Paralelismo

Hace pocas semanas que murió, a los 93 años, Ben Bradlee. Posiblemente el ursaonense de a pie, lo primero que diga: ¿y quién es ese? Pues resulta que este señor fue el director y “Alma Mater” de un periódico –The Washington Post- que dirigió la investigación de dos extraordinarios periodistas (Woodward y Berstein), que juntos consiguieron un triunfo ejemplar sobre la corrupción del poder: El caso Watergate, poniendo de patitas en la calle al mismísimo Richard Nixon, el único presidente que ha sido “despedido” (oficialmente dimitió) de la Casa Blanca en toda la historia de los EEUU, por mentir a la nación y hacer uso (más bien abuso) de los recursos y los poderes del Estado en beneficio propio y de su partido. Bien pensado, el señor Nixon pudo darse con un canto en los dientes. Kennedy no tuvo tanta suerte, y eso que ni mintió ni abusó del poder… Sólo se enfrentó al “Gran Hermano”. Pero esa es otra cuestión.

Me viene a la mente el paralelismo -¿o todo lo contrario?- entre aquella prensa y la nuestra; entre aquella sociedad y la nuestra actual, en que vivimos en el seno de una corrupción tan escandalosa, que por lo habitual de la misma, corremos el riesgo de considerarla como “normal”, y frente a la cual, una parte demasiado importante de la prensa ha perdido la objetividad (si es que la tuvo), adoptando un papel partidista de ocultación, justificación e incluso defensa de ciertas conductas y personajes cuando éstos son de su propia cuerda, mientras cargan las tintas sobre los del bando contrario, dejando ver a las claras, que lo de menos es el hecho a denunciar; lo importante es si lo ha hecho uno de los míos, o del enemigo (al que eufemísticamente llaman adversario), para así tomar una postura u otra.

Lamentablemente, esta parte demasiado importante de la prensa es mercenaria y funciona “al dictado”.

No hay más que ver lo que está ocurriendo con el “fenómeno Podemos”. Es éste un partido del que en realidad sabemos muy poco:

– Que está integrado por gente de todo tipo, pero en su mayoría, profesores universitarios, funcionarios y profesionales liberales.

– Que tiene que ver con los movimientos de protesta de una sociedad harta de políticas que benefician a las grandes empresas y los bancos, mientras masacra a las clases medias y trabajadoras.

– Que protesta contra las desigualdades sociales y económicas generadas por estas políticas.

– Que protesta contra la corrupción escandalosa de unos partidos mayoritarios, con una perversión política de los fines en beneficio de unos pocos…

– Y que por anunciar unas políticas alternativas para combatir todo eso, les tachan de “radicales” en el peor sentido de la expresión, buscando espantar al electorado, no vaya a ser que se les acabe el “momio-pesebre” a quienes creen tener en exclusiva el patrimonio de la patria.

Y poco más…

Las encuestas inmediatamente previas a las elecciones andaluzas situaban a “Podemos” como la tercera fuerza política a nivel nacional. Pero otras de pocos días/semanas antes, llegaron a colocarle hasta en el primer o segundo puesto, cosa que hizo saltar las alarmas y poner en marcha la maquinaria de la propaganda disfrazada de “información”, que tanto y tan bien funciona, haciendo bajar las expectativas electorales de esta formación. Y esa máquina es rentable a corto y medio plazo para el columnista y todo ese tipo de “periodista”, y por supuesto para sus periódicos cuyos “fieles” aplauden de forma entusiasta, sea o no cierto lo que digan; jugando con las medias verdades; equiparando los rumores con los hechos contrastados, y sobre todo ocultando información. No hay tertulia política (y mira que hay cantidad de ellas), ni espacio de análisis en donde se repasan tanto la acción del gobierno como de la oposición, en la que conspicuos analistas (siempre los mismos) emplean la mayor parte de su tiempo hablando (mal, por supuesto) de Podemos. A largo plazo, la rentabilidad redunda siempre en el “patrocinador”, sea el partido, la empresa o el banco.

La “oferta de última hora” es la “Recuperación Económica”. Con esa tenemos previsto volver a ganar. Como los bancos y las grandes empresas salieron de la crisis (¡y de qué manera!)…España ya salió de la crisis… luego: ¡España va bien! No se sabe a dónde… pero ¡va bien! Lo de los españoles es otra cosa. No hay más que ver la diferencia que existe entre la España oficial que pregonan los portavoces del gobierno y sus “delegados” en los diferentes órganos de “información”, y la España que reflejan los informes de Cáritas o Cruz Roja. Los españoles cuando decimos de algo que es, “oficialmente… tal o cual”, lo que queremos decir es que es mentira.

Tres cuarto de lo mismo viene a ocurrir con el tratamiento que la prensa está dando a los desencuentros internos de IU, UPyD, y al de éste con Ciudadanos ¿Qui prodes delicti?

Por muchas milongas que cuenten en la radio-televisión pública (convertida en privada, gracias a su Consejo General) no podemos esperar que la regeneración moral y política venga de la mano de estos gobernantes, y mucho menos con esta prensa. Ni aunque sembraran de carnets el poder judicial… o pusieran un cartel con cinco estrellas en la puerta de las prisiones… por si las moscas.

Cuando pienso en la prensa que tiró a un corrupto como Nixon y ésta nuestra, que en vez de tirarlos, los sostiene, recuerdo la definición de Paralelas: “Líneas equidistantes que nunca pueden encontrarse”.

No corren buenos tiempos para la ética.

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