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Más de un centenar de personas se dieron cita en las inmediaciones del festival Icónica Sevilla Fest para mostrar su rechazo a que este evento musical se celebre en la Plaza de España. La manifestación, impulsada por la asociación Sevilla se muere, estuvo respaldada por la Asociación Vecinos Puerto de Sevilla, en un acto encabezado por sus presidentes, David López Viera y Diego de Caral, respectivamente.
Los convocantes subrayaron que su protesta no está dirigida contra la existencia del festival en sí, ni contra la oferta cultural o musical que representa, sino contra su localización en uno de los enclaves patrimoniales más emblemáticos de la ciudad. “No estamos en contra del Icónica, pero sí lo queremos fuera de la Plaza de España”, sentenció López, quien insistió en que este tipo de eventos suponen un riesgo real para el estado de conservación de la plaza, que ya arrastra problemas estructurales y de vandalismo desde hace años.
Durante su intervención, el presidente de Sevilla se muere argumentó que cada edición del festival provoca daños directos en los elementos patrimoniales del entorno, con baldosas y piezas cerámicas rotas, así como un deterioro del entorno natural. “Se han llegado a provocar incluso muertes de especies animales que habitan en los estanques de la plaza, debido al ruido y al estrés que generan estos eventos masivos”, señaló. Como alternativa, López propuso que se acometan las reformas necesarias en el Auditorio Rocío Jurado, en la Isla de la Cartuja, para trasladar allí los conciertos “sin perjudicar el corazón monumental de la ciudad”.
Ruido, impacto en la salud y banalización del patrimonio
A continuación, Diego de Caral puso el foco en el impacto acústico que el Icónica Fest provoca en zonas residenciales cercanas. “El ruido es tortura, el ruido mata”, afirmó, en un alegato sobre el derecho al descanso. Según denunció, los vecinos de barrios como El Porvenir, Los Remedios o incluso Los Bermejales sufren las consecuencias del volumen de la música, que se prolonga durante horas y afecta especialmente a personas mayores, menores y trabajadores con turnos nocturnos. “El ruido es una pandemia a nivel nacional”, recalcó.
El acto finalizó con la lectura de un manifiesto conjunto en el que ambas asociaciones denunciaron el uso “comercial” del patrimonio histórico sevillano y reclamaron que se respeten tanto los espacios monumentales como los derechos vecinales. En este sentido, también se refirieron a otras iniciativas culturales promovidas por las instituciones, como las proyecciones lumínicas en los jardines del Alcázar, que consideran igualmente invasivas y perjudiciales. “El Alcázar lo han transformado en Alicia en el País de las Maravillas”, afirmó López. “A ese lugar se va a ver el Gótico, el Palacio del Rey Don Pedro… no a una proyección multicolor”.
Tanto López como De Caral hicieron un llamamiento a la ciudadanía para que se movilice en defensa del patrimonio y la convivencia urbana. “Si no reaccionamos ahora, acabaremos naturalizando que nuestro legado histórico se use como decorado sin ningún tipo de sensibilidad”, concluyeron.
