¿Qué es ahora ser de izquierdas?
Es una duda que me lleva un tiempo quemando: qué es ahora mismo ser de izquierdas, qué significa, cuáles son los valores y las demandas del progresista español contemporáneo, qué es ser rojo en nuestro país en la actualidad.
¿Ser de izquierdas es condenar con la boca chica las cacicadas de Maduro? ¿Aceptar de buen grado que Zapatero esté callado como una puerta dejando claro que no es más que la meretriz de un tirano que le ha costeado la jubilación? ¿Seguir defendiendo, sin ser capaz de apearte del burro, a un traidor que se hizo pasar por periodista, cuando en realidad era un espía, y que anteayer fue recibido con honores por Putin?
¿Ser de izquierdas es avalar que el presidente del gobierno no dé ni una santa explicación sobre los casos de corrupción que sobrevuelan su gobierno? ¿Defender a capa y espada a una señora que ha usado la influencia de su marido para hacer negocios y acceder a cargos a los que ninguna persona de a pie podría acceder? ¿Transigir con que un mandatario se pase por el forro las preguntas de los medios de comunicación alegando que son ‘cuestiones valorativas’?
¿Ser de izquierdas es celebrar que se rompa la solidaridad entre comunidades autónomas? ¿Consentir que se haga añicos la igualdad de los ciudadanos ante la ley y que se canjeé por 7 votos para hacer descansar un gobierno en los caprichos de un prófugo que, además de prófugo, es un reaccionario como la copa de un pino? ¿Tragar con que los independentistas, los más elitistas e insolidarios, extorsionen a un país que está a merced de sus antojos? ¿Repetir que se ha acabado con el procés cuando se les da justo todo lo que piden?
¿Ser de izquierdas es aplaudir con las orejas a un ejecutivo estéril que no tiene presupuestos, que lo único en lo que se basa es en la división y el enfrentamiento? ¿Colocarse detrás de un muro imaginario y hacerle el juego a la demagogia más abyecta y barata?
¿Ser de izquierdas es ser igual de fanático que un ultraderechista, pero a la inversa? ¿Rendirle pleitesía y sumisión a un señor que está todo el día mintiéndote en la cara? ¿Comprar argumentarios prefabricados y seguir como borregos los dictados y las consignas de una pandilla de amorales cuyo único fin es resistir en la poltrona?
De verdad, qué es ser de izquierdas. ¿Ponerse un triangulito colorado hacia abajo en la biografía de Twitter? ¿Usar mucho el emoticono del puñito en alto? ¿Hacer de menos a Nadal y a Alcaraz? ¿Montar un cirio con una chavala que ha utilizado la psicosis wokista para lucrarse? ¿Vivir anclado en el guerracivilismo? ¿Ver a Franco en todas partes? ¿Tener la memoria muy desarrollada para lo que no se vivió y sufrir una amnesia crónica para lo que ocurrió hace tres días?
En serio, ¿ser de izquierdas solo es no ser de derechas? ¿Ser de izquierdas solo es odiar a Ayuso, a Abascal y a Feijóo? ¿Cargar las tintas contra el único barón socialista que se ha mantenido en lo que dijo? ¿En eso se sustentan los mimbres del progresismo ahora? ¿En el odio y nada más? ¿En el cálculo simplista y ridículo? ¿Dónde está la igualdad, la conciencia de clase, el espíritu crítico, la solidaridad? ¿Dónde está esa izquierda que derribaba muros y no los construía? ¿Dónde está esa izquierda electrizante, rebelde, indomesticable? ¿Dónde está esa gente de firmes creencias a las que no le gustaba que les tomasen el pelo, que un señorito los tratase como sirvientes? ¿Dónde está ese zurderío orgulloso de Anguita? ¿Dónde está ese progresismo que se sustentaba en la ilusión, en el avanzar?
Sánchez y sus delirios maquiavélicos han anestesiado a una izquierda que ya no es izquierda, ahora solo es un rebaño de ovejas pastoreado por un líder sin más ideología que su rostro y su supervivencia. Pregúntate, amigo progresista, qué es para ti ser de izquierdas. Pregúntate, de verdad, si te merece la pena seguir traicionándote a ti mismo.
EL POYETE
Sevilla, 2001. Caballo de carreras de fondo, escritor de distancias cortas. Periodista, bético, sevillano.