Sólo entonces…

Queridos Ursaonenses: Como la mayoría de los españoles, durante estos últimos días he sentido vergüenza al ver como nuestros representantes políticos, se jugaban “a las cartas” el futuro de nuestro país, en el supuesto debate de investidura. He visto insultos, reproches, indignación y hasta besos en la boca. Besos que respeto, aunque no creo que sea el lugar idóneo para hacerlo, lo haga quien lo haga. He sentido pena. Pena al ver como un país como el nuestro naufragaba a la deriva sin rumbo y con nada menos que 47 millones de pasajeros. He visto como, a pesar de la complicada situación que vivimos, es imposible ponernos de acuerdo entre nosotros. Ni siquiera esos que supuestamente nos representan. Ni si quiera esos, desde el primero hasta el último.

¿Saben? Hace pocos días leí un artículo acerca de Alemania que me llamó bastante la atención. El artículo hacía un breve repaso a las dos guerras mundiales (la Primera y la Segunda) de las cuales formaron parte los germanos, siendo cabezas mundiales en cada una de ellas. Además, hacía referencia también a las barbaridades que se llevaron a cabo en la época Nazi (que si los holocaustos, que si las masacres, que si el muro de Berlín…). Y, créanme, por mucho que lo intenté, ni siquiera conseguí sumar la cantidad de millones de personas que asesinaron, injustamente, en aquellos imborrables y desgraciados años. Entonces, alcé mi cabeza y pensé. Pensé por un momento en la Alemania de hoy. En el poder que tienen. En cómo han sabido, cuál ave fénix, resurgir de sus cenizas una y otra vez.  Y asimilé. Asimilé que España, nuestro país, tuvo una Guerra Civil, UNA. Una Guerra Civil en la que se hicieron barbaridades, como en cualquier otra guerra, pero al fin y al cabo, una. Una guerra de la que debemos y necesitamos tener constancia; que no debemos olvidar, pero por una única razón: para que JAMÁS vuelva a suceder. Es curioso cómo, día tras día, observamos el increíble crecimiento Alemán. Como han sabido pasar página (a pesar de las discrepancias que puedan tener entre unos y otros) y sobre todo, como están a la cabeza, no sólo de Europa, sino también del mundo. Son únicos, por muy poco que nos gusten sus salchichas, en crecimiento económico y unidad. Y todo eso a pesar de haber formado parte a lo largo de su historia, de innumerables conflictos inhumanos, no sólo entre ellos mismos, sino también con el resto del mundo. ¿Y nosotros, qué? Según la Historia la Guerra Civil española finalizó un 1 de abril de 1939. Es decir, hace exactamente 76 años. Sin embargo, el muro de Berlín fue derribado un 9 de noviembre de 1989.  Si saben sumar, que estoy seguro que sí, supongo que habrán observado que fue exactamente hace 26 años. O lo que es lo mismo: le sacamos nada más y nada menos que 50 años de ventaja a nuestros queridos compatriotas europeos. Cincuenta años de ventaja y aún seguimos hablando de rojos y azules. Cincuenta años de ventaja y aún seguimos intentando acrecentar el odio entre unos y otros. Que si izquierda, que si derecha, que si monárquicos, que si republicanos, que si fascistas, que si comunistas… Y seguimos sin darnos cuenta que ese no es el camino. Que vamos en dirección contraria, borrachos y sin frenos. La diferencia ideológica siempre existirá, está claro. De hecho, es imprescindible para el buen funcionamiento de un país. Pero que no os quepa duda que para salir adelante y crecer como potencia, SÓLO EXISTE UN CAMINO: la unidad. Estar unidos y remar todos a una. Estar unidos y respetarse unos a otros. Estar unidos y mirar por la unidad de nuestro país. Mirar por los más necesitados, por un crecimiento económico y por una justicia digna que castigue a todos por igual. Estar unidos y respetar al prójimo sean del color que sean o tengan el Dios que tenga. Dejar de ser hipócritas criticando todo aquello que nos rodea pero sin hacer nada al respecto. Porque, ¿de qué sirve quejarme de que hay gente pasando hambre, si luego llego a casa y tiro parte de mi comida al cubo de la basura? Señores, despertad. Pasemos página de una vez, y miremos al futuro. No digo que olviden el pasado ni mucho menos, pero sí que lo dejen a un lado. Porque, si Alemania ha sido capaz de conseguirlo, ¿por qué no nosotros que le llevamos 50 años de ventaja? Por favor, despertad. Abrid los ojos de una vez y sed conscientes de que cualquier extremismo es fatídico: sea la derecha o la izquierda. Por ello rechácenlos, ambos, por el bien de todos nosotros. Rechácenlos y quédense únicamente con lo que de verdad merece la pena de cada uno. Con aquello que sume y no reste. Con aquello que ayude y no perjudique. Con aquello que nos una y no nos separe. Y entonces, sólo entonces, comenzaremos a ser LO QUE REALMENTE QUEREMOS SER. Y entonces, sólo entonces, SEREMOS IMPARABLES.


Ignacio de la Puerta M. Hinojosa

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