¡Póngame un pinchazo! Las inyecciones Intramusculares, cuándo y por qué deberíamos evitarlas
Cuando sentimos dolor ya sea lumbar, de muelas o de cabeza solemos buscar una solución rápida para aliviarlo. Para muchos, la inyección intramuscular aparece como el “remedio mágico” que alivia cualquier malestar de manera inmediata y solemos solicitar al médico que nos atiende “un pinchazo”. Sin embargo, pocas personas saben de los riesgos que esta práctica conlleva y cuándo realmente está indicada.
En mi experiencia como médico, he reflexionado en varias ocasiones sobre el uso de esta vía de administración tras atender casos preocupantes como abscesos glúteos, algunos verdaderamente terroríficos, que han derivado en complicaciones graves. Es fundamental, concienciar a los pacientes sobre el uso adecuado de las inyecciones intramusculares, para que su empleo sea seguro y beneficioso.
¿Qué es una inyección intramuscular?
La inyección intramuscular es una técnica que introduce medicamentos directamente en los tejidos musculares profundos, una zona con un abundante flujo sanguíneo que permite la absorción rápida del fármaco, aunque en algunos casos no sabemos cuánto se absorbe. Es una de las cuatro vías parenterales disponibles, junto con la intravenosa, subcutánea e intradérmica. Sin embargo, no todas las sustancias ni todos los pacientes son candidatos ideales para esta vía.
El lugar donde se pone la inyección se selecciona cuidadosamente, considerando factores como la edad del paciente, la masa muscular, el tipo de medicamento y la cantidad de líquido a inyectar. Las zonas más comunes son varias, pero el músculo glúteo mayor es el más utilizado para el típico “pinchazo”.
¿Cuándo debemos evitar esta práctica?
A pesar de su popularidad, la administración de medicamentos por vía intramuscular no está exenta de riesgos. Los errores más comunes incluyen:
- Dosis y mezclas inadecuadas: Es frecuente encontrar indicaciones que combinan varios medicamentos en una única inyección. Esto puede aumentar el riesgo de reacciones adversas o causar irritación severa en los tejidos.
- Infecciones y abscesos: La falta de una técnica aséptica rigurosa, el uso repetido de la misma zona de punción o medicamentos mal tolerados pueden provocar infecciones locales. En casos severos, estos abscesos requieren drenajes quirúrgicos.
- Lesión nerviosa o vascular: Una inyección mal colocada, especialmente en el glúteo, puede dañar el nervio ciático o vasos sanguíneos cercanos, causando complicaciones duraderas
- Riesgo innecesario frente a otras alternativas: Por ejemplo, en pacientes anticoagulados, con el conocido Sintrom® por el riesgo de sangrado. En muchas ocasiones, existen vías menos invasivas y con resultados similares, como la oral o sublingual.
¿Cuándo está justificada?
Las inyecciones intramusculares son necesarias en situaciones muy específicas:
- Cuando el medicamento no puede administrarse por vía oral, ya sea porque se destruye en el estómago o porque el paciente no puede ingerirlo.
- En situaciones de salud que requieren una acción rápida pero no tan inmediata como la intravenosa.
- En tratamientos específicos como vacunas, ciertos antibióticos o medicamentos hormonales.
En estos casos, la decisión debe ser tomada con cuidado, considerando factores como el peso y estado general del paciente, así como su historial médico.
Por tanto, las inyecciones intramusculares no son el enemigo, pero tampoco el “todo en uno” para aliviar el dolor. Los profesionales sanitarios, deberían fomentar un diálogo informado y transparente con los pacientes, explicando los beneficios y riesgos de cada tratamiento. Solo así evitaremos complicaciones y promoveremos un uso responsable de esta vía de administración.
Para la próxima vez que tengas dolor, en lugar de pedir directamente un pinchazo, confía en tu médico para elegir el tratamiento más adecuado. La salud no tiene atajos, y todas las decisiones cuentan.
QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
Autor del Blog: www.medicorural.es