
El municipio sevillano celebra de El Ronquillo cada madrugada del 24 de junio una de sus tradiciones más singulares: los hombres dejan mensajes de amor o desamor en las ventanas de las mujeres, utilizando un lenguaje de plantas que pervive generación tras generación.
Con la llegada de la noche de San Juan, El Ronquillo se transforma en un escenario de misterio, tradición y emoción contenida. Lo que para muchos es solo la víspera de un día festivo, para los ronquilleros significa mucho más: es el momento de revivir La Enramá, una costumbre centenaria en la que el amor, y a veces el desamor, se expresa sin palabras.
Cuando cae la noche, los jóvenes del municipio salen en silencio a los campos cercanos. Buscan flores, ramas y plantas que no solo decoran, sino que hablan. Cada especie vegetal tiene un significado asociado mediante rimas populares que todos en el pueblo conocen. La tradición manda que estas ramas se coloquen en las ventanas de las jóvenes mientras ellas duermen. Al amanecer, descubrirán si alguien pensó en ellas… y qué quiso decirle.
Un mensaje a través de la naturaleza
La Enramá no necesita papel ni tinta. Las plantas son el mensaje, y su sentido se transmite a través de un código oral que ha pasado de abuelos a nietos. Algunas de las rimas más conocidas son:
- Mastranto: Te quiero tanto
- Olivo: Nunca te olvido
- Rosa: La más hermosa
- Álamo: Te amo
- Romero: Lo que yo más quiero
- Espiga de trigo: Amiga y amigo
Pero no todos los mensajes son dulces. También hay espacio para la crítica o la burla, en tono jocoso, con plantas como:
- Ortiga: Dios te maldiga
- Encina: Guarra y cochina
- Higuera: Vete a la esterquera
- Laurel: No volveré
- Yedra: Corazón de piedra
Este lenguaje vegetal forma parte del patrimonio inmaterial del municipio. No es necesario firmar el ramo: quien lo recibe sabe interpretar su significado como si de una carta abierta se tratara.
Mensajes secretos florecen en la noche más corta del año
La dinámica se repite año tras año. Las chicas del pueblo se acuestan temprano, entre la curiosidad y la esperanza. Mientras tanto, los chicos recorren caminos, huertos y laderas para encontrar las plantas que mejor representen lo que desean transmitir. Algunas declaraciones son románticas; otras, irónicas. Todas, sin excepción, respetan la regla no escrita del anonimato.
Con las primeras luces del día de San Juan, las jóvenes abren las ventanas. En las rejas encuentran ramas cuidadosamente colocadas. Entonces empieza la interpretación: un ejercicio colectivo de memoria popular donde la flora habla con una voz reconocible para todos.
Tradición viva
La Enramá se mantiene vigente gracias al arraigo de la comunidad y al impulso institucional. El Ayuntamiento de El Ronquillo, con la colaboración de la Diputación de Sevilla, promueve la conservación y divulgación de esta tradición.
Este año, además, la Asociación de Mujeres Romero y Jara ha organizado una exposición en la fuente de la Plaza de España. En ella pueden verse numerosas plantas acompañadas de sus significados populares, ofreciendo así una oportunidad para conocer o redescubrir este peculiar código sentimental.
La Enramá es una expresión cultural viva, una forma de comunicación única que mezcla el entorno natural, la oralidad y el sentimiento humano. En El Ronquillo, cada San Juan, las flores no solo adornan: dicen lo que el corazón calla.
