones.

Lo más destacado de esta crónica sobre lo concerniente a la Hermandad de la Paz debería ser el estreno del tallado del paso de Cristo -una auténtica maravilla, que adelanta a vislumbrar lo que será una joya para el patrimonio de nuestra Semana Santa cuando dicho portento esté del todo concluido con el dorado -, deberían ser momentos como el paso por la calle Hornillos de ambos pasos, debería ser la elegancia del movimiento del palio de la Virgen del Mayor Dolor, el buen hacer de los capataces de la hermandad, tanto Carlos Gómez como Eduardo Rodríguez, o el acertadísimo criterio musical para acompañar al Crucificado por parte de la Banda de las Tres Caídas de Dos Hermanas, repleto de marchas clásicas… Pero una vez más la lluvia se cruzó en el camino de esta sufrida hermandad. En esta ocasión al Cristo le alcanzó justo antes de la estrechez de la calle Palomo, mientras la Virgen salía de la calle Hornillos, cuando aún no se alcanzaban las 12 de la noche. Se vivieron momentos angustiosos cuando la lluvia azotaba sin piedad el cuerpo del Crucificado mientras su joven cuadrilla se esmeraba en proteger con plásticos tanto a la Imagen como al paso, en momentos que parecieron eternos. Tras ello y sin perder la compostura en ningún momento –algo digno de elogio-, la cofradía finalmente entró en su templo. Ya en su interior, se vivieron emocionantes momentos que tuvieron su banda sonora en forma de saetas, que fueron precisamente eso, flechas directas al corazón de los que allí se convocaron, alcanzándose de esta manera el final de este Viernes Santo.

Hoy nos espera el cierre de nuestra Semana Mayor con la salida de la Hermandad del Santo Entierro, esperando ansiosos la primera salida procesional de la bellísima Imagen de María Santísima en su Soledad y Amargura, titular de esta joven y pujante Hermandad, que aguarda el que Osuna pueda deleitarse de una vez por todas con su Virgen en la calle. Esperemos que así sea.

Fernando Jaime Pachón Cano

GALERÍA FOTOGRÁFICA VIERNES SANTO (TARDE-NOCHE) 2012 POR «SERGIO GARCÍA FOTOGRAFÍA«

www.sergiogarciafotografia.com

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