Razones para leer la novela titulada Jakob von Gunten


Nos encontramos ante la obra de un autor peculiar. Robert Walser (1878-1956) fue poseedor de una sensibilidad muy especial, posiblemente enfermiza. Varios de sus familiares directos se suicidaron y él mismo intentó hacerlo en alguna ocasión, pero seguramente con poca convicción porque no tuvo éxito. Walser escribió novela y, sobre todo, textos de difícil etiquetación para la prensa, y lo hizo de manera muy prolífica, casi obsesiva, quizá apremiado por necesidades económicas y, sobre todo, por un concepto maniaco del trabajo, relacionado, quiero pensar, con la cultura hebrea. Esa manera de trabajar lo condujo al colapso y este a un sanatorio mental, donde pasó los últimos veinte años de su existencia. Allí llevó una vida muy sana, en contacto con la naturaleza, pero no volvió, según parece, a escribir obras de creación, solo cartas para familiares y amigos. Era suizo, natural de Biel, y como tal vivió a menudo rodeado de unos paisajes coronados por montañas y salpicados de lagos, esos cuadros naturales capaces de afinar la sensibilidad de la más zafia de las personas. Compartió editor con Franz Kafka, a quien claramente influyó en la creación de personajes impotentes para salir de un entorno opresivo, colocados contra su voluntad en un mundo irracional, contradictorio y absurdo. Walser tuvo entre sus deseos de juventud ser mayordomo, y llegó a estudiar en una escuela alemana dedicada a preparar a estos profesionales de la obediencia y el servicio, incluso trabajó unos meses como mayordomo en un castillo. Las experiencias del centro de formación y del empleo, unidas a su peculiar forma de sentir, propensa a la sumisión, le llevó a crear el personaje de Jakob von Gunten y el centro docente «Instituto Benjamenta», regido por los hermanos Fräulein Lisa y Herr Benjamenta. Ellos son la base de la novela Jakob von Gunten, la que les traigo hoy. En ninguna de sus páginas se menciona el nombre de la ciudad donde este centro educativo, dedicado a formar servidores de personas ricas, está situado. Por algunos pasajes de la novela, donde se describe la vida de una gran ciudad, parece tratarse de Berlín, la población donde Robert Walser realizó ese curso de mayordomía, pero en otro lugar de Jakob von Gunten se afirma que la ciudad solo posee veinticuatro mil habitantes, dato que vuelve más complicada la localización. Este dato, en cualquier caso, no es necesario. Lo realmente relevante de esta novela —corta aunque de gran intensidad— es la creación del ambiente del Instituto Benjamenta, potenciado en su capacidad de crear inquietud por un suspense sutil, aumentado en las páginas finales. La sensación de desasosiego se halla reforzada por el hecho de que lo narrado sucede en el mismo momento de la escritura y en primera persona, pues Jakob es el protagonista y el narrador, siempre desde un restrictivo punto de vista único y condicionado por un desconocimiento del futuro parejo al del lector. El Instituto Benjamenta es un lugar surrealista, donde no se aprende nada, ni siquiera hay enseñantes. Posee, eso sí, reglas peculiares y muy estrictas en cuanto al comportamiento de los estudiantes con los dos hermanos Benjamenta, los cuales cumplen el papel de los futuros señores a los que se supone que los alumnos, una vez formados, van a servir. La atmósfera en la que los estudiantes viven es opresiva, aunque para compensar pueden salir de paseo algún día de la semana, tiempo que Jakob aprovecha a veces para visitar a un hermano suyo que está muy bien relacionado en la ciudad y al que Jakob parece envidiar. Digo parece porque los deseos íntimos de Jakob a menudo resultan contradictorios, como muchos de los extremos de esta narración, evanescente, poco sólida, en extremo, cualidad que le añade interés.
No es esta una lectura al uso. Se trata de un texto diferente, precursor, visionario, abridor de caminos. Fue publicado por primera vez en 1909, y esto lo hace especialmente valioso. Junto con Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, cincuenta años anterior, y algún otro texto que aún se me escapa, Jakob von Gunten tuvo que formar parte del sedimento necesario para alumbrar la revolución artística de las primeras décadas del siglo xx, hoy, en general, bastante olvidada a no ser por los centenarios de las obras, que siempre sirven de acicate para su reedición y su conocimiento por parte de nosotros, los lectores.
Robert WALSER, Jakob von Gunten, Madrid, Ediciones Siruela, 2024. Traducción de Juan José del Solar. (Existe una traducción de los años setenta de Juan García Hortelano y Carlos Barral, pero ni siquiera la he hojeado, no sé cómo será).
CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.