
A DIOS ROGANDO
Teólogo, terapeuta y Director General de Grupo Guadalsalus, Medical Saniger y Life Ayuda y Formación.
Me lo confesó un compañero de trabajo en pleno desierto del Kalahari, a 10.000 kilómetros de casa. “¿Qué?”, le pregunté en tono de venga hombre déjame de historias. “Que sí, Rebolo, que soy ateo católico. Que yo creo lo que la Iglesia enseña, pero no creo en Dios”. “Bueno, Javi -le contesté-, esto es justo lo contrario de lo que le pasa a muchos católicos. Tampoco debe ser tan raro”.
Hasta entonces nunca había escuchado la expresión “ateo católico”. Pero reconozco que me fascinó. Cuando a un árbol se le corta de raíz queda vivo durante un tiempo. Quizás le pase eso a nuestra civilización. Continúa viviendo de unos valores y una cosmovisión, de una antropología y una simbología profundamente religiosa, aunque enterraron a Dios.
Pero eso no dura siempre. El culto al dios Ra duró casi 3.000 años, y llegó a configurar la cultura de Egipto de tal modo que, sin saber quién era Ra, nadie sabría interpretar casi nada en aquel imperio. Con el cristianismo ocurre lo mismo. Quizás por eso Jean Jeurès (1859-1914), socialista ateo y marxista tan atípico como honesto, se negó a la petición de su hijo para quedar exento de la asignatura de religión:
«¿Cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por tu ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?
Dejemos a un lado la política y las discusiones y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos y de los romanos y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización?
¿Querrás tú condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios? Hay que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras».
En su opinión, también hay que conocer para rebatir, porque «la libertad exige la facultad de poder obrar en sentido contrario». Quizás por eso hoy por hoy muchos ateos mantienen esta postura. Y también quizás por ello sería conveniente redefinir las clases de religión en la Escuela, para que no se confundan con la catequesis parroquial. Es necesario que en el ámbito cultural de la enseñanza, las clases de religión muestren la identidad del cristianismo, de la vida cristiana y de nuestra cultura sin exigir la adhesión de la fe. Es así como le prestan un servicio a la Iglesia, dando a conocer el mensaje cristiano; pero también a la cultura, para que un niño no se tenga que encoger de hombros ante la Sagrada Familia del Pajarito y diga que el señor de las barbas es Papá Noel.
Hay ateos católicos que sacan pasos o son cofrades. Tienen lo que se llama ahora “afición”. Otros son tan hispanistas que no entienden la identidad española sin la unidad de la tríada territorio-lengua-religión. No son creyentes, pero la hispanidad bien merece ser por lo menos un buen ateo católico. Algunos ateos católicos pertenecen al mundo de las artes, y no pueden evitar coquetear con la simbología religiosa, bien provocando, bien dialogando. Otros ateos católicos apelan a la integridad de las costumbres o a la fuerza de las tradiciones. Los hay nostálgicos y los hay con argumentos, pero el ateo católico, lejos de ser un rara avis, es lo más granado de aquella apostasía silenciosa de la que hablaba san Juan Pablo II.
Aviso a eclesiásticos: llegamos tarde al movimiento obrero y casi no nos hemos asomado al feminista. De otros movimientos no queremos ni hablar para no vernos en el espejo. No aburramos también con la acostumbrada superioridad a los ateos católicos. Son magníficos aliados. ¡De ellos cabe aún esperar grandes cosas!

A DIOS ROGANDO
Teólogo, terapeuta y Director General de Grupo Guadalsalus, Medical Saniger y Life Ayuda y Formación.