Sin pecado concebida

España ha sido tradicionalmente el país defensor de la Inmaculada Concepción, siendo el primero al que se le concedió el privilegio de poder celebrar misas por ella en su día. Además, los sacerdotes españoles pueden vestir de azul en su honor.

La Inmaculada Concepción tuvo que ser “defendida” debido a que esta creencia se basaba en textos apócrifos, los cuales no eran oficialmente aceptados por la Iglesia, pero sí muy tradicionales. Esto provocó momentos de tensión e intensos debates.

Estos textos hablan de cómo San Joaquín y Santa Ana, ancianos y estériles, conciben por medio de un milagro a María. De esta forma, la Virgen María nace sin la mancha del pecado original con la que nacemos todos, siendo la única preparada para ser la portadora del Hijo de Dios.

A partir del siglo XVII comenzaron a emerger las primeras ciudades autoproclamadas defensoras de la Inmaculada Concepción de María, como es el caso de Granada o de Sevilla. En numerosas ocasiones, este asunto fue llevado al Vaticano por el clero español con motivo del fervor religioso que se le profesaba en nuestro país, pidiendo que fuera aceptado como dogma, algo que no ocurrió hasta el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.

No debería de pasarnos inadvertidos el papel que juega nuestra ciudad de Osuna en todo este asunto. Todo comienza con la gran devoción que le tenía el IV Conde de Ureña, don Juan Téllez-Girón, la cual parece ir heredándose de generación en generación como si fuera algo propio del linaje de los Girones. Funda la Universidad bajo la advocación de la Inmaculada, por lo que podemos observar hoy día su imagen con el Niño Jesús en la portada.
También en el Santo Sepulcro podemos encontrar una alegoría a la Inmaculada Concepción hecha por Hernando de Esturmio. En esta obra podemos ver a los padres de María, san Joaquín y santa Ana, representados a modo de árbol genealógico. En sus respectivos pechos crecen unos tallos que se entrecruzan y desde los cuales brotan azucenas, símbolo de la unión pura. Sobre estas podemos ver a la Inmaculada Concepción con el Niño, a Dios Padre coronándola reina y junto a ella, al Espíritu Santo. Dos ángeles le lanzan azucenas de pureza y rosas de santidad.

Poco antes de la muerte de don Juan Téllez-Girón, funda el Convento de la Purísima Concepción ubicado en la Plaza Mayor. Desde el siglo XVI, el día de la Inmaculada se celebra como una de las grandes fiestas de la ciudad, llegando incluso a tener dos cofradías.

Son numerosas las imágenes que podemos encontrar de la Inmaculada en nuestra ciudad. La iconografía para representarla suele usar una serie de elementos que fueron tomados de la visión apocalíptica de san Juan: “una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza”; así como del Libro de la Sabiduría: “Ella, en efecto, es más radiante que el sol y supera a todas las constelaciones”.

En el Apocalipsis además aparece encinta y derrotando a un dragón o serpiente, algo interpretado como la forma en la que vence al pecado original. De ahí que a veces se la represente pisando a la serpiente, la cual puede llevar una manzana en la boca.

Siempre la reconoceremos como una Virgen muy joven, con las manos unidas en oración y apoyada sobre media luna. En un principio se representaba de rojo y de azul y poco a poco se impone la moda de vestirla de blanco y azul, los colores de la pureza, tal y como se le apareció a Santa Beatriz de Silva. En muchas ocasiones lleva una corona de doce estrellas y tras ella vemos rayos o destellos de luz.

En Osuna se desarrolló una imagen propia de la Inmaculada difícil de ver en otros lugares: portando al niño Jesús en brazos, así como vistiendo un manto estrellado.

Silvia Núñez Fernández

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Miembro de la Asociación Haerens

Fotografía principal: Inmaculada Concepción. José de Arce, siglo XVII. Colegiata de Osuna.

Fotografía intermedia: Alegoría de la Inmaculada Concepción. Hernando de Esturmio, 1555. Sepulcro de los duques de Osuna.

 

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