Quiero hablarles de El padre (Reino Unido, 2020). La película trata del alzhéimer, uno de los mayores problemas a los que podemos enfrentarnos al llegar la ancianidad.

Quiero hablarles de El padre (Reino Unido, 2020). La película trata del alzhéimer, uno de los mayores problemas a los que podemos enfrentarnos al llegar la ancianidad.
Las últimas semanas nos han dejado una publicación de gran interés. Se trata del número 22 de Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, revista de contenido seleccionado y elegante diseño.
La biografía de Juan Ramón Jiménez oculta interesantes sorpresas. Su madre, doña Purificación Mantecón López-Parejo, o la madre de esta, doña María Teresa López-Parejo Ponce de León —las fuentes no se ponen de acuerdo—, era natural de Osuna, paisana de la Colegiata, por tanto.
Durante los últimos días ha sido noticia el fallecimiento del ursaonense Manuel Maysounave Jiménez. Ha muerto a los 91 años y en Vitoria, donde residía desde los años cincuenta. El señor Maysounave, abogado, fundó el Partido Proverista, esto es, defensor de la verdad, lo que evidencia sus buenas intenciones.
Los últimos días han transcurrido con suavidad. Todo sigue igual, no hay novedades en la prensa: política, fútbol y pandemia. Ha fallecido algún futbolista y todos nos hemos enterado.
Nacida de padre ingeniero de minas —en una familia de residencia muy cambiante, por tanto—, y crecida con evidente falta de cariño materno, Lucia Berlin (1936-2004) dedicó los momentos más creativos de su vida adulta a escribir relatos. Todos ellos, más de setenta, parecen clasificables en lo que se ha venido a llamar autoficción, o ficción autobiográfica, un subgénero muy en boga en la actualidad pero apenas practicado cuando ella empezó a escribir y a publicar, en los años sesenta.
Esta semana les traigo una novela de gran interés por la corriente modernizadora que inició: Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne (1713-1768).
Durante su exilio en Buenos Aires, el granadino Francisco Ayala (1906-2009) publicó, entre otros trabajos, un libro de relatos titulado Los usurpadores (1949).
La lectura de la obra de Alejo Carpentier (1904-1980) resulta valiosa para cualquiera. Su prosa, sensual, solo puede entenderse por la influencia caribeña: es luminosa, fragante, sonora. Una sola de sus frases puede dejar en el alma un poso cálido y dulce, un temblor de la otra orilla. Y toda esa capacidad de expresión lingüística se pone a disposición de una aguda conciencia social.
Las señales de nuestro empobrecimiento intelectual son evidentes.