¡Qué presión, tú!
Fui a comprar un estropajo y no había estropajos sueltos; busqué entonces el pack (paquete, lote, conjunto) de dos, pero no había pack de dos; había pack de tres; en la caja ponía “2 + 1”, es decir, que yo compraba dos y me regalaban uno; yo agradecí el regalo, pero sólo (solo) necesitaba uno; de verdad, sólo necesitaba uno; yo calculaba que con uno tendría para mucho, mucho tiempo; pero no vendían uno suelto. Ahora tengo en mi casa tres estropajos; que lo sepan mis herederos, que espero dejarles algo más, pero que al menos dos estropajos estarán nuevos.
Hace poco salí a comprar cerillas. Siempre habrá quien diga que eso ya no se usa. Para los que digan esto, quiero que sepan que tengo un encendedor de cocina, pero me gusta tener cerillas y yo creo que tengo necesidad de tenerlas, para determinadas cosas. ¿Que para qué? Pues, por ejemplo, para encender las varitas de incienso; también hay veces que el termo se pone farruco -que no quiere encender por sus propios medios- y tengo que echar mano de la clásica cerilla; etc. No, mi encendedor no da llama, da chispa. Total, a lo que iba, que yo con una caja tenía de sobra, con una caja tengo para mucho tiempo, porque una caja trae aproximadamente 100 safety matches (fósforos de seguridad), pero no vendían cajas sueltas; si hay packs de dos, yo no los encontré; encontré packs de tres. Ahora tengo en mi casa tres cajas de cerillas; que lo sepan mis herederos, que espero dejarles algo más, pero que al menos dos cajas de cerillas estarán sin empezar.
Cuando voy a comprar medio kilo de tomates para el gazpacho vengo nervioso, desasosegado,… Cuando me sitúo frente a los tomates veo tomates de pera, tomates canarios, tomates rosa, tomates kumato, tomates verdes fritos, tomates de ensalada, tomates en rama, tomates cherri,… Cada uno con su precio respectivo, diez, veinte, treinta céntimos arriba y abajo. Pero ninguno pone: tomate pal gazpacho.
¿Y cuando me llega al buzón la publicidad del supermercado ese grande –no quiero decir nombres, ese que antes se llamaba Continente-? Un folleto con un montón de páginas, todas ellas bien apretaditas de ofertas, ofertas de lleve dos pague uno, lleve tres pague dos, lleve un palé pague medio, descuento de tanto por ser socio de nuestro club de clientes, regalo sorpresa si usa la app, también dispone de nuestro cheque-ahorro, comprando tanto regalamos cuanto, por un litro de aceite regalamos un mollete, descuento de equis por ciento en los vales de caja para su próxima compra, en pañales, en langostinos, en chancletas pa la playa, en leche semidesnatada, en salchichones, en… etc, etc. Francamente, no estoy preparado para descifrar esos folletos; ni cogiendo un folio, un bolígrafo y una calculadora he sido capaz de hacer la lista de la compra.
En fin, como me veo que de salud no estoy mu católico, he querido ser previsor y he ido a comprar un nicho. Vale, santígüense o toquen madera, hagan lo que quieran, pero es la verdad. Sí, sí, no se me adelanten: sí los venden sueltos, sí venden uno solo; pero me dijeron que por un poco más, me podía “llevar” dos y, que si compraba dos, me regalaban un tercero. Yo sólo (solo) necesito uno. Pero, me persuadieron; la oferta era buena; no me pude resistir. Que lo sepan mis herederos, que espero dejarles algo más, pero que al menos dos nichos estarán vacíos.
Yo comprendo que algunos lectores puedan pensar que ponerse a escribir de esto, de estos asuntos tan personales y tan triviales con las cosas tan importantes que tenemos encima, como dramáticas elecciones a corto y medio plazo, la ley del sí es sí, la ley de bienestar animal, la ley de la vivienda, la muerte lenta de Doñana, el final de la Liga, el desenlace de la Champion, la sequía, la subida brutal de los precios, el estado de la Sanidad, el estado de la Justicia, el estado de forma de Rafa Nadal, Ucrania y los hijos de Putin, los delincuentes inimputables, etc, etc., pues ponerse a escribir de esto puede resultar una frivolidad. Pero es que es mucha presión, tú, son muchos problemas para mí y para el ciudadano en general y, tal vez, con uno solo tendríamos bastante.
Antonio G. Ojeda
LO QUE ME RONDA POR LA CABEZA
Nace en Osuna (Sevilla) en mayo de 1958. Es Maestro especialista en Lengua y Literatura y en Educación Infantil.
Ha colaborado en la realización de libros de texto con las editoriales Alborada y S.M. –Equipo “Blanca de los Ríos”-. Ha publicado artículos de opinión en algunos diarios y revistas, como Sur, Jaén, Andalucía Libre, Grupo Publicaciones del Sur,…
Desde muy temprana edad tiene metido en los sueños y en la sangre “el veneno” de la lectura y la escritura, lo que ha dado lugar a la publicación de algunos libros de artículos, relatos para niños y adultos, poesía… y hasta un diccionario de humor.