Sus señorías lo han hecho casi bien
La radio me despierta como cada mañana. Me meto en la ducha pero me espanta el agua. El miedo cala hasta las entrañas por los quejidos sordos que resuenan en las ondas. Por los rescates imposibles que a uno le gustaría lograr si viviese en una novela policiaca. Las historias macabras de cruel naturaleza. Un día soleado que contrasta con la tormenta de la noche anterior me sonríe. Una niña con sombrero de bruja juega apuntando la varita hacia su madre en el metro. Trata de hechizarla y ella se hace la sorprendida por su encanto, lo cual me recuerda que es tiempo de Halloween, aunque la noche más aterradora no se encuentre entre la filmografía de Hitchock y sí bajo las corrientes enfangadas de las calles principales, ahora convertidas en riadas, de los municipios valencianos.
Armengol toma la palabra desde la tribuna. El Congreso se pone en pie para rendir homenaje a las víctimas de los devastadores efectos de la DANA con un minuto de silencio. De los que han perdido a su padre, a su hija, a su pareja. De los que siguen encalomados al árbol de la vida esperando a que alguien los salve de las turbias profundidades. Sus señorías se ponen en pie. Sus señorías muestran sus respetos. Azules, rojos, morados, fucsias y verdes se levantan con solemnidad. Sus señorías lo han hecho bien. Han demostrado que lo primero es la humanidad, han recordado que antes de políticos fueron personas, que antes de portavoces fueron el padre, la madre o el hijo que alguna vez pensó que perdía a un ser querido, que antes de ser diputados fueron seres sin intereses ni ombligo al que mirarse. Aquello duró un minuto.
Después comenzaron los agravios. Que si usted y Koldo. Que si usted corrupto. Que si usted más que yo. Y así hasta que Miguel Tellado pidió la palabra sin haberlo previsto: “Suspendamos el pleno y que el Gobierno se pueda ir a trabajar y colaborar con el resto de administraciones que están haciendo frente a esta crisis”. Su señoría lo hizo bien. Levantó la mano Patxi López, dijo estar de acuerdo: “Podemos hacer una reflexión sobre que no es el momento de la confrontación política”. Su señoría se portó, lo dijo con la educación que deja a las puertas de la sala de prensa de la Cámara Baja. Habló la de Compromís —que también es la de Sumar— y agradeció a Patxi la propuesta de Miguel. Es lo que tiene el sectarismo, ni en los peores momentos eres capaz de salir de la burbuja mental para dar la mano al contrario que ha acertado en el respeto a tus conciudadanos.
Se hizo un receso de tres minutos que duró una hora. Se decidió no seguir con la sesión de control, pero sí con el pleno extraordinario cuya votación permitía al Gobierno cambiar el órgano de dirección de RTVE. El PP coló un tuit del caso Koldo que después tuvo que borrar. A la moral se la llevó el agua. Más de centenar y medio de cuerpos sin vida yacían bajo el lodo mientras sus señorías votaban a los que habían sido sus asesores para controlar la radiotelevisión pública. Duerman con eso.
La dignidad impuesta por Sumar y por los socialistas asegurando que no realizarían declaraciones políticas durante los días de luto nacional fue papel mojado en cuanto pudieron criticar a Mazón, el presidente de las alertas tardías. La cal se fundió con la arena. Lo malo tapó lo bueno. Page y Feijóo se dieron un abrazo en Letur a modo de reconciliación. Me quedo con eso, con la pizca de esperanza de la política seria y humana que seguramente tardará poco en volver a desvanecerse. Como siempre, sus señorías no lo hicieron bien.
LARGO DE PENSAR
Montilla, Córdoba. Periodista de los de antes, columnista del ahora. Escribo como tomo un buen vino: saboreando los matices.