¿Sabías que el caballo tiene un pelo “de invierno”?


Los caballos, como muchos otros animales, desarrollan una capa de pelo más gruesa durante el invierno. Esta capa, conocida como pelo de invierno, les ayuda a protegerse del frío. Según el jinete ursaonense Antonio Angulo, “los caballos suelen echar una capa de pelo más gruesa en invierno para protegerse del frío”.
Esta capa extra de pelo comienza a caer con la llegada de la primavera, en un proceso conocido como “pelecho”. Durante esta época, los caballos pierden su pelo invernal, lo que facilita su adaptación al cambio de temperatura.
Beneficios y complicaciones del esquilado
El esquilado o corte de pelo en los caballos tiene sus pros y contras. En palabras de Angulo, “por estética y por higiene, especialmente en caballos que compiten y sudan mucho, se les pela para que tarden menos en secarse”. Sin embargo, advierte que es crucial “acompañarlo de una buena manta preparada para protegerlos del frío”.
El pelo grueso de invierno puede generar problemas de higiene. Angulo explica que “si el caballo se moja, tarda mucho en secarse, lo que provoca que el sudor se acumule y se forme una capa de suciedad”. Esto puede derivar en problemas de piel si no se maneja adecuadamente.
En contraste, los caballos en libertad gestionan este problema de manera natural. “Mediante revolcarse en el barro o frotarse contra los árboles, eliminan la suciedad que se acumula en su pelo grueso”, señala Angulo.
Diferencias entre caballos castrados y no castrados
El tipo de caballo también influye en la necesidad de esquilado. Según Angulo, “los caballos no castrados, debido a la testosterona, tienen una capa de grasa que los protege y no echan tanto pelo en invierno”. En cambio, los castrados tienden a desarrollar más pelo y requieren mayor cuidado para evitar acumulación de sudor y suciedad.
Angulo destaca que el uso del caballo también determina el manejo del pelo. “Si no lo pelas, debes tener más precaución con la capa de sudor seco para evitar heridas y problemas de piel”.
Riesgos de los cambios bruscos de temperatura
El esquilado también puede aumentar el riesgo de resfriados y problemas musculares. “Al no tener su capa natural de pelo, son más propensos a enfriarse, especialmente si no se les permite secarse adecuadamente después de trabajar”, comenta Angulo. Además, advierte sobre los peligros de los cambios bruscos de temperatura, que “pueden causar parálisis en la musculatura dorsal, incluso en caballos no pelados”.
Por tanto, la decisión de esquilar a un caballo debe ser cuidadosamente considerada, teniendo en cuenta las condiciones de su entorno y su uso específico.