Sevilla 1 – Atlético de Madrid 2 | ¿Cuál será la gota que colme el vaso?
- El Sevilla ha cosechado su tercera derrota consecutiva en Liga y enfría sobremanera sus aspiraciones europeas tras caer ante los del 'Cholo' Simeone por uno a dos

El Sevilla Fútbol Club no levanta cabeza. Ha vuelto a quedarse sin sumar por tercera jornada consecutiva pese a mostrar una versión más que decente ante el Atlético de Madrid, que al igual que ocurriera en el partido de la primera vuelta ha remontado al conjunto nervionense, en esta ocasión por un gol a dos.
Este cero de nueve provoca que la primavera sevillista de 2025 sea la más insulsa que se recuerda en lo que va de siglo. Sin objetivos, ni por arriba ni, crucen los dedos, por abajo (¡ay como al Leganés le dé por ganar mañana a Osasuna!). Nada de emoción que llevarse a la boca cuando los naranjos están en flor. Qué triste.
Los hispalenses afrontaban el duelo ante un durísimo rival con una crisis de resultados que enfila su tercera temporada consecutiva (aunque en la primera se ‘entretuvo’ en ganar su séptima Europa League), una situación societaria más que convulsa y el rejonazo anímico que supuso la derrota de hace una semana en el derbi ante el Betis.
Primera mitad ilusionante
No obstante, de inicio los de García Pimienta hicieron gala de una virtud de la que ha adolecido durante gran parte del presente curso, personalidad. Supo abstraerse de la protesta organizada por la afición en los aledaños del estadio dirigida a la dirigencia y su manifiestamente mejorable gestión del club y el consiguiente ambiente enrarecido para presentar una valiente propuesta futbolística desde el pitido inicial ante uno de los mejores equipos del continente.
Tres saques de esquina botados en los tres primeros minutos de partido eran el reflejo de la ambición de los locales, que con unas líneas tremendamente adelantadas presionaban a los jugadores del ‘Cholo’ Simeone. Fruto de este asedio llegó el gol de Lucien Agoumé, que ha firmado su mejor partido como sevillista.
El franco-camerunés mandó el balón a la red de un gran disparo desde la media luna del área visitante, aprovechando un rechace de la zaga colchonera a un centro de desde la izquierda de Pedrosa tras precioso taconazo previo de Rubén Vargas (que cayó lesionado en este lance del partido y tuvo que ser sustituido por Chidera Ejuke).
Penalti ingenuo de Loïc Badé
Apenas habían transcurrido siete minutos del choque y el Sevilla ya mandaba en el marcador. Pero ese empuje inicial se fue evaporando poco a poco para pasarle el control del balón al Atlético de Madrid. Así, en el minuto 25, sin hacer nada del otro mundo, los del ‘Cholo’ se encontraron con un penalti a favor cometido ingenuamente por Loïc Badé, que derrumbó de manera clara al británico Connor Gallagher dentro del área. Julián Álvarez fue el encargado de ejecutar la pena máxima, engañando con suma facilidad a Nyland.
Con tablas en el marcador terminó una entretenidísima primera mitad, en la cual podría decirse que el Sevilla ganó ligeramente a los puntos a su lustroso rival. La segunda, por contra, fue mucho menos divertida, por momentos plomiza, terreno en el que este Atlético de Madrid se mueve como pez en el agua. Poco a poco los rojiblancos fueron percatándose de la inoperancia ofensiva del Sevilla, especialmente la del delantero centro elegido hoy por García Pimienta, el fichaje invernal Akor Adams. El nigeriano ha firmado un pobrísimo debut como titular, hasta el punto de que acaso mejoraría en la photo finish a su compatriota Iheanacho en una hipotética comparativa de rendimiento como sevillistas.
‘¡Directiva, dimisión!’, ‘¡Junior vete ya!’ y ‘¡Orta vete ya!’
El ambiente en las gradas era cada vez más crispado, el cual alcanzó su paroxismo cuando todavía no se había alcanzado el minuto sesenta de partido, cuando desde la grada de Gol Norte, donde se encuentran los Biris, se lanzaron al terreno de juego una ingente cantidad de bolas de papel amarillas que obligaron al árbitro a parar el encuentro. El objetivo por parte de grupo ultra de tener visibilidad se había conseguido. Fue en ese momento cuando se escucharon en todo el graderío con más nitidez que en toda la temporada los ya clásicos cánticos de ‘¡Directiva, dimisión!’, ‘¡Junior vete ya!’ y ‘¡Orta vete ya!’.
Llegados a este punto, impulsados por los tropiezos del Barcelona y el Real Madrid, la lujosa nómina de atacantes colchonera comenzó a oler la sangre y fue ganando metros en la batalla establecida en el centro del campo. Se mascaba el gol en cada acercamiento.
Llegó cuando más duele, otra vez en el descuento (93’), tras una gran jugada de Pablo Barrios que finalizó con un disparo desde fuera del área imposible para Nyland.
La afición, cansada de tanta mediocridad, exige tabla rasa en todos los estamentos del club: desde la junta directiva, hasta la dirección deportiva, pasando por el entrenador y la inmensa mayoría de la plantilla. Acaso sea pronto para que rueden cabezas, pero la concatenación de algún resultado negativo más puede precipitar algunas decisiones previstas para el verano. ¿Cuál será la gota que colme el vaso?
